Escribir de uno de los tesoros de Loreto sería metafóricamente como un imposible para un ser tan humanamente “langostino” como yo. Intentar siquiera describir a mon cher écrivain sería un intento que, sinceramente, no me atrevo a realizar.
Pero hablar de ti, mi amigo, El Escritor, es algo que encantada puedo hacer… Y me puedo jactar de que fuiste el primer loretano en leer este humilde y figuretero blog, que sólo habla de chicha y limonada. Ah si, by the way, es imposible obviar tu mmm “tropical” naturaleza de ingeniero (no hay nada perfecto en la vida dicen…)
El día en que comencé a conocerte, fue por demás mágico… estaba como recién bajadita en El Milagro. Mi amiga Kristin se había quedado en el pabellón donde dormimos y yo me había ido a la biblioteca del ISTEM, en medio de la hermosa nada y a la vez todo: rodeada cual (bella, cough) Amazonas por el verdor que sólo un lugar mágico como mi Macondo-El Milagro en Iquitos me puede otorgar. Sin Internet obviamente (si Escritor, ya sé que luego-luego me vas a decir que supedito las necesidades naturales a un vicio tecnológico como la Internet… pero media nerd salió la Belle, pues, qué le vas a hacer?).
Estaba comenzando a reflexionar sobre la inmortalidad del mosquito en medio del corazón del verdor de mi mágico Macondo, cuando de pronto apareció una figura alta, con una hermosa piel curtida por el sol, imponente, ojos morenos que observan profundamente el entorno y obviamente, con esas señales físicas que indican por demás experiencia y harta sabiduría (jojojojo, ves cómo reemplazo poéticamente las canas y las arrugas?).
Ya estaba previamente avisada, el mensaje de mi muy admirado François Vallaeys había calado hondo anteriormente: las historias de los pueblos son sabiduria, y por medio de los cuentos, nuestros antepasados nos transmitieron enseñanzas valiosísimas. Y de pronto tú, Escritor, confirmaste en mi vida eso: que podía aprender muchísimo de la Amazonía gracias a sus cuentos, sus historias, sus mitos y a sus bellas leyendas.
¡Qué gran honor para mí fue hablar contigo! Escritor, con basta experiencia… omyyyyy, cuándo en mi vida pude haber tenido esa oportunidad ah? Gracias Iquitos, mi mágico Macondo (ok, Iquitos no es tanto como Macondo, pero El Milagro, sí que lo es!!!) por darme la maravillosa oportunidad de conocer al ganador del Primer Puesto en el Concurso de Cuentos Amazónicos de l’Alliance Française d’Iquitos y prolífico ganador del TROFEO COPÉ por su cuento “La Primera Danza Bora” (mira cómo te hago cherry ves? Jojojo)
Y le hablé de uno de los cuentos que más me impresionó a mis amigos…. Sí, te estoy hablando de ese que trata de “La Machaca”…. (No, Christian, no te traeré especies de ese insecto a Lima) y no tienes idea de cómo se impresionaron… Me encanta imaginar lo mucho que puedes transmitir sobre la cultura de la Amazonía a través de tus cuentos y tus poemas…
Mon cher écrivain: Escribes como la miel!!! Claro, que un toque “esperanzadores” tus cuentos ah! Por cierto, ya me cansé de que me digas caviar una y otra vez! (no mentira… La Belle no se cansa, sino que lo digan los bailes amazónicos!)
¿Ser un intelectualoide pequeño burgués es ser caviar? ¿Qué •$•&$%&$ es ser caviar? Prefiero ser langostina!!! Además, tú también eres recontra caviar (no sé ni lo que es eso) y brichero by the way! (bien ahí con las cooperantes jajaja).
Es intelectualmente estimulante hablar contigo, lástima que seas ingeniero 🙂 jajaja, no nada que ver! Qué le vamos a hacer pues! La ciencia y la ingeniería se meten por todos lados o no? Sino que lo diga Ernesto Sabato y Chespirito.
Le haré el cherry respectivo a tu hermoso blog: El Urcututo de día y que te pregunten tus lectores el por qué de tu nombre místico.
La Belle.
PD: Nastassja Kinski no es mi doble… nada que ver! Y con tu debido permiso y venia, publicaré uno de tus cuentos que más me impactó, ese que habla de la machaca para deleite de las mentes dobleteras de algunos amigos míos; obviamente haciendo referencia a que tú lo escribiste, biensûr!
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