Este autor no sólo es un personaje en el mundo intelectual, lo es también en el mundo de las emotividades – paradójicamente, ya que él es un voraz crítico emocional… pero ya sabemos que la vida es así de irónica -. Y en todo el pleno e intenso sentido de la palabra, él es un personaje adorable y yo lo adoro.Se enamora profundamente, con la intensidad de Godzilla y de los kanjis japoneses… Y como es de esperar en las historias de amor del mundo de la vida, cuando la cuestión amorosa no funciona, y el amor termina, él también vive intensamente la ruptura. Por esta razón, él se aleja de la universidad donde dicta cátedra, para ya no ver más al amor fugaz que quebró su corazón, y que traicionó su amor. Nunca te enamores de tu padawan. Nunca.
Se dice de él entonces, que tiene un amor en cada cátedra universitaria. Es el marinero de las aguas de la intelectualidad, que muestra con dolor los tatuajes de su corazón, tallados con sangre y pasión a lo largo de cada cátedra en las tantas universidades de aquella Europa del antaño y de las jóvenes Américas.
Él persigue incansablemente a la virtud, sin ser conciente que ella convive con él desde hace mucho tiempo. Tras la virtud, mi adorado, Alasdair… nos encontraremos cuando te percates que la alcanzaste. Olé.