«Doctor Miguelito, usted que es pediatra, ¿qué le podría recomendar a Dianita que ha perdido el sueño?»
(en determinados contextos octogenarios… yo soy una nena)
(en determinados contextos octogenarios… yo soy una nena)
– Mi queridita, tú no deberías tomar café porque tiene mucha cafeína y no podrás conciliar el sueño… mejor tómate una Coca Cola
– ¿Una Coca Cola? Oh no Don Pitagórico, yo sólo tomo una Coca Cola cuando aquella persona muy especial me invita. Es una de las excepciones más sutiles que me puedo dar en la vida… sólo así podría sobrellevar mis contradicciones – muy humanas – entre el imperialismo yanqui y mi obrera alma proletaria.
Hay excepciones en la vida en las cuales una Coca Cola trae remembranzas que acarician el alma… hay que disfrutar en plenitud esos momentos, más que por la bebida, por la hermosa compañía.