«El heroísmo no consiste en carecer de miedo, sino en superarlo. […] El Chapulín Colorado se muere de miedo, es torpe, débil, tonto, etcétera y conciente de esas deficiencias se enfrenta al problema. Eso es ser un héroe…»
Sentir temor no es malo, sino que es algo muy natural y muy humano. El temor permite reconocerte en una situación de riesgo y por ende, actuar con más cautela y con más cuidado, de tal forma que te puedas proteger y también puedas proteger a los otros.
El temor te ayuda a colocar en perspectiva el grado de peligro existente, de tal forma que puedas actuar con prudencia (siendo rigurosos, quisiera hacer énfasis en que no estoy haciendo referencia a la phrónesis sino a una actuación cautelosa). ¿Te imaginas cómo sería todo si no tuvieras temor? No podrías dimensionar el peligro y protegerte de él… sería como vivir insolente frente a la vida. No habría forma de sobrevivir así.
El filósofo sostiene que la experiencia del temor constituye una condición imprescindible para el ejercicio de la virtud de la valentía (en contraste con la temeridad que revela insensibilidad frente al temor, y por tanto incapacidad para aprender de esta experiencia.
He ahí la virtud de la valentía que – para mí – está personificada en aquel ser que es más ágil que una tortuga, que es más fuerte que un ratón, que es más fresco que una lechuga y cuyo escudo, es un corazón: el Chapulín Colorado. ¡Para que veas lo valiente que es mi amor!