El cálculo de las riquezas de las naciones incluye ahora a la naturaleza, el buen gobierno y las habilidades humanas

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El cálculo de las riquezas de las naciones incluye ahora a la naturaleza, el buen gobierno y las habilidades humanas

Autor: BANCO MUNDIAL. http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/BANCOMUNDIAL/NEWSSPANISH/0,,contentMDK:22827506~menuPK:1074631~pagePK:34370~piPK:34424~theSitePK:1074568,00.html

Existe un vínculo claro entre la gestión cuidadosa del capital natural (bosques, áreas protegidas, minerales, energía y tierras cultivables) y los niveles crecientes de riqueza y bienestar económico.
El capital natural representa entre un 30% y 50% de la riqueza total de los países de ingreso bajo.

28 de enero de 2011 — Botswana, en África meridional, se destaca como un modelo en el mundo por la gestión cuidadosa de sus recursos naturales. En las últimas dos décadas, la economía del país creció un 7,8% en promedio —el más alto de la región— y entre 1995 y 2005 pudo aumentar su riqueza per cápita en un asombroso 35%. La manera en que lo logró y las razones por las cuales sobresale en África por aprovechar su “capital natural” para el desarrollo constituye un estudio clave de caso que se detalla en un nuevo libro del Banco Mundial.

The Changing Wealth of Nations (La riqueza cambiante de las naciones) —presentado a fines de enero de 2011 en la ciudad de Washington ante un nutrido auditorio— muestra un vínculo claro entre la gestión cuidadosa del capital natural (bosques, áreas protegidas, minerales, energía y tierra cultivable) y los niveles crecientes de riqueza y bienestar económico.

Ofrece un panorama exhaustivo del patrimonio de más de 150 países entre 1995 y 2005. La definición de “riqueza” que utilizan los autores va mucho más allá de lo que se mide tradicionalmente en el Producto Interno Bruto (PIB) de cada nación. Comprende el capital natural, el producido o manufacturado y los bienes que constituyen la “riqueza intangible”, por ejemplo instituciones sólidas, habilidades humanas, educación, innovación y nuevas tecnologías.

Los hallazgos claves

Un hallazgo clave del libro es que en los países de ingreso bajo, donde el capital natural representa un promedio de entre 30% y 50% de la riqueza total, el camino para el desarrollo es el aprovechamiento de dicho capital para el crecimiento. Cuando un país tiene instituciones sólidas, atrae las inversiones y crece. Las instituciones afianzan el imperio de la ley, garantizan la responsabilidad del gobierno y ayudan a controlar la corrupción.

Gran parte del éxito de Botswana se debe a esta combinación de gestión cuidadosa de sus recursos naturales y un gobierno fuerte y que rinde cuentas. Además de haber sido reconocido por Transparencia Internacional por obtener de manera sistemática la mejor clasificación en el Índice de Percepción de la Corrupción en África, esta nación asumió un compromiso de largo plazo para garantizar que los ingresos provenientes del sector minero sean reinvertidos en el desarrollo del país, en especial en salud y educación. A partir de la década de 1990, el Gobierno implementó un Índice de Presupuesto Sostenible, que controla el grado en el cual los ingresos del sector minero se vuelven a colocar en el presupuesto gubernamental. Un programa de responsabilidad ambiental proporciona la prueba de que los ingresos de la minería están beneficiando verdaderamente el desarrollo a largo plazo.

El desafío del capital no renovable

En consecuencia, el pueblo de Botswana ha estado disfrutando de una mejora constante de los ingresos de los hogares y de un acceso elevado a los servicios sociales clave. Estos logros se alcanzaron mientras muchos países vecinos, donde abundan los recursos, experimentaron disminuciones en el crecimiento y la riqueza per cápita durante el mismo período.

Durante el lanzamiento de la publicación, Glenn-Marie Lange, coautora del informe y líder del Equipo de Política y Economía del Departamento de Medio Ambiente del Banco Mundial, afirmó que a menudo los países con instituciones débiles no cuentan con los medios para transformar su capital natural en riqueza. Este hecho es especialmente cierto en aquellos de ingreso bajo que cuentan con recursos minerales.

“El desafío en estos casos es cómo transformar el capital no renovable en otros activos”, dijo. “Ello requiere la extracción eficiente de los recursos y, además, disponer de los mecanismos para recuperar la renta de los mismos y asegurar que se invierta para el crecimiento económico a largo plazo. Muchos países lo lograron, pero por desgracia otros no”.

El aporte de los ecosistemas al bienestar

Kirk Hamilton (i), coautor del informe y economista principal para asuntos ambientales del Grupo de investigaciones sobre el desarrollo del Banco Mundial, agregó que las “instituciones sólidas son esenciales para administrar la riqueza”. “Los países necesitan instituciones sólidas y confiables para hacer un seguimiento de cómo se usan sus recursos en el largo plazo”.

En la ocasión también estuvo presente Peter Seligmann, fundador y director ejecutivo de Conservación Internacional, quien sostuvo que ya era hora de que los ministros de Finanzas consideraran a los bosques como posibles “fábricas de agua” en lugar de recursos para explotación a corto plazo.

“Comprender cómo contribuyen los ecosistemas al bienestar humano es crucial para nuestro futuro y nuestra supervivencia, y ha sido históricamente subvalorado en gran medida”, dijo. “Somos un reflejo fiel del lugar donde vivimos, y es hora de empezar a incluir la noción de riqueza natural y responsabilidad ambiental en la economía si queremos ser capaces de sostener este planeta para las futuras generaciones. Este libro es el primer paso de un cambio importante en la manera de pensar”.

La responsabilidad del uso de las riquezas naturales

De hecho, el Banco Mundial está tomando la delantera para que la responsabilidad por la riqueza sea una realidad en algunos países. El año pasado, el presidente Robert B. Zoellick lanzó una iniciativa titulada Global Partnership for Ecosystem Valuation and Wealth Accounting (Alianza Mundial para la Valoración de los Ecosistemas y el Cálculo de la Riqueza), (i) conformada por naciones desarrolladas y en desarrollo. Próximamente, en el marco de ella, se estarán implementando programas piloto que incorporen el valor de los servicios de los ecosistemas en las cuentas nacionales.

El enfoque haría que un país, para tomar la decisión de talar un bosque de manglares, no solo considere las ganancias potenciales de una nueva área de desarrollo inmobiliario. O también que es probable que descontar las posibles pérdidas para el ecosistema provocadas por el daño a poblaciones de peces y la puesta en peligro de áreas costeras protegidas supere los beneficios de obtener ingresos de corto plazo.

“El uso de los recursos naturales es en gran medida la tarea de los ministros de Finanzas de los países. Todavía hay mucho trabajo por hacer, pero estamos dispuestos a enfrentar el desafío”, dijo durante el lanzamiento Otaviano Canuto, vicepresidente y Jefe de la Red de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del Banco Mundial. Sostuvo que The Changing Wealth of Nations provee un marco serio para ayudar a integrar la sostenibilidad y la contabilidad nacional.

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