Me encanta este cuento y te agradezco mucho, François porque lo compartiste con todos nosotros. No tienes idea de lo inspirador y motivante del cuento de caquita. No es difícil sentirse identificada con ella.
Gracias a tu cuento y a la inspiración del broder, pude escribir Papita. Ahora, te vas a Francia a hacer tu doctorado en filosofía, buena tío, me encantan tus cuentos, lo que dices en ellos y también lo que no dices. Y en homenaje a tí, he aquí, en versión escrita, tu obra, el cuento de una caca:
“Había una vez una caca de vaca, linda la caquita! Lindaaaa!!! toda recién nacida, redondita, líquida con mucho humo, como una linda torta recién salida del horno, con pedacitos verdes y marrones mmmm y ese olor del campo mmmm ecológico, orgánico, qué delicia, qué delicia mama mía!
Pero a pesar de ser una caca muy hermosa, esa caca tenía problemas… problemas grandes de orden metafísico, de orden filosófico. Y es que la vida de una caca de vaca es breve. Comienza secándose por los bordes y se encoge, se encoge y se recontra encoge y cuando el centro de la caca, osea el corazón de la caca está seco pum! Se acabó la caca… dejó de ser caca.
Así que consciente de su muerte cercana, una caca de vaca va de frente a los problemas escenciales de la vida que son: quién soy? De dónde vengo? A donde voy? Y sobretodo había una pregunta trascendental para la caquita y era: ¿Quién es mi mama?
♪ Caquita, caca de vaca… caca plum. ¿Quién soy, de dónde vengo a donde voy? Y quién es mi mamá? Caquita, caca de vaca… caca plum Caquita, caca de vaca… caca plum…. ♫