Soy excremento de hombre,
la execración humana,
mil veces menos que esclavo…
Pero dices que soy hijo heredero tuyo.
¿Donde estás?
…
¡Grita! Que tus gritos son mayor
consuelo que tus caricias conformistas,
que ni tú te las crees.
Que estás aterrado de romper tu burbuja,
de quebrar tus conceptos de justicia…
¡Grita! ¡Llora! Maldice si quieres,
pero no calles.
No me digas que lo merecía,
no me consueles con fraudes,
no me hables de tu reputación
porque yo ya no te creo.
Porque mi dolor no pasa,
porque mis lágrimas no secan,
porque no lo entiendo.
¿Donde estás?