– oye, pero tú sí eres un i 100%… para usar el buzo todavía…
– ¿y tú? ¿No usas acaso la cadenita?
– Hace un año me asaltaron viniendo de la u y ya no la uso porque temo que me la roben. Es demasiado importante para mí.
– ¿Qué? ¿Los dos son i? Pffff ¡no hay forma! En el lugar que menos espero encontrar i, siempre aparecen. ¡Son un karma!
– ¿Qué tienes en contra de los i? A ver… explícate… para mí que por ahí hay algún resentimiento.
– Bueno no lo sé, supongo… ¿quién sabe? Pero siendo sincera, no negaré que tengo una gran simpatía y respeto por el espíritu de cuerpo que tienen… ¡qué bestia! Practicamente son hermanos que se encuentran – en el peor de los casos… ya que siempre se ven – cada 8 de diciembre.
– ¡Por supuesto pues! ¡i corazón!
– No sé si lo que realmente tengo es una sana envidia por vivir algo así: una hermandad. Es como si el cole te marcara…
– Y tú, ¿de qué cole eres?
– Oh mi cole… errr… ya, mi cole desapareció. Se volaron su historia, su tradición, los recuerdos… todo por construir un edificio de Mi Vivienda encima. ¿Podemos cambiar de tema? – dije entristecida.
– Jajaja – lo siento. Te pasan cosas bien graciosas a ti.
– La vida es una irónica y una inoportuna…. ¡eso es la vida!
– ¿Y qué lees? Me dejaste con la curiosidad luego de que guardaste tu libro
– A él… lo ves – dije mostrándole el libro
– Ah… eres de la cato
– ¿Por qué dices eso?
– Por el lomo del libro y la etiqueta
– Podría ser una conclusión muy apresurada, ¿sabes? Una amiga me dijo cuando lo vio, que ese preciso libro era de la Ruiz
– También podría ser
– Me sorprendes… sabes que existe la Ruiz
– Pero, claro… ¿No es obvio acaso?
– No lo sé… es que algunas veces me cruzo con personas que no saben que ella existe
– Es que su reputación es de “Bouche à Oreille” no todos saben de su existencia. Sólo determinados círculos, digamos.
– ¿y tú qué eres?
– Psicólogo
– ah, eso explica por qué sabes que existe la Ruiz
– Siempre que hablo de Albert, sale su nombre a relucir por algún lugar. Encuentran lazos con Prometeo en un inicio y luego le siguen Sade e Ivan Karamazov, de Dostoïevski. Para finalizar con Nietzsche
– Nietzsche
– ¡¡¡Siiiiii!!! esta historia que te cuento, fue la segunda vez que me hacen referencia a él. Es como si fuera un signo de la vida. Como si me estuviera llamando…Claro, puede ser solamente una coincidencia.
– Interesante. ¿Has leido a Nietzsche?
– No
– A mí me apasiona ecce homo, creo que es una de las grandes mentes, muy soberbio y complejo. Debes ser muy riguroso y perseverante para entenderlo. Te lo recomiendo y a la vez, también no te lo recomiendo. He ahí mi consejo.
– ¡No puede ser! Esta es la tercera vez. La vida es una irónica y una inoportuna…. ¡eso es la vida!