Al día siguiente seguí pensando en la cuestión anterior. Al parecer había influido tanto en mí, que me cruzaba con cositas en las cuales podía encontrar relación con lo reflexionado previamente. Sucedió entonces, que mientras caminaba por el parque, me percaté del vaivén de las hojas de los árboles al viento… eso no es lo novedoso, ya que siempre encuentro belleza en las hojas que se mueven al viento. Lo curioso era que las hojas del árbol estaban ubicadas en un lugar muy alto y que mientras las miraba embelesada, casi como que me perdía en su baile acompasado, vi en la parte de atrás, en el cielo, el arco iris.
Y me quedé boba mirándolo. Los niños que jugaban en el parque todavía no se percataban de su presencia. Temía moverme, porque creía que si lo hacía, mi arco iris desaparecería… y digo “mi” porque sentía que esta revelación me la habían hecho a mí… circunstancialmente, pero era una revelación al fin y al cabo.
La anterior vez, había visto el arco iris en la noche en un banner colgado en una casa. ¿Por qué alguien colgaría un banner con un arco iris en su casa? Ni que fuera un nido. Luego de aquella vez, sacaron ese banner y ya no lo volví a ver por el vecindario. Esta vez, en cambio, había un arco iris verdadero en el cielo de un atardecer…. y definitivamente la realidad era muchísimo mejor que su representación.
¿Cuánto tiempo dura un arco iris en el cielo? Quién sabe… decidí quedarme a difrutarlo hasta que pueda. Una presencia como esa es extraña aquí en Lima. Poco a poco el arco iris se develaba más perfectamente como un arco circular y con colores más sutiles y bellos. ¡Qué belleza!
La ciencia ha logrado explicar la presencia de los arco iris como fenómenos meteorológicos y ópticos donde se nos habla de la luz, de la lluvia y de ángulos ópticos. Y sin embargo, en un arco iris, yo no sólo encuentro un fenómeno meteorológico, sino que para mí también hay una dimensión mística que involucra los mitos que me contaban de pequeña respecto a los arco iris, también recuerdo el relato de la promesa de Dios hecha a Noé luego del diluvio universal. Un arco iris también me recuerda al Milagro luego de las lluvias… y no puedo dejar de conmoverme al verlo nuevamente.
Finalmente los niños se dieron cuenta del arco iris. ¡Un arco iris en el cielo! ¡Mira! Lo interesante es que los adultos lo miraron, se emocionaron y continuaron con su caminata y con el rápido vaivén cotidiano. Cuando los niños descubrieron el arco iris, se quedaron mirándolo largo rato. Al parecer, es muy cierto eso de «que los niños poseen con frecuencia una genialidad que pierden cuando crecen.» [1] Ajhá, así que los benditos tienen muy desarrollada su capacidad de asombro, no? Interesante…
Yo no soy el resultado o encrucijada de las múltiples causalidades que determinan mi cuerpo o mi «psiquismo»; no puedo pensarme como una parte del mundo, como simple objeto de la biología, de la psicología y la sociología, ni encerrarme en el universo de la ciencia. Todo cuanto sé del mundo, incluso lo sabido por ciencia, lo sé a partir de una visión más o de una experiencia del mundo sin la cual nada significarían los símbolos de la ciencia. Todo el universo de la ciencia está construido sobre el mundo vivido y, si queremos pensar rigurosamente la ciencia, apreciar exactamente su sentido y alcance, tendremos, primero que despertar esta experiencia del mundo del que ésta es expresión segunda.[2]
[1] KJ. La F desde el punto de vista de la E. ¿Qué es la F?
[2] MP; F de la P, avant-propos