Las diez pesadillas que atemorizan a la bolsa
Publicado el 26-05-2010 , por D. Badía
Pese a que algunas autoridades, como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inciden en restarle importancia a la reacción de los mercados, hay diez cuestiones que pueden explicar que los temores de los inversores son fundados.
1) ¿Cómo afectarán las medidas de ajuste al crecimiento económico?
Los gobiernos europeos han acelerado los planes de consolidación fiscal. En el caso de España, se ha optado por controlar el gasto, por ahora, mediante el recorte del salario de los funcionarios y la congelación de las pensiones. Las primeras previsiones del Ejecutivo apuntan a un impacto negativo sobre el crecimiento de cinco décimas para 2011. “Es fundamental combinar las medidas de ajuste fiscal con otras reformas estructurales que permitan elevar el crecimiento potencial de las economías. Se trata de crear las condiciones para que la futura recuperación sea fuerte y sostenida”, sostiene José Luis Martínez. estratega en España de Citi.
2) ¿Serán capaces los estados de captar en los mercados todo el dinero que necesitan?
El primer punto está afectando sobremanera al deterioro de la percepción de los inversores sobre los países con déficit más elevados. El diferencial de rentabilidad entre el bono español y el alemán, así como los CDS o seguros contra impagos de la deuda, se sitúan de nuevo cerca de máximos, en 156,8 y 259,93 puntos básicos, respectivamente. La subida de estas dos referencias implica unos mayores costes de financiación, cuando al Estado todavía le quedan por emitir 75.106,81 millones en letras y otros 55.805,11 millones en bonos en 2010. En la subasta de letras a seis meses de ayer tuvo que ofrecer el doble de rentabilidad para poder captar el objetivo que tenía previsto.
3) ¿Cómo se podrán financiar los bancos si se recrudece la crisis financiera?
La subida de los costes de financiación para el Estado supone un encarecimiento automático de la liquidez para el sector privado. Hace ya más de un mes que ningún banco o empresa se ha atrevido a salir al mercado de capitales en busca de dinero, cuando los vencimientos de deuda apremian. “Ni siquiera con aval público seríamos capaces de colocar ahora un bono”, indican fuentes financieras.
4) Y, en el caso concreto de la banca española, ¿cómo se resolverá el proceso de reestructuración financiera?
La intervención de CajaSur por parte del Banco de España, en la madrugada del sábado, ha puesto la guinda a una percepción muy negativa. Pese a que la caja sólo representa el 0,6% del sistema financiero español, los inversores lo ven como la punta del iceberg y de nuevo deja al descubierto la fragilidad del sector. La mayor percepción de riesgo provoca un encarecimiento de los costes de financiación.
5) ¿Cómo afecta la elevada exposición de la banca a los países con los déficit más elevados?
Un informe de Royal Bank of Scotland (RBS) cifra en 2 billones de euros la exposición de las instituciones extranjeras en deuda pública y privada a Grecia, España y Portugal. En el caso concreto de España, bancos y cajas tienen el 31,23% del saldo vivo total de deuda pública española, es decir, 143.377 millones de euros, según cifras del Tesoro Público. Una caída del valor de estos activos tiene un efecto demoledor sobre la cartera de los bancos y, por ende, sobre sus cuentas de resultados.
6) ¿Qué margen de maniobra tienen los bancos centrales en esta ocasión?
El Banco Central Europeo (BCE) anunció el 10 de mayo la compra de deuda pública y privada. Por ahora, ha adquirido 26.500 millones, “demasiado poco” según José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Además, según el experto, estas compras se han centrado en títulos portugueses y griegos, por lo que “todavía le queda mucha munición”, añade.
Por otro lado, la banca está apelando en mayor medida a las subastas del BCE. En la subasta semanal de ayer, el volumen superó los 100.000 millones de euros. Y es que, debido a que los mercados mayoristas de financiación están cerrados, las entidades son cada vez más dependientes de las inyecciones de la institución. Los bancos españoles han pasado de quedarse con un 10,71% del total prestado por el BCE en el eurosistema al 15,5% en un año.
7) ¿Puede sobrevivir la Unión Económica Y Monetaria (UEM) en un entorno de bajo crecimiento y de reducida integración de las políticas fiscales?
La crisis de la deuda soberana de los países del euro ha puesto en entredicho el concepto de la Unión Económica y Monetaria. Todo parece indicar que las autoridades pondrán cada vez más empeño en potenciar la E de las siglas UEM, porque la adaptación de las políticas fiscales y de las reformas estructurales ha demostrado ser insuficiente.
8) ¿Está resuelto el problema griego?
El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Khan, fue claro y conciso ayer: “Es un problema a largo plazo, un plan (de reajuste fiscal) a largo plazo. No puedo decir que estará resuelto antes de que acabe el año”. El país heleno se ha hecho con más de 14.000 millones, de los 110.000 millones que aportarán la CE y el FMI. Y EEUU mira cada vez con más preocupación una crisis que empezó siendo local y que se está contagiando al resto de Europa.
9) ¿Cómo afectará la nueva regulación financiera?
La banca teme que un excesivo endurecimiento de la regulación financiera (Basilea III) asfixie al sector y restrinja aún más el flujo del crédito y la recuperación económica. Sin crédito, las empresas tienen dificultades para refinanciar su deuda y para crecer, lo que afecta a sus valoraciones en bolsa. Los más críticos también aseguran que la nueva normativa podría acabar con dos décadas de innovación financiera en la industria bancaria.
10) ¿Qué implicaciones tiene la caída del euro?
La caída del euro, víctima de los especuladores y de las peligrosas estrategias del carry trade (Financiar con la divisa del país donde el precio del dinero es menor las inversiones en países con tipos más altos), tiene su lado negativo y positivo. Países como Alemania, cuya economía es muy dependiente de las exportaciones, se ven muy beneficiados porque venden su producto fuera más barato. Por el lado contrario, las inversiones en activos denominados en euros pierden atractivo, lo que puede provocar la fuga de inversores.