– Recuerdo que alguna vez comentaste que ella era un destino… ¡oh fue algo hermoso! Ella te puede llevar por caminos que tú nunca planeaste ni imaginaste. Desborda todas tus concepciones… Las consecuencias de estudiarla – y de amarla – traen consigo ramificaciones inconcebibles en tu vida.
– Es una vocación…– Hay grandes riesgos de por medio. ¡Ella es toda un aventura! Ahora, viendo en retrospectiva esta historia mía, siento que ella es la forma en como llegaré a la plenitud de mi vida… en como alcanzaré la Eudaimonía…
Aspiré el aroma. Me inspiré. Y tomé un sorbo más de ese exquisito vino Borgoña.
– Ella me sedujo para que me enamorara – confieso que por primera vez… quizás – de la ingeniería. Ella me hizo amarla. Yo, literalmente, la culpo de hacerme feliz. Inmensamente feliz.
– Sólo estás comenzando…