Sinesio López Jiménez
Es difícil para ciertos gobernantes mantener el sentido de las proporciones. Ellos tienden generalmente al desborde y a cargar las tintas para un lado o para otro. Es el caso de García que pasa drásticamente de la crítica al ciudadano demandante (perro del hortelano) al planteamiento de exigencias al ciudadano responsable sin establecer los equilibrios necesarios. Es cierto que ningún sistema político es viable si los ciudadanos se limitan a reclamar derechos o formular demandas sin asumir responsabilidades y ofrecer apoyos. Pero también es cierto que ningún sistema político moderno es viable y estable si carga a los ciudadanos con responsabilidades sin reconocerles derechos. Pero, sobre todo, ningún sistema político puede ser eficaz si las autoridades no asumen sus responsabilidades, garantizan los derechos reconocidos y se comprometen a orientar los recursos del estado a atender ciertas necesidades prioritarias de los ciudadanos. Este el caso de la educación pública. En efecto, no tendremos una buena educación pública si no contamos con buenos maestros. Para ello se vienen desarrollando una serie de políticas que inducen a la mejora de la educación por el lado del maestro. Eso está bien. Pero es falso e injusto responsabilizar exclusivamente a los maestros del desastre educativo del país como lo viene haciendo García. Me parece bien que se abra la posibilidad de participar a los padres de familia en el control de calidad de la educación de los hijos y que los padres manejen, con esa finalidad, ciertas herramientas que les permitan intervenir. Hay que democratizar el control. No existe ninguna razón, ni siquiera la calificación técnica, para que la burocracia monopolice el control de la calidad de la educación pública. Pero el gobierno no puede lavarse las manos y evadir sus responsabilidades. Aquí van algunas preguntas ineludibles a García sobre el tema: ¿En cuánto ha incrementado su gobierno el gasto en educación como porcentaje del PBI?. ¿Qué está haciendo su gobierno para que el Perú no ocupe en América Latina los últimos lugares en lo que se refiere al gasto público en educación? ¿Qué medidas se han tomado para hacer que la educación básica sea efectivamente gratuita? ¿Qué medidas de política se han tomado o se piensa tomar para hacer que el gasto público en educación se realice con equidad? ¿ Cuando cree que el gobierno alcanzará la meta fijada (6% del PBI) por el Acuerdo Nacional?. ¿Qué reformas de gestión educativa está impulsando para mejorar la calidad de la educación?. La educación marcharía mejor si el gobierno no evadiera sus responsabilidades y destinara un porcentaje significativo del PBI a la educación. En América Latina los países que invierten más en Educación son Uruguay, Argentina Chile y México. Pese a ello, esos países no están ni a mitad de camino de lo que invierten los países que han alcanzado el mayor nivel educativo: Japón, Austria, Canadá, Estados Unidos y la mayoría de los países de Europa.
Casi lo mismo se puede decir en lo que se refiere a la salud. Felizmente en el Perú tenemos excelentes médicos porque la mayoría de las facultades en que se forman tienen una muy alta calidad académica. Sería un despropósito afirmar que la mala situación de la salud en el Perú se debe a los profesionales de la salud y a los médicos. Es cierto, sin embargo, que los ciudadanos tienen que asumir responsabilices en el campo de la salud. No podemos exigir salud para todos sino nosotros mismos no contribuimos a mantener nuestra propia salud consumiendo una dieta adecuada o si nos negamos a pagar los impuestos que debemos pagar. No es justo reclamar atención médica a todos los ancianos si no contribuimos a mantener sanos a los nuestros. Falta desplegar una política más agresiva para comprometer a los ciudadanos en la prevención de la salud. En este campo las principales deficiencias provienen de las inadecuadas, insuficientes e ineficaces políticas de salud y de los pocos, muy pocos recursos que le dedica el gobierno.
Ciertamente los ciudadanos deben asumir sus responsabilidades en todas las actividades que despliegan. Pero para que el gobierno tenga autoridad moral para exigir responsabilidad a los ciudadanos tiene que reconocer y garantizar los derechos de los ciudadanos, es decir, tiene que gobernar para la mayoría de los ciudadanos. Y esto es lo que no hace García. Si se examina las políticas públicas que viene aplicando este gobierno, las sociales están en clara desventaja frente a las económicas y los sectores altos son más beneficiados que los sectores populares y pobres. Eso, por un lado. Por otro, la participación y el control de los ciudadanos no pueden limitarse a sus propias actividades. El verdadero control de los ciudadanos y de la sociedad civil se despliega sobre todas las actividades y políticas que promueve el gobierno con la finalidad de que ellas sean eficaces y transparentes. Y eso es lo que no quiere García. García quiere cogobernar con ciudadanos que no tengan derechos ni formulen demandas y, sobre todo, que no ejercen control ni fiscalización sobre su gobierno.