¿Qué estás haciendo? Aullándole a la luna, esperando que quizás ella me pueda responder. ¿No te parece que es un poco remoto? Alguien me contó que una vez lastimaron a la luna, la hirieron de muerte, regresó a la vida con mucho dolor y también resentimiento. Desde ahí se nos muestra tan lejana. Sí, lo sé… fui yo. No lo sabía… ¿y por qué quieres que ella te responda? Porque la amo y porque me duele haberla lastimado y porque quiero que ella me perdone. No te va a volver a hablar nunca más. Esa herida fue de muerte. Ella estuvo iracunda por mucho tiempo, creo que la lastimaste mucho. ¿Qué le hiciste? Soy un lobo, yo jamás podría haberla hecho feliz… No eres un lobo, eres un hombre… ¿es que no te ves? No lo sé. No sé qué soy, pero creo ser lobo… es la única explicación para haber herido tan sangrientamente a la luna. ¿No podría haber otra explicación? Yo no lo sé. Me llenas de dudas… No, tú no eres hombre. Un hombre jamás podría haber herido de muerte a la luna. Además me parece absurdo que le aulles a la luna si te crees hombre. ¡Déjala en paz! ¿No te das cuenta de que siempre la vas a lastimar? Un lobo estepario amando a la luna… ¡qué absurdo! Pero ¿qué me pasó? ¿Qué sé yo? ¿Crees que la luna me responda? ¿Tú crees que se apiade de este pobre lobo? No lo sé. No es probable… la luna es muy lejana, muy perfecta, muy hermosa y también muy rencorosa. La heriste demasiado. Yo tenía la esperanza de que tal vez si yo le mostraba mis lágrimas de plata… ¿tus lágrimas de plata? No pensé que los lobos lloraban. No lloramos. Nosotros no amamos… pero yo soy diferente de los de mi manada, yo lloro lágrimas de plata que son como las balas que terminan la vida de los licántropos. Cada vez que lloro, yo muero un poco más. Eres raro. ¿Por qué querrías morir un poco más? Por qué no sé cómo hablarle a la luna. Me desespera su indiferencia. La heriste de muerte… ¿Qué esperabas? ¿Piedad? No… quizás misericordia. No lo sé. La luna dejó de hablarnos hace siglos. ¿Por qué tardaste tanto en hablarle? ¿No ves que soy un lobo?… Me abruma tu desesperanza.
La luna siguió brillando, hermosamente blanca e indiferente… cuentan que nunca más volvió a amar. Que atendió los ruegos de una gitana que quería el amor de un calé, pero la sangre rodeaba a quienes la invocaban. Harry regresó a la civilización, llorando eternamente su naturaleza de hombre – lobo. Cuentan que Herman Hesse soñó con él y escribió su triste historia. Yo escapé de las entrañas de la tierra para contar mi extraña conversación con él y no dejar el amor del lobo a la luna se olvide porque él nunca más volvió a hablar de ella ni ella de él.
"Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte"
Hesse