«Dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado»
(Fito P. y Joaquín S.)
– Pues bien, hay tres clases de camas: una la esencial, que está en la naturaleza, cuyo autor, a mi juicio, podríamos decir que es la divinidad. ¿A quién otro podríamos atribuirla?
– A ningún otro, creo yo.
– La segunda es la que hace el carpintero
– Sí -dijo.
– Y la tercera, que es la obra del pintor. ¿No es así?
– Sea.
– Por lo tanto, el pintor, el carpintero y la divinidad son los tres maestros que han fabricado estas tres especies de camas.
– Sí, los tres.
– En lo que respecta a la divinidad, ya porque no quiso, ya porque tuvo la necesidad de no hacer más que una sola cama en la naturaleza, el hecho es que no hizo más que una, la cama esencial. Dos o más camas de esta especie no las ha producido la divinidad, ni hay medio de que las produzca.
(Libro X -597b. La República. Platón. Ed. Gredos.)
¿Entonces, al hablar de “la cama ideal” podríamos referirnos a “la camidad”? Digo… para ponerle sabor filológico a toda la cuestión y que no me quede simplemente en aquella realidad donde me conflictuo con algunas de las dimensiones de la unicidad y lo múltiple. Y dejando en suspenso lo anterior… ¿qué fijación tienen Joaquín Sabina y Platón con todo el tema de las camas y del sueño? Es como si todo confluyera en… Morfeo -¡qué sueño!
«Dormir contigo es repetir francés en una facultad
donde un Miró parece una esquela
y enseñan cuánto mide la oscuridad:
sumando pesadillas y duermevelas»
(Joaquín S.)