– Luego de escuchar su sangriento relato me puse a meditar: tomé conciencia de que afortunadamente no había tenido necesidad de atacar. Solamente me he defendido…
– ¿Qué quieres decir?
– Él me explicó que para atacar, uno debía estar dispuesto a reaccionar con la misma intensidad – o incluso una mayor – a la que estás siendo sometido…. caso contrario corres el riesgo de quedar peor que antes. Sun Tzu, me dijo que se llamaba el autor… yo no lo he leido aún, pero me llena de tantísima curiosidad.– Ya veo…
– Además, tú sabes bien, que si no fuera por Maquiavelo – y por las telenovelas mexicanas de Televisa -, yo no sabría lo que es la malicia. Entonces, luego me llama la atención Sun Tzu… para sobrevivir…
– Ajhá… ¿y qué vendrá luego? ¿Clausewitz?
– ¿existen versiones para la empresa?
– Oh… eso yo no lo sé… quien sabe, con tanta literatura común…
– Siempre que escucho a Clausewitz, por alguna razón mi cerebro lo asocia inmediatamente a Hannah Arendt… y luego llega a Heidegger… sin querer queriendo.