Cuando vives en El Milagro te acostumbras a vivir rodeada de toda la fauna silvestre… desde insectos hasta aquellos más grandecitos, digamos como ratitas (con cariño porque son loretanas y a todo lo que es loretano yo le profeso un gran cariño).
Según las versiones populares, en nuestro cuarto en las noches se aparecía una rata… la muy bendita aparecía en la madrugada y exasperaba mucho a Kristín, pero yo no me daba cuenta de la rata porque yo dormía como tronco en las madrugadas, misma angelito.
La bendita se recorría todo el techo y se metía a los cuarto por los huequitos – recobecos que habían (que eran muchos pues!). Hasta que un día Redelinda ya no pudo más y Zas!!! Pum!!! Ouch!!! Yiiiii!!! en la madrugada.
[moi] Ay Rede! Qué “cariñosita” estás!!! qué escándalo pues!
[Redelinda] Pero qué crees que iba a hacer si la condenada está que machaca y machaca… esa horrenda rata no me dejaba dormir!
[moi] Ay, qué quejona! Bien que hemos vivido con una por cinco años y no hemos hecho nada…
UUUIiiiih ese animal es feo