Creo que leer la columna de Aldo Mariátegui no es ningún ejercicio saludable para la mente, para el espíritu ni para el hígado. Sinceramente no encuentro ningún sentido en las aberraciones que escribe. Me pregunto qué tan propicio y oportuno es invertir esfuerzo, concentración, tiempo en siquiera pensar qué se le puede responder al sinsentido y al más subterráneo absurdo. Para mí sus últimas columnas rozan con lo patético.
Siento que el discurso de A. Mariátegui es concientemente cínico e irresponsablemente inescrupuloso porque con sus desafortunadas opiniones está llevando una celebración electoral a niveles nauseabundos.
Denominar “electarado”; tildar de imbéciles, suicidas, estúpidos a aquellas personas que deciden votar por una opción democrática que no es la del gusto de A. Mariátegui; recurrir a justificar esta intolerancia con conceptos como ‘inbreeding’ y racismos disfrazados; es francamente insoportable y vomitivo.¿No es visiblemente lógico y notorio que lo que él dice es un contrasentido y que las personas notarán que el señor está desvariando? ¿Por qué le hacen caso? ¿Por qué le prestan atención? ¿Acaso la indiferencia y la evitación no sería la mejor solución para evitar que consiga llamar la atención?
Puedo comprender y entender los móviles de algunas personas para transformar toda su sincera indignación al leer los artículos del señor en mención, en una respuesta que anhela confrontar la sinrazón de una manera prudente y argumentada, sin caer en “el nivel discursivo” de A. Mariátegui. Lo entiendo, porque alguna vez me irrité hasta el extremo al leer un artículo discriminatorio y ofensivo que escribió el Sr. Bedoya Ugarteche y la única respuesta humana que encontré fue responderle, a pesar de que sabría que nunca me leería. Ahora sé que esa respuesta fue una catarsis saludable… y nada más. No sé las consecuencias inmediatas y de largo plazo de ese escrito, aún.
Por eso insisto con mi pregunta, ¿por qué continuar leyendo y comentando a A. Mariátegui? Creo que con la columna del día de hoy, él se ha ganado un puesto a pulso y meticulosamente trabajado diariamente, en el sillón del pensamiento absurdo, procaz y pueril.
Y lo digo de nuevo: Aldo Mariátegui es peor que la Tía Paca
La indiferencia y el silencio también son una respuesta…
Vaya tienes razón, sabes a mi antes cada vez que lo leía me daban ganas de arrancarle los ojos, pero bueno había que contenerse, ahora mas bien me da risa y la única expresión que me sale es decirle pobre diablo y sentir lastima por el, por su poca inteligencia, por su gran estupidez y sobre todo lastima porque es familiar de un gran hombre como José Carlos Mariategui y realmente no merece llevar ni su apellido, ni su sangre. Siempre me pregunto que diría el gran José Carlos si viviera y viera lo que hace este sujeto. ¿Tu que piensas, que haría el amauta?
Saludos como siempre felicitaciones muy bueno tu artículo, ya me estoy haciendo fan del blog XD.
Hola Inkarri,
Tu comentario me hacía preguntarme si mi ira, mi desazón, mi indignación e impotencia me podrían llevar a sentir emociones tan intensas y tan pasionales como las que me describes… hasta el punto de querer "arrancar los ojos a alguien" (es muy fuerte eso…podrías escribir poesía, ¿no has pensado en ello?).
Las emociones más intensas que he experimentado, más que de ira, han sido de dolor y sufrimiento. Un lamento desde el "mazbaleh", que es lo mismo que un lamento desde el basurero… creo que podría volver a publicar ese poema un tanto lúgubre.
Sobre lo de José Carlos y Aldo… yo no sé… en estos momentos no me siento con las ganas de siquiera decir que “un padre no se merece determinada descendencia” o viceversa, que “determinada descendencia no se merece semejante padre…” Algunas veces la vida nos juega malas pasadas históricas, solo que cuando sucede, ya hemos muerto…. sino que lo diga José Carlos Mariátegui desde el cielo de los justos y socialistas.
Saludos cordiales
Bueno escribir poesía tal vez, no lo se, y si admito que mis palabras son fuertes a veces la rabia y la indignación son tan grandes sobre todo cuando prima la mentira y la injusticia contra los mas débiles y contra aquellos que levantan su voz de protesta contra el orden actual de las cosas. Pero al igual que tu siento el dolor por aquellos que sufren, siento las injusticias que se cometen contra otros seres humanos, como si las cometieran conmigo mismo. Y a veces admito que me siento inútil por no hacer lo necesario, porque me siento también como un charlatán que habla y habla y no mueve un solo dedo para solucionar los problemas de los pobres del mundo, porque me doy cuenta que falta tanto por avanzar y tanto por hacer y a veces pareciera que tenemos todo en nuestra contra.
Saludos.