Sinesio López Jiménez
La campaña recién empieza, pero García ya canta una victoria anticipada del modelo neoliberal y de sus defensores en las elecciones generales: “Se acabó el peligro, cualquiera de los que aparentemente tiene ventaja podrá y deberá mantener lo sustantivo del modelo exportador, descentralista, democrático y de la inversión de nuestro país. Creo que pocos piensan en que alguien podría contradecir la voluntad del pueblo peruano”. ¿Cuáles son los que aparentemente tienen ventaja?. En defensa de la continuidad del modelo neoliberal García no sólo incluye a sus engreídos Castañeda y Fujimori sino que extiende su reconocimiento (es el sapo que tiene que tragarse) a Toledo. García tiene razón en este punto. En efecto, más allá de las diferencias secundarias que presentan los candidatos de derecha, ellos coinciden en el tema fundamental de la continuidad del modelo neoliberal.
Muy orondo García concluye: “Ya no hay un riesgo anti-sistema como hace apenas cinco años se presentaba en el horizonte”. Sorprende que alguien que cree saberlo todo tenga una grave confusión conceptual. ¿Quien es el anti-sistema? ¿Ollanta que quiere cambiar el modelo económico neoliberal extremo o García que amenaza con un golpe de estado si el líder nacionalista triunfa en las elecciones? Si apelamos a la tradición académica sobre este tema, el anti-sistema es, sin duda, García. ¿Y cuál es la voluntad del pueblo peruano?. Una de las formas de saberlo es revisando lo que la gente expresa en las encuestas. ¿Y qué dicen las encuestas?. En la encuesta de IMASEN los que quieren la continuidad del modelo neoliberal y de sus políticas económicas llegan al 25.1% en todo el país. En Lima se encuentra el mayor porcentaje de los continuistas: el 43.6%. En la encuesta del IOP de la PUCP estos se reducen al 12.9% en el país y a 17.4% en Lima.
La mayoría del país quiere, por el contrario, un cambio del modelo neoliberal y de sus políticas económicas: el 73.9% en la encuesta de IMASEN y el 77.7% en la de la PUCP. De ellos el 37. 4% (IMASEN) o el 39.7% (PUCP) quiere cambios parciales y el 36.5% (IMASEN) o el 38.0% (PUCP) pide cambios radicales. Algunos “analistas” (¿o encubridores de la desagradable realidad?) suman, sin embargo, papas con camotes. El 62.5% (IMASEN) o el 52.6% (PUCP), dicen sin ruborizarse, quiere la continuidad o cambios moderados del modelo económico. ¡Eso no se puede hacer, peluches engreídos de la extrema derecha, sin falsear la realidad!. Una cosa es la continuidad y otra cosa es el cambio del modelo. Este puede ser moderado o radical, pero es un cambio.
En el comportamiento político de la gente cuentan también sus percepciones de la realidad económica. Ellas son un nivel de realidad de la política. Si la mayoría de la gente cree que a Toledo le fue mejor que a García en lo que se refiere a la situación económica de las familias, la inflación, el empleo y la pobreza así es (mas allá de las cifras del INEI de García) y esa creencia se va a expresar en la política. Sólo el 17% de los peruanos cree que la situación económica de las familias ha mejorado; la mayoría (40.2%) afirma que ha empeorado y el 39.5% piensa que sigue igual. Las regiones más descontentas son el sur, el centro y el oriente. Es aplastante la percepción de mayor inflación durante el presente gobierno que en el pasado de Toledo. La mayoría cree que hay menos empleo (48.6%) y más pobreza (48.2%). Estas últimas cifras explican, en parte, las preferencias por Toledo. Pero la exigencia mayoritaria de cambio del modelo neoliberal puede terminar afectándolo.
Después de veinte años de vigencia, el modelo neoliberal es desaprobado por la mayoría de país que demanda su cambio. Pero la mayoría apuesta por los candidatos que quieren la continuidad del modelo desaprobado. ¿Qué está pasando?. Una temporal disonancia cognitiva y política que la campaña electoral puede corregir. A través de una campaña inteligente Ollanta tiene la oportunidad de mostrar la diferencia.
EL MODELO NEOLIBERAL EN EL CANDELERO
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