Nadie puede dormir en esta ciudad…. es que no me has visto reir!
Yo te fui a rebuscar – todo, todito – entre nubes de papel y de algodón. ¿Para intentar dormir? Jhá, para intentar seducirte.
Hoy podemos seducir a la luna que me quisiste bajar… y también a Frank Sinatra, juntos… tú y yo. Mejor… que sea a Audrey Hepburn a la que seducimos.
Nos podemos preguntar qué fue todo este tiempo, y ¿para qué? Si sabes bien que en el otro lado de la ciudad estoy durmiendo.
Nunca me contaste de los cadáveres exquisitos del surrealismo.
te chapo
te chapo
te chapo
allá en Cipreses
allá en Moyobamba
allá en Pucallpa
allá viene bien… si ahí, sin tu bicicleta.
Lo importante es que te chapo sin más.
Y punto final.
No, digo…. besito final. Mua!
Te estoy esperando, aquí cerquita de Yarinacochas, al costadito de una nube que dibuja tus formas. Nos comeremos un heladito de taperiba y después jugaremos con el camu camu. Todo el bestiario estará a tus pies. Al otro lado de la cordillera igual siento que puedo ver el este de Lima.
El cielo dibuja un bestario encantado de formas sedientas y hambrientas. Es tan intensa la sensación, que puedes sentir el sabor de los helados de taperibá (nótese el acento en la "a"… porque es como si lo pronunciara Compay Segundo – qué hot es Compay Segundo -); también están los helados de lúcuma con su sabor seductor que adormece las papilas gustativas, y también el camu camu que baila en mi ombligo… no olvidemos que todas esas sensaciones se dan en el universo floreciente del verdor… allá entre sudor y aromas eclesiales. amén