– Pero, yo no entiendo este tema de la religiosidad. No sé… ¿es que yo podría decir que un ateo o un agnóstico también experimentan esta religiosidad, por la negación, digamos? Quiero comprender esto…
– Camus
– Ah?
– Sísifo. Es un hombre condenado a cargar una gran piedra hacia un peñasco, de tal forma que esta caiga, y él nuevamente pueda volver a cargar con la gran piedra y volverla a conducir hasta el peñasco y así eternamente… pero, Camus persevera en la esperanza de que en todo este proceso, Sísifo es feliz. “Il faut imaginer Sisyphe heureux”
– Coincidencia… estoy comenzando a leer La Peste. Recuerdas que te conté que en el libro de Gustavo, ese del de Job, él menciona una pieza teatral de Camus, El Malentendido y me dejó con grandes dudas. Me identifico con la profunda tribulación del Camus de Gustavo, que trata desesperadamente de comprender un problema cuestionante y doloroso… hasta llegar a la negación más cruenta.
– Sí… digamos que es… no sé cómo podríamos llamarlo… Mmm, ¿una ética?… si, sí, una ética moral, reflexionada, pensada. Un ateismo como opción fundamental. Una convicción a la que has llegado por reflexión, algo sopesado…
– Claro, producto de su experiencia de vida, de su reflexión. Para mí eso me parece algo muy respetable y muy valioso. Muy decente, digamos!
– Sí, claro. Es que así también debería ser la fe. No es algo estático ni matricial, sino algo que se va reflexionando y pensando.
– Exacto, concuerdo contigo. Lamentablemente, he percibido que algunos ateos sustentan su convicción – no bueno, esa no es convicción – en criticar desde “su verdad” la posición de un creyente. Y análogamente, también he visto creyentes, encerrarse y ensimismarse en su doctrina y en su dogmatismo sin la posibilidad de pensar que podrías estar equivocado y estar viviendo en un absurdo.
– ¡Sapere Aude!
– Ah?
– Kant decía que “hay que atreverse a pensar” – ¡Sapere Aude!
– Jajaja, sí claro… como bien decías, “pensar es un servicio público”… es que es complicado, sabes? Es una posición muy cómoda aferrarte a algo – ya sea a creer fervientemente o a negarte fervientemente – frente a preguntarte si tu convicción es sana digamos, porque estarías entrando a un terreno muy desconocido, algo nuevo, algo que te exhorta a confrontarte, a dudar, a sufrir incluso… claro, estamos llamados a pensar no? Eso sería lo ideal. Pero algunos optan por la posición comodona de “aferrarte a tu estaticidad”
– Bueno, sí.
– Eso es algo que me llamó la atención de la negación profunda y sincera del existencialismo. No tener miedo a llegar al absurdo. Arriesgarte a saber, a pensar y a la posibilidad de caer en un abismo. Pero también arriesgarte a la otra opción, a que te espere algo dulce.
– Pensar que tendríamos una recompensa en el cielo por nuestras bonitas obras sería un acto inmoral, según Kant.
– Miércoles! cada día me entero de cosas nuevas de mi… soy una completa inmoral. Jajajaja
– Cada día cosas nuevas…
– Eco, como el buen vino… lo veo así. Como sentarme a saborear el buen vino; así, sentarme a saborear y reflexionar las convicciones de la mia vita bella…
– Saborear… si, saborear. Es una bonita palabra.
A través de la ventana veía el cielo plateado de Lima, esas palomas dan una y otra vuelta sobre el mismo lugar. ¿Serán palomas o gaviotas? Un cielo plateado me suena mejor que un cielo gris y sí, saborear es una bonita palabra. Saborear. Sí, saborear la vida.
agree, totalmente
cuando llegué a 4to de media, tocaba la confirmación (cole religioso) y yo no comprendía porque debía hacerla: nunca iba a misa, no seguía los preceptos cristianos, y en las charlas de la confirma nos decían que no seamos cristianos light (de los que dicen que son cristianos "no practicantes"), a raíz de ello y saber que no cumpliría con el compromiso de hacer todo aquello que no hacía, tomé la decisión de no realizar dicho sacramente.
Contrariamente mucha de la gente que conozco realizó la confirmación, pocos siguen el camino que un día reafirmaron seguirían. Lo mas increíble que escucho es -Me confirmo para luego poder casarme por la iglesia-. Me parece una falta de respeto para la comunidad a la cual dicen pertenecer.
ZZZZZ…..
iba a escribir algo, pero mejor no entro en controversias..
Hola Fer, amixerssss!
Gracias por comentarme y compartir conmigo tu experiencia de Confirmación. En mi caso, yo me confirmé chiquita, es decir en cuarto de secundaria, yo era de un cole de mujeres y nos juntaron con un cole de hombres (interesante experiencia sociológica y hormonal también).
Recuerdo que en esos momentos yo “sentía” que quería confirmarme muy ardientemente. Sin embargo, ahora, que me encuentro más adulta digamos, veo que he ido evolucionando en cuanto a mis creencias. Por ejemplo, yo no sabía lo que realmente significaba la Comunión, sino hasta que entré a la universidad y estuve en el Capu. Siento que cada experiencia que he ido viviendo me ha ayudado a construir mi fe, como haber ido a la Jornada Mundial de la Juventud – Weltjungendtag- en Köln. También los cursos de Teología me han ayudado a tener una posición más crítica digamos.
Y cosas así, voy aprendiendo y redescubriendo nuevas dimensiones una y otra vez. Luego comencé a llevar un cursito de Filosofía y me abrió nuevos horizontes. Vivir la dolorosa experiencia de la injusticia también me hizo preguntarme más y más y más… (eso, es una yuca oye… ) y así sucesivamente. Así que creo que nunca terminaré de conocerme y profundizar mi fe. Ah, me faltaba, la experiencia de los Ejercicios Espirituales Ignacianos son la voz! Al menos para mí, me han ayudado muchísimo.
Otra cosa más, cuando me preguntan si soy católica, no sé por qué respondo que “soy ser humano”. Quizás es porque percibo aún que van a prejuzgarme por mis creencias, no lo sé. Todavía tengo cierto paradigma respecto al tema de la religiosidad… no sé mucho al respecto.
Un abrazote amixerssss de la vidú.
La Chapulina
Hola Manuel!
🙂
Escribe nomás. Me encanta la controversia siempre y cuando te lleve a descubrir nuevos caminos.
Bienvenidos tus comentarios!
Diana
Estimada Diana, me gustó tu post. En especial por tener la oportunidad de conocer a una persona que trate este tema que genera gran controversia. Yo me considero agnóstica. Brevemente te comento que hasta la confirmación y un retiro que hice para unas misiones, estuve muy metida en el catolicismo, y precisamente por eso me desencanté de la profunda fe que tuve en Dios y afinidad por la religión católica.
Ahora simplemente sé que un ser superior como Dios no existe para mí, y no vivo en base a mandamientos ni pensando en no hacer cosas malas para no irme al infierno. Sólo busco hacer las cosas bien en "esta vida", tratando de no hacer daño a nadie, y teniendo en consideración tantos valores como me sea posible y las leyes del Estado Peruano.
Saludos,