FRUSTRACION Y DESPRECIO

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                                               Sinesio López Jiménez

Humala llegó al gobierno encarnando la esperanza de los de abajo y el miedo de los de arriba y sale de él representando la frustración de los primeros y el desprecio de los segundos.

El itinerario gubernamental está regado de traiciones a los que votaron por él, de halagos y amenazas de la derecha derrotada, de entrega desvergonzada a los poderes fácticos para obtener su confianza, de voracidades insatisfechas de los ricos, de ofensivas feroces de las derechas políticas (especialmente de García) y de los medios concentrados contra el gobierno humalista, de medianías en el diseño y aplicación de las políticas públicas y de ineptitud clamorosa de la pareja presidencial en el manejo del conflicto político con sus enemigos en medio de un difícil contexto nacional e internacional que afectó sobre todo a la segunda parte de su gobierno.

Humala ganó la primera vuelta apoyado por las izquierdas y la segunda respaldado y avalado por Toledo y Vargas Llosa contra el fujimorismo y las derechas de toda laya que tuvieron, sin embargo, la capacidad de transformar su derrota en victoria a punta de periodicazos y de halagos a la vanidad de la pareja presidencial. Esta sucumbió rápidamente a los encantos de los poderes fácticos que, antes que Humala asumiera el mando, ya tenían en sus manos las riendas del BCR y del MEF.

Se instaló entonces un gobierno de centro derecha acompañado por una izquierda incómoda que compartía un cachito del poder y que buscaba influir al menos en las políticas sociales. La presión de la derecha continuó hasta que Humala se deshizo del gabinete Lerner y de la izquierda que lo incomodaba e instauró un gobierno abiertamente derechista. Desde noviembre del 2011 la burocracia del MEF y del BCR y los poderes fácticos tuvieron las manos libres para gobernar a sus anchas e imponer la continuidad del modelo neoliberal.  Las derechas políticas y mediáticas cultivaban in pectore, sin embargo, una cierta desconfianza en Humala y veían con sospecha y condenaban el mínimo intento de independencia política.

Desde fines del 2013 la ofensiva de la derecha política, en particular de García, y de los medios concentrados se acentuó coincidiendo con la disminución de la inversión privada y con el comienzo del fin de largo ciclo exportador. La alta burocracia del MEF y del BCR manejó mal la política monetaria y fiscal para hacer frente a la desaceleración económica y la pareja presidencial manejó pésimo la ofensiva política y mediática de la derecha.

Un lugar especial ocupa el conflicto entre Humala y García. Este respondió a las acusaciones de los narcoindultos de la megacomisión investigadora con la denuncia de una supuesta reelección de la pareja presidencial que esta no tuvo los reflejos políticos para retrucar. En la guerra a muerta desatada entre ellos terminaron muriendo políticamente los dos. Murieron matándose.

Nadine mostró su ineptitud política total en el manejo de las agendas, de su “partido” y de la mayoría parlamentaria. En ellas ha perdido, no por culpa de sus enemigos, sino por su clamorosa impericia. Se ha suicidado.

EL FUJIMORISMO PIERDE EL PRIMER ROUND

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                                               Sinesio López Jiménez

El fujimorismo acaba de perder el primer round en la lucha contra el naciente gobierno de PPK por 38% contra 56%. Los naranjas se hubieran evitado esta derrota prematura, si en lugar de la confrontación, hubieran optado por una política de expectativa si no de concertación. La sangre en el ojo impide ver la política con claridad y es una mala consejera.

Como ya lo he señalado en este mismo espacio, el gobierno dividido (en el que el Presidente de la República es de un partido y el Congreso es controlado por otro partido) no constituye un problema en el presidencialismo puro porque en este la autonomía de los poderes es clara y precisa. Los Estados Unidos pre-Bush tuvieron 50 años de gobierno dividido y pudo llevar la fiesta en paz.

El gobierno dividido se vuelve un problema en el presidencialismo parlamentarizado como el nuestro debido a que en este caso el Congreso ejerce una serie de controles sobre el Presidente de la República, algunos francamente irrelevantes y ridículos como la autorización de salida del Presidente al extranjero. Esos controles impiden la gobernabilidad cuando ambos poderes desarrollan una política de confrontación.

En una situación de gobierno dividido en un presidencialismo parlamentarizado, como ya lo he señalado, caben tres posibilidades: el cogobierno, la confrontación o la concertación. En lugar de optar por una política de expectativa frente al inminente gobierno de PPK, el fujimorismo apostó por una política de confrontación (renuencia a reconocer su derrota, exigencia de pedido de perdón por supuestos agravios, descalificación del primer gabinete in nuce,desgano en el diálogo con el nuevo titular de la PCM) y ha sido prematuramente derrotado.

Los ciudadanos castigan una política de confrontación que ellos juzgan arbitraria cuando se despliega sin el conocimiento previo de las políticas públicas propuestas por el gobierno entrante. Es posible una política de cogobierno entre el fujimorismo y PPK como lo desean los poderes fácticos?. Es posible porque comparten, pese a diferencias de matices, el mismo modelo de desarrollo, pero es difícil porque el fujimorismo tiene sus propios intereses políticos. Al fujimorismo le interesa ganar las elecciones regionales y locales del 2018 y las nacionales del 2021. Para eso es necesario mantener una cierta autonomía del gobierno de PPK.

A las principales fuerzas políticas (Fuerza Popular, Frente Amplio), al gobierno de PPK y al país les conviene una política de concertación plural y abierta que proponga el primer gabinete de PPK en torno a ciertos puntos centrales: Reactivación de la economía, seguridad ciudadana, política anticorrupción, reforma política y reforma del Estado.

Esta política es posible dada la composición del nuevo gabinete integrada por profesionales capaces e íntegros, pese a las observaciones que se puedan a hacer a algunos de ellos.

 

SAN MARCOS ES UNA PASION

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                                               Sinesio López Jiménez

Desde su fundación en la Colonia, San Marcos ha acompañado la agitada historia del Perú, unas veces como protagonista y otras, las más recientes, como víctima de las crisis que han agobiado al país. En la Reforma Universitaria de los años 20 desempeñó un papel central en la apertura a la ciencia y en la democratización  de la enseñanza y la cultura. En la década del 60, San Marcos dejó de ser elitista y  mesocrática para convertirse en universidad popular y de masas. En esa década se produjo en su seno  un encuentro social de las élites, que aún se educaban allí, con los estudiantes de clase media y con los primeros contingentes de extracción popular que llegaban a ella.

Cuando San Marcos se masificó, el Estado dejó de darle los recursos necesarios para atender esa demanda masiva y, con ello, se produjo la mediocrización académica y la pérdida de gobernabilidad democrática. Las élites abandonaron San Marcos, los viejos profesores de prestigio se jubilaron o se fueron a otras universidades, algunos jóvenes partieron a enseñar en universidades extranjeras y pocos muy valiosos resistieron heroicamente hasta que se cansaron. En los 70 y 80 la radicalización, la irracionalidad y el sectarismo político se adueñaron de San Marcos. El movimiento estudiantil desapareció. San Marcos quedó en manos de una minoría intensa (el senderismo) que imponía el terror y de  operadores corruptos que ofrecían su respaldo al mejor postor.

Pese a sus errores (como la SUNEDU) que es necesario corregir, la nueva ley universitaria abre la posibilidad de cambios profundos tanto académicos como de gobernabilidad democrática de la universidad nacional. San Marcos cuenta ya con algunas facultades (Medicina y Veterinaria) que son centros de investigación de alta calidad y puede extender esas notables experiencias a todas las facultades convirtiéndose no sólo en la mejor universidad pública sino en la mejor universidad del país. Lo público no es sinónimo de mediocridad. En Brasil las mejores universidades son públicas. Ellas son, a su vez, las mejores universidades de AL.

Todos estos cambios requieren un gran conductor que sea a la vez un destacado profesor y un acusioso investigador y un líder con capacidad y experiencia de gestión pública. Esas virtudes posee, sin duda, el doctor Nicolás Lynch, candidato al rectorado de San Marcos. Nicolás Lynch es doctor en Sociología por la New School for Social Research de Nueva York, magister en Ciencias Sociales por la FLACSO-México y licenciado en Sociología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Es profesor principal de la Facultad de CCSS de la UNMSM y ha sido profesor e investigador invitado por diversas universidades extranjeras. Ha publicado 17 libros y numerosos artículos de su especialidad. También ha sido Decano del Colegio de Sociólogos del Perú, Coordinador del Doctorado y Director de la Unidad de Posgrado de Ciencias Sociales de la UNMSM. Como intelectual público, ha sido Ministro de Educación y embajador del Perú en la República Argentina. Invito a mis colegas y a los estudiantes a votar él. No nos defraudará.

¿COHABITACION O GOBIERNO DIVIDIDO?

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                                               Sinesio López Jiménez

En el Perú los políticos, los periodistas e incluso algunos constitucionalistas le piden al Presidente del Consejo de Ministros que se comporte como jefe de Gobierno. La exigencia es, desde luego, un error que surge de la calificación de nuestra forma de gobierno como semi-presidencialista. Incluso Sartori, uno de los grandes teóricos de la política y de la democracia, califica al caso peruano de “semi-presidencialismo degenerado” porque es un presidencialismo que tiene muchos controles parlamentarios, el más importante de los cuales es el voto de aprobación del gabinete nombrado por el Presidente de la República.

Que tenga algunos controles parlamentarios no convierten al presidencialismo en semi-presidencialismo. Lanzaro y otros politólogos latinoamericanos prefieren llamarlo presidencialismo parlamentarizado porque sigue conservando los rasgos centrales de todo presidencialismo, a saber, el Presidente de la República es jefe de Estado y jefe de gobierno, el Presidente nombra al titular de la PCM y se mantiene la división de poderes.

Estas características nada tienen que ver con el semi-presidencialismo cuyos rasgos centrales son los siguientes: Dualidad de poderes en el Ejecutivo que se divide en jefe de Estado y jefe de gobierno, el jefe de gobierno es elegido por el Parlamento y éste se renueva periódicamente. De ese modo los cambios en el estado de ánimo de la sociedad se expresan en el cambio parcial de la representación parlamentaria que, a su vez, puede cambiar al jefe de gobierno, manteniéndose, sin embargo, el jefe de Estado. Este es elegido por los ciudadanos, representa a la nación, dirige las relaciones exteriores, declara la guerra y la paz y da estabilidad a la política. El cambio se produce en la jefatura de gobierno que se encarga del día a día de la política.

La dualidad de poderes en el Ejecutivo puede dar pie a la cohabitación en la que el Jefe de Estado es de un partido y el jefe de gobierno es de otro partido. Fueron los casos en los que Mitterrand (Presidente socialista) tuvo como Jefe de Gobierno a Chirac (gaullista) y éste como Presidente de la República tuvo como primer ministro a Jospin (socialista). Un despistado constitucionalista ha calificado al futuro gobierno de PPK como cohabitación cuando en realidad se trata de un gobierno dividido en el que el jefe del Ejecutivo es de un partido (PPK) y el Congreso es controlado por otro partido (FP). Cohabitación no es, pues, lo mismo que gobierno dividido.

De los tres escenarios posibles del gobierno dividido de PPK  (cogobierno, confrontación y concentración) el más deseable es quizá el de la concertación plural y abierta que, manteniendo el carácter opositor de FP y del FA, haga posible el despliegue de políticas públicas en favor de la población, respaldadas por los partidos de diversa orientación ideológica. Esta es una posibilidad de corto plazo. Para el largo plazo es necesario reformar el presidencialismo parlamentarizado del mismo modo que el sistema electoral y el sistema de partidos. Sospecho que estas reformas no las puede hacer el próximo Congreso de la República que va a ser incapaz de hacerlo. Se va a necesitar un momento constituyente.

LOS TECNOPOLITICOS

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                                   Sinesio López Jiménez

¿Cuál será el perfil del primer gabinete de PPK?. ¿Cuál será su composición?. ¿Cuál será su orientación ideológica?. Sospecho que será como él: un gabinete tecno-político de centro derecha, como la mayoría de los gabinetes de 1990 en adelante, período en el que se produjeron la crisis y el colapso de los partidos. Desde entonces el Perú no tiene gabinetes políticos ni puramente tecnocráticos sino un mix entre la política y la tecnocracia. Es posible (y deseable) que sea mejor que todos los anteriores porque el Presidente que los escoge es también mejor.

La calidad y la eficacia de los gabinetes importan, pero importa también su duración. La estabilidad de los gabinetes ayuda mucho a su buen desempeño. Los gabinetes volátiles como los de Humala, cuya duración promedio ha sido de siete meses, no contribuyen a la gobernabilidad. ¿De qué depende la duración de los gabinetes?. El principal factor de estabilidad de los gabinetes es una buena relación entre el Ejecutivo y el Congreso sea por cogobierno, sea por concertación entre ellos.

Si la buena relación falla y se impone un escenario de confrontación, entonces la duración del gabinete puede provenir del impacto favorable de las primeras medidas (durante los cien primeros días) en los sectores mayoritarios de la población y del apoyo que ellos brinden, por reciprocidad, al gobierno. Otro factor de estabilidad ministerial es el respaldo de los poderes fácticos, especialmente de los medios. Si PPK recibe el apoyo de todos los poderes fácticos, como es previsible, va a contar con gabinetes más o menos estables.

Uno de los focos actuales de interés de los medios es la nominación del Presidente del Consejo de Ministros. A diferencia del parlamentarismo y de semipresidencialismo, en los que el Primer Ministro es elegido por el Congreso y es el jefe del gobierno, en el presidencialismo es nombrado por Presidente de la República y sólo es un coordinador del gabinete. En el presidencialismo (incluido el nuestro que es parlamentarizado) el Presidente de la República es jefe de Estado y jefe de gobierno.

Es aconsejable que el jefe de la PCM, dado su papel de coordinador de los ministros y de las políticas sectoriales, tenga una mirada holista de la política, la economía y la sociedad, rasgo este que no se halla en los tecnócratas ni en los tecnopolíticos. Este es el papel de un político de calidad y de prestigio. Esto sería lo ideal. En realidad, la PCM es un cajón de sastre que alberga a disímiles aparatos de estado que han sido desechados por los ministerios.

Gobernar al Perú no es fácil. Somos un país con ancestrales problemas estructurales y con clivajes sociales irresueltos. La coyuntura económica nacional e internacional es tan difícil como la coyuntura política atravesada por un gobierno dividido (el Ejecutivo es controlado por un partido y el Congreso por otro) dentro de un presidencialismo parlamentarizado. Carecemos de partidos y el Estado es un desastre. Por eso son necesarios un Presidente y un gabinete de calidad, aunque sean de centro derecha.

ESCENARIOS

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                                               Sinesio López Jiménez

PPK no la tiene fácil. El contexto económico nacional e internacional es difícil, como lo  ha subrayado Félix Jiménez. El contexto político es igualmente complicado. Tiene que operar dentro de un gobierno dividido en el que el Ejecutivo está en sus manos, pero el Congreso es controlado por el fujimorismo. Esta situación se agrava debido al presidencialismo parlamentarizado  en el que, a diferencia del presidencialismo puro,  el Presidente de la República está sometido a una serie de controles parlamentarios.

La cosa se pone color de hormiga si se tiene en cuenta la falla de dos herramientas fundamentales de la política: el partido y el Estado. PPK no tiene partido de gobierno porque carece de partido en la sociedad que lo respalde. El agrupamiento personalista PPK es él y sus amigos. El Estado que necesita para desplegar las políticas públicas cuenta con pocas capacidades y tiene escasa penetración en la población y en el territorio. Es un estado básicamente costeño, débil e ineficiente.

Pero no todo es dificultades, problemas y carencias. PPK tiene también sus activos con los que puede responder a los desafíos que tiene al frente, comenzando por él mismo. Si se le  compara con los presidentes que el Perú ha tenido en las tres últimas décadas, PPK es quizá el mejor equipado para enfrentar esos desafíos, en particular el difícil contexto económico nacional e internacional. Si usa su buen criterio, puede rodearse de un excelente equipo de ministros, viceministros y altos funcionarios que le ayuden a enfrentar los problemas y desafíos.

Si se considera el gobierno dividido dentro del presidencialismo parlamentarizado tres escenarios posibles: el cogobierno, la confrontación y la concertación. Todos ellos tienen pros y contras. El cogobierno con el fujimorismo es posible porque ambos apuestan al mantenimiento del modelo neoliberal, pese a las diferencias de matices de sus programas económicos. Recibe, además, el fuerte respaldo de los poderes fácticos. Al fujimorismo no le conviene, sin embargo, el cogobierno porque necesita tener las manos libres para enfrentar en buenas condiciones las elecciones regionales y locales del 2018 y las generales del 2021.

El fujimorismo es el más proclive a un escenario de confrontación esperando que él le rinda mejores resultados para enfrentar las elecciones del 2018 y 2021. Parece estar dispuesto, con este fin,  a usar su mayoría parlamentaria para jaquear y bloquear al gobierno de PPK. Este, sin embargo, tiene herramientas diversas para desbloquearse y ganar la batalla, la principal de ellas el control del MEF que, en la práctica, ha gobernado el país durante los últimos 30 años, independientemente de la falta de control del Parlamento por parte del Ejecutivo. El límite mayor que puede tener este escenario es el rechazo de la opinión pública a un confrontacionismo cerril y caprichoso.

El escenario más viable parece ser el de la concertación abierta y plural sin  compromisos de cogobierno ni con el fujimorismo ni con el Frente Amplio. Concertación económica con el fujimorismo y concertación para combatir la corrupción y defender los derechos de la gente con el FA.

 

EL PODER EXAGERADO DE KF

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                                               Sinesio López Jiménez

La señora Fujimori exagera sobre el poder que efectivamente tiene. Ella cree que el control del Congreso y de FP, su partido, le otorga el poder suficiente para tener al gobierno de PPK en jaque permanente. Se equivoca. Esa exageración la lleva a exigir que, para sentarse a conversar, PPK le pida disculpas por los supuestos agravios de la campaña electoral. Lo quiere humillar.

¿Quién debe pedir disculpas a quién? A la señora Fujimori le han dicho muchas verdades que ella toma como ofensas. No es un agravio afirmar que ella fue la primera dama del gobierno más corrupto de la historia peruana, que  el gobierno de su padre cometió crímenes y delitos de lesa humanidad y que fue un régimen autoritario nacido de un golpe de Estado. Tampoco es un agravio sostener que la familia Fujimori quiere instaurar un régimen dinástico. Ella está donde está en la política, en gran medida, porque se apellida Fujimori. Y si ella sale del ruedo, se prepara Kenyi para reemplazarla.

Mucho menos es un agravio la denuncia según la cual el secretario general de su partido es investigado por la DEA por el supuesto delito de narcotráfico y por la Fiscalía peruana por el supuesto delito de lavado de activos desde hace dos años. Si todas estas denuncias (que no son todas) contra KF son verdades de a puño quien tiene que pedir disculpas al Perú y a los peruanos es ella por habernos querido vender gato por liebre.

Pero la señora Fujimori se equivoca sobre el poder que tiene el Congreso.  Es cierto que este tiene una serie de controles sobre el Ejecutivo en un presidencialismo parlamentarizado como el nuestro, pero esos controles tienen límites y no pueden abusar con ellos. El voto de investidura al gabinete, por ejemplo. Esos controles no lo convierten en parlamentarismo (en el que el Congreso es el primer poder del Estado) o en semi-presidencialismo (como equivocadamente piensa Sartori) ni eliminan el dato fundamental de todo presidencialismo: El Presidente de la República es jefe de Estado y jefe de gobierno.

Como jefe de gobierno, el Presidente controla el MEF, el superministerio que, desde hace  mucho tiempo, gobierna efectivamente al Perú y que, incluso, avasalla al Congreso que no tiene capacidades para limitar su poder. La alta burocracia del MEF y del BCR tiene un peso decisivo no sólo en la economía sino también en la política.

El poder del Ejecutivo se acrecienta si, como es previsible, los poderes fácticos (la CONFIEP y los medios) se alinean con PPK. No hay que olvidar el peso que tienen los medios en la correlación política de fuerzas. No son invencibles, pero tienen  mucho poder sobre todo cuando se trata de destruir al enemigo político. En la segunda vuelta los medios concentrados (particularmente el canal 4 y El Comercio) abandonaron a KF para respaldar decididamente a PPK. Sin ellos, las denuncias contra Ramírez (secretario general de FP) y Chlimper (primer Vicepresidente) no hubieran producido los estragos que produjeron en la candidata del fujimorismo.

UN GOBIERNO DIVIDIDO

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                                               Sinesio López Jiménez

Con el triunfo de Kuczynski en la segunda vuelta se instala en el Perú un gobierno dividido en el que el Presidente es de un partido (PPK) y el Congreso es controlado por otro partido (Fuerza Popular). Esta división no es un problema en un régimen presidencialista puro (como el de USA) en el que existe una clara autonomía de poderes, pero puede serlo en un presidencialismo parlamentarizado (como el nuestro) en el que el Presidente está sometido a ciertos controles parlamentarios. Entre estos, el voto de investidura del gabinete nombrado por el Presidente.

Pese a los problemas que trae consigo (en un presidencialismo parlamentarizado) el gobierno dividido, este es preferible a un gobierno absolutista en el que el Presidente de la República controla el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo y extiende luego su control al Poder Judicial y a los organismos de control institucional (Contraloría, TC, CNM, Defensoría, etc). Este hubiera sido el caso si KF hubiese triunfado en la segunda vuelta.

Una de las reformas políticas que es necesario hacer en el futuro es el cambio del régimen presidencialista parlamentarizado por el de presidencialismo puro debido a los problemas de gobernabilidad que aquel genera. Antes del gobierno de George Bush, USA tuvo 50 años de gobierno dividido y todo funcionó más o menos bien. Lamentablemente este cambio de régimen político no lo puede llevar a cabo el Congreso de la República (debido a sus propios intereses y a sus apetitos desmedidos de poder) sino un Poder Constituyente.

En el Perú hemos tenido algunas experiencias de gobierno dividido en el último año de los gobiernos de Humala y de Toledo y en todo el primer gobierno del Presidente Belaúnde. En este último caso el gobierno dividido generó graves problemas de gobernabilidad que culminaron en el golpe del general Velazco Alvarado (1968). Tratando de evitar el golpe, el Presidente Belaúnde hizo la propuesta de gabinetes conversados al Apra y al Odriísmo, pero ya era tarde.

Kuczynski conoce bien la permanente confrontación que desarrollaron Acción Popular y la Democracia Cristiana, por un lado, y la coalición Apra-Uno, por el otro, y que terminó en el golpe de Estado de Velazco. Es probable que esa experiencia lo lleve a evitar la confrontación y a plantear una política de concertación de alcances múltiples: acuerdos con el fujimorismo en el modelo económico y acuerdos con el centro y con la izquierda en todo lo que se refiere al despliegue de políticas sociales y al respeto de las libertades y de los derechos humanos. Como lo hizo Haya de la Torre en la Asamblea Constituyente (1979-1980).

La cosa no será fácil si se tiene en cuenta la dura polarización en la que se ha desarrollada la segunda vuelta y la estrecha diferencia de los resultados. El fujimorismo tiene sangre en el ojo y el antifujimorismo radical es muy fuerte en la izquierda. Las dificultades se incrementan si se tiene en cuenta que los diversos líderes de la oposición quieren situarse bien frente al gobierno y a la opinión pública con miras a las elecciones regionales y locales del 2018 y a las elecciones generales del bicentenario (2021). Que sea difícil no significa, sin embargo, que sea imposible.

LEALTAD Y ATRACCION EN LAS SEGUNDAS VUELTAS

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Sinesio Lopez Jimenez

Desde una perspectiva meramente electoral, los competidores de las segundas vueltas tienen que realizar tres operaciones básicas: retener lo ganado en la primera vuelta, ganar los votos de los que no pasaron a la segunda vuelta y obtener el apoyo de los que votaron blanco y viciado en la primera vuelta. Lo primero alude a la capacidad de retener la lealtad de los que votaron en la primera vuelta mientras la segunda y la tercera se refiere a la capacidad de atracción de los votantes de otras tiendas políticas y de los que rechazan todas las opciones electorales.

Anunciar estas operaciones es fácil, pero ejecutarlas es difícil porque ellas pueden chocar entre sí. Retener los votos de la primera vuelta puede entrar en  tensión o en contradicción con las concesiones que los candidatos que pasan a la segunda  tienen que hacer a los que no votaron por ellos en la primera. Ese riesgo se corre y se hace efectivo cuando algún sector de votantes abandona el barco por algún tipo de desacuerdo. En el 2001 García le arranchó 62 distritos de los 892 que habían votado por Toledo y este le arrebató solo 3 de los 231 que había obtenido el líder aprista en la primera vuelta.

En el 2006 García le quitó a Humala 12 de los 961 distritos en los que había triunfado en la primera vuelta y Humala le quitó a García 4 de los 204 en los que había ganado. En el 2011 KF le arrebató 11 distritos a Humala y este le quitó 68 distritos. El patrón básico de las secundas vueltas es, sin embargo, que los competidores mantiene la lealtad de la mayoría de lo ganado en la primera vuelta.

La operación más importante es obtener el apoyo de los que votaron por otros candidatos que no llegaron a la segunda vuelta. En 2001 Toledo atrajo a 336 distritos y García a 232 distritos que no votaron por ellos en la primera vuelta. En 2006 Humala atrajo a 336 distritos, principalmente de la sierra, y García a 260, ubicados especialmente en la costa que son más poblados. En 2011 Humala atrajo a 265 distritos tanto de la costa como de la sierra mientras KF obtuvo el apoyo de 232 distritos, ubicados especialmente en la costa. Ambos candidatos compartieron casi por igual el apoyo de la selva.

El nivel de atracción de los candidatos de la segunda vuelta depende de la cercanía geográfica y social que creen tener los votantes con ellos, por un lado,  y de la lejanía ideológica y política que los electores tienen o creen tener con los candidatos. La capacidad de atracción de KF se apoya más en la cercanía geográfica y social de los votantes con ella  y la capacidad de atracción de PPK se debe a la  distancia ideológica y política que sienten algunos sectores de votantes con respecto a KF. Los que votan PPK están votando en realidad contra KF.

Cuando la disputa por el voto es ajustada, ganar el voto viciado y blanco puede ser decisivo. En el 2001 Toledo obtuvo el apoyo de 66 distritos que habían votado blanco o viciado  en la primera vuelta, mientras García sólo obtuvo el respaldo de 22. En el 2006, 79 distritos que habían votado blanco o viciado en la primera vuelta votaron por Humala en la segunda vuelta mientras que por García solo votaron 20.

Lima es, en general, una plaza decisiva que define la segunda vuelta. En el 2001 García atrajo a casi todos los distritos de los conos y Toledo a los distritos de clase media y alta.  En 2006 García recibió el apoyo de todos los distritos de Lima sin haber ganado uno solo en la primera vuelta. Los recibió gratis de los otros candidatos, especialmente de Lourdes Flores. En 2011 KF perdió pese a que tuvo el respaldo de casi todos los distritos de Lima.

 

¿A QUIEN LE PEDIRIAS QUE GUARDE TU BILLETERA?

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                                               Sinesio López Jiménez

En ningún país del mundo el programa de gobierno de  un candidato le hace ganar una elección. Ni en los países avanzados cuyos ciudadanos son más educados e informados el programa es decisivo para tener éxito electoral. Los programas son orientaciones generales para gobernar, pero no para ganar elecciones. Los programas ayudan, pero no son decisivos.

Entonces, ¿cuál es la clave?. Como muchas cosas en la vida, la confianza parece ser decisiva. No hay democracia sin confianza. Tampoco crédito ni desarrollo. La sociedad misma no es viable sin un mínimo de confianza que nos permite hablar de “nosotros” o, al menos, tener una convivencia aceptable. ¿De qué depende la confianza en una elección de candidatos a la Presidencia de la República? Hay varios factores, pero destaco los más importantes.

  1. En primer lugar, el candidato es el eje de la confianza, sobre todo en un país sin partidos. Su formación académica y política en centros académicos de calidad del Perú y del extranjero. El conocimiento y la visión del país que le permitan formular propuestas adecuadas. Sus capacidades para enfrentar desafíos y problemas, encontrar las soluciones más pertinentes y tomar las decisiones más eficaces. Su integridad moral probada y su disposición a manejar los asuntos públicos con transparencia. Su empatía con los más necesitados del país y un cierto carisma que le permita tener seguidores que confían en él.
  2. Un equipo de gobierno de primera, formado en las mejores universidades del mundo, que haya tenido experiencia en el manejo de organizaciones privadas o públicas, que sepa tomar decisiones que resuelven los problemas que enfrenta, que inspire confianza no sólo a los empresarios sino también a la gente de a pie.
  3. Ante la ausencia de partidos, que tenga el respaldo, no de los poderes fácticos que velan sólo por intereses mezquinos y que tienen recursos para defenderse solos, sino de las organizaciones y asociaciones de la sociedad civil y de los ciudadanos de a pie.
  4. El conocimiento y la habilidad en el manejo de las funciones y capacidades de la compleja macroestructura estatal. La comprensión de los actuales límites del Estado y de la necesidad de reformarlo para desarrollar las capacidades que permitan cumplir bien las funciones que tiene.
  5. El conocimiento y el manejo de las situaciones difíciles del complejo mundo globalizado. Conversando con mi amigo Balo Sánchez León sobre quien debería ser ministro de Economía y Finanzas, cuando triunfó Humala, me hizo la pregunta precisa:¿A quién le pedirías que guarde tu billetera?. Esta es la pegunta que PPK tiene que hacer a la teleaudiencia en el debate del domingo, previa exhibición contundente del prontuario de la señora KF.

Yo no entregaría mi billetera a la señora KF porque ella es capaz de negar que la recibió con la mayor seriedad del mundo. Su cinismo no tiene límites. Miente sin pestañar. Es capaz de acuchillarnos con una sonrisa. Habla con desparpajo de corrupción como si se tratara de otros. Estoy seguro que PPK me la devolvería con más o menos plata, dependiendo de la tasa de interés en el mercado.