«Y si existe alguna melodía que describe mi esencia… definitivamente es esta. Hoy la reconocí, hoy ella me reconoció, hoy nos reconocimos. Nos miramos, nos sentimos, sonreimos hum y convergimos…»
La versión que escuché Lady Sings the Blues de Herbie Nichols a cargo de Simon Nabatov y de Nils Wogram fue sublimemente maravillosa.
A la luz de la hermosa luna y todavía profundamente conmocionada, la sinceridad me dice que fue el ritmo del trombón el que me definía y me describía, mientras que el piano me acariciaba sutilmente. Oh, fue un juego exquisito de sensaciones que inundó absolutamente todo mi ser.
Me sentí reconocida –melódicamente-.
Es una experiencia maravillosa… una bendición.
Y en mi pasión intensa y profunda acaricio la loca idea de que las melodías pueden describir esencias humanas… y en esa melodía descansa no sólo la esencia que soy, sino también – en aparente paradoja – la que anhelo. ¿Puede una melodía humanizarse?