gritar
como ahora?»
ORGASMO, José Watanabe.
Cuando lo escuché de sus labios, no me sorprendí. Más bien me entristecí. Al principio traté que mi cuerpo no denotara emoción alguna, muy difícil por cierto, ya que toda yo comunico «algo» y muy difícil también porque no sería auténtica si la noticia no me tocara de algún modo. Y claro que me toca. Todo lo tuyo me toca, porque te aprecio.
Y traté de no expresar nada. ¡Imposible! ¿Y sabes por qué traté?
Ya no quise que los demás sintieran más tu ausencia.
No quise que Él sintiera más el hueco que dejas.
No quise sentir más el hueco que me dejas.
No quise que tu hueco de dejadez nos inunde… porque todo lo tuyo inunda.
Porque comenzaste como la gota de agua, humilde y persistente, eterna y puntual, contínua y discreta, silenciosa, calmada e intensa… la sucesión de simultaneidades y coexistencias. La verité barré.
Nos desbordabas.
Admirable.
Te admiro.
No.
Te admiraba.
Ya no lo hago ahora.
Y te comencé a sentir más cansado. Te nos comenzaste a apagar. Pero tú sentías que te iluminabas más. “Más iluminado voy”. Eso creías.
Comenzaste a difuminarte lentamente mientras sonreías a tu historia como la ingenua que alegre va camino a la guillotina. No es gratuito que la mencione. Es tu francesa letal.
Te admiro.
No.
Te admiraba.
Ya no lo hago ahora.
Ahora, lejos de nuestro hogar, sin que nuestros hermanos nos vean, sin que Él nos vea, te puedo hablar.
¿Con decepción porque nos dejaste?
¿Con tristeza porque ya no estás?
¿Con indiferencia porque quiero creer que no siento nada tu ausencia?
¿Con ira porque no nos dijiste ni siquiera adiós?
Quisiera entonces lanzarte mi espina dolorosa, que te toque, que te haga sangrar, ¡que te cause yayas!
Te quitaré las insignias que ganaste en todas las revoluciones. Tu partido te repudia, tus hermanos te niegan. ¿Donde está tu Polis?
Y mientras te lanzo todos mis conjuros griegos me doy cuenta de lo absurdo que es…
No, no te diré nada más.
Silencio
Silencio
Silencio
(tres veces) Silencio
Que mi silencio exprese amor y bondad,
decepción y esperanza,
cólera y resignación,
admiración y desdén.
Descansa en paz.