Te lo dije… amo al Barça
y al CNI de Iquitos
y al Cienciano
y a Lionel Messi… (todo él es un equipo por si mismo)
Si alguna calle pudieras ser tú, sería precisamente
esta calle por la que camino.
Esta calle serías tú.
En cada paso que doy, siento que transito por tus caminos,
por tus veredas y por tus pistas.
Siento que te camino todito
y todito te camino. Así, bien lujuriosa.
Mira… por ahí están las escaleras en las que
alguna vez nos sentamos a descansar y comer
el algodón dulce con la mazamorra morada
(fría) y ese susurro de canela invisible.
Esta es la misma calle que alguna vez pensé
que podría ser una calle-clon de Vienna
(ojo, dije Vienna, no París). Porque todo tú
me sabías a Vienna… y yo no te lo dije,
pero por ti me hubiera ido a Vienna antes
que a Paris… aunque creo que lo sabías y te aprovechaste
(o quizás no te aprovechaste lo suficiente).
Quise que te aprovecharas (más todavía)… pero no te aprovechaste.
Y solo con las manos enlazadas caminabamos,
tú, yo, y mi imaginación.
Los tres juntitos oliendo a café caminando por aquella
calle-clon de Vienna.
¿Por qué justo hoy pareciera que aparecerás en cualquier momento?
Y de pronto te me apareces, caminando en la lejanía…
así como Clinistbud, pero sin sombrero ni jeans de vaquero,
sin arrugas y con tus ojos cafés. Todo sombra.
¿Viniste a aprovecharte de mi? (No me emocionarás por gusto, di.)
Eso no se le hace a las chicas (in)decentes como yo…
¿Resucitarás entonces? Ya no sé si eres tú o es mi mente
la que te ve y la que te exige que termines tu aprovechamiento.
Y la calle ya termina, y tú – realmente – no apareces.
Y ya estamos en otro distrito. Ya no hay algodón dulce,
ni mazamorra morada (fría), ni manos entrelazadas,
ni intentos de aprovechamiento, ni besitos.
La calle-clon de Vienna se acabó.
Oh ¿y ahora quién se aprovechará de mi?