– Te digo que con eso te has volado – en el sentido más amable – siglos y siglos de diálogos sobre Teoría del Conocimiento. ¿Pero no crees que hay cosas que escapan de tu control absoluto digamos?
– No cholita, no… todo está en la mente, todo. Me refiero a que tú eres quien predispone las cosas.
– ¿Y las guerras?
– Incluso las guerras.
– Bueno, las guerras son estúpidas
– Eso sí.
Cuando estalla una guerra, las gentes se dicen: «Esto no puede durar, es demasiado estúpido». Y sin duda una guerrra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan.