Entramos al santuario en silencio y con gran ceremonia. Mi corazón latía fuertemente, mis manos sudaban en cantidades oceánicas – siempre sudan así cuando me emociono, es mi debilidad sutil y húmeda -. El ambiente estaba preparado y expectante: nos abría sus cálidas entrañas para disfrutarlo con veneración.
Los asientos de cuero negro y la alfombra roja interpelaban seductoramente nuestras almas cual soldados de mar cuando escuchan los cantos violentos y mágicos de las sirenas. Quentin Tarantino nos bañaría en gloria – y en sangre -. Placer exquisito y estilizado.
Silencio. Dispongamos nuestras almas y nuestros cuerpos para la contemplación de la obra del Maestro Tarantino. Como si de un ritual sagrado y personal se tratara, comenzamos a prepararnos. Primero sentimos la banda sonora. Majestuosa. Se precipitarían ante mis ojos Mía Wallace y sus pies voladores y violadores – Tarantino tiene un fetiche con los pies. Yo también -. Luego la carita redonda y llena de deleites tiernos de Fabienne, las cejas turbulentas de Esmarelda Villalobos…
Herejes. Aparecieron herejes de los asientos del costado, que comenzaron a cuchichear en pleno ritual cinematográfico. ¿Acaso no saben que están ante una obra maestra? ¿No tienen corazón? ¿De qué está hecha su alma? No entendieron el baile entre Mia Wallace y Vincent Vega… no sintieron el espíritu godardiano de Bande à part y todos los referentes al mundo de la vida, tan infinitos e inescrutables . No tienen corazón!!!! No disfrutaban los diálogos porque estaban hablando de no sé que putascosas, y que ni siquiera demostraban el más mínimo respeto por las veneraciones del prójimo. No dejaron que el silencio los inunde, ni tampoco la Gracia Redentora de Jules. No entendían los diálogos!!!! Insensibles!!!
Y los odié.
Los odié hasta el infinito.
Y más allá.
«What now? Let me tell you what now. I’ma call a coupla hard, pipe-hittin’ niggers, who’ll go to work on the homes here with a pair of pliers and a blow torch. You hear me talkin’, hillbilly boy? I ain’t through with you by a damn sight. I’ma get medieval on your ass.»