– Me gustaría mucho – si tu me lo permites – leerte lo que he estado escribiendo. Sin embargo, quisiera advertirte que he dado cierto giro a lo que te comenté la vez pasada, a raíz de que terminé de leer La Peste y me sentí inspirada… todavía me falta articularlo con la otra parte, pero voy lentamente.
– La peste…
– Sí, es una de las novelas más hermosas que he leído. Un escrito muy sincero, muy honesto… y también muy doloroso. Yo siento que A. Camus era un hombre muy sensible y muy humilde también. Me agradó muchísimo.
– «¿Cómo ser santos sin Dios?» Creo que eso también abarca La Peste… Sí, efectivamente, es una novela muy bella.
– Me ha conmovido sobremanera. La estoy volviendo a leer… tú sabes que yo soy un tanto repetitiva si encuentro cosas interesantes.
– Sí… La Peste. Fue un best-seller…
– Bueno… yo… te seré sincera, querido amigo, suelo ser muy escrupulosa en relacionar con la categoría de “bueno” o de “hermoso” – incluso de “magistral”- a un “best-seller”. Esa novela de Dan Brown, el código da Vinci también fue un best-seller y no es… digamos… “brillante”
– Sí, tienes mucha razón
– Y respecto al tema de Dios… no sé… quizás hable desde mi ignorancia – porque todavía no he leído nada del superhombre – pero me parece que hay más bríos de luz , de sencillez – y ¿por qué no decirlo? también de sapiencia – en A.Camus que en Nietzsche. Sé que me aventuro al lanzar una conjetura de alguien a quien todavía no leo e incluso podría estar siendo bastante ingenua al aventurarme en tentar una comparación… pero es una intuición. Como te dije, probablemente hable desde mi ignorancia.
– Sí… probablemente…
Y el ambiente se llenó de las risas – casi carcajadas – de los dos amigos del alma.
Es bonito tener un amigo del alma.