DESENCANTADOS CON LA POLÍTICA

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Sinesio López Jiménez

Pasada la ALC-UE, el presidente García ha vuelto a la normalidad. Su aprobación se mantiene en el mismo nivel de diciembre del 2007 y mejora en las regiones, salvo en el norte en donde desciende de 29% a 21.8%. Su aprobación en algunas regiones es superior a la de los presidentes regionales. Estos han experimentado un fuerte desgaste, salvo los del oriente que tienen una alta legitimidad por desempeño (53%), contrariamente a los del sur (18.4%) y a los de centro (16.4%). García ha tenido una cierta capacidad para frenar la caída vertical que se inició en julio del año pasado. Los ciudadanos la atribuyen a su destacado liderazgo y a la claridad de sus objetivos y sus metas, pero un cuarto de la población no le reconoce mérito alguno. Es probable, sin embargo, que el congelamiento temporal de la caída obedezca a algunas medidas que impulsa el gobierno y que favorecen a los sectores populares (la ley de tercerización y la distribución de las ganancias a los trabajadores mineros formales e informales) y a la supuesta reducción de la pobreza. El impacto incremental de ésta puede provenir más de los sectores medios y altos que de los sectores pobres y muy pobres. La mayoría de los peruanos piensa, en efecto, que la pobreza no ha disminuido y que entre los principales desafíos que el gobierno tiene que enfrentar están la falta de trabajo, la corrupción, la pobreza y la inseguridad. Ello no obstante, la mayoría (48.9%) cree que el segundo gobierno de García es mejor que el primero, pero el 14.5% siente que es peor, particularmente el sur (25.6%), el centro (25.5%) y el oriente (22.8%). Esto puede expresar la opinión contestataria de los muy pobres.
Con excepción de los acuerdos comerciales internacionales y la promoción de las inversiones, que los ciudadanos aprueban, en todo el resto de políticas (promoción del empleo, control de la inflación, el tema de sueldos y salarios, la calidad de la ecuación pública, el acceso a los servicios de salud, el acceso al agua y al desagüe, la seguridad ciudadana, la reforma del poder judicial, la lucha contra la corrupción) el gobierno sale desaprobado: La gente cree que en todos estos rubros está igual o peor que antes. En otras palabras, García es aprobado en su relación con el capital, pero es desaprobado en su relación la sociedad, especialmente con los sectores populares, pobres y muy pobres. Los peruanos tienen poco o ninguna confianza en el gobierno, en los poderes del Estado, en las instituciones públicas y en los partidos. Esta devaluación de los poderes e instituciones hace que haya poco o ningún interés por la política y que la mayoría (51.9%), especialmente Lima, el sur y centro, estén insatisfechos con la democracia y que crean que el país es poco o nada democrático. Pese a ello, siguen apostando a la democracia como la mejor forma de gobierno, con excepción del centro y sur a los que les da lo mismo cualquier forma de gobierno. Finalmente, La mayoría de los peruanos piensan que García se ha desplazado a la derecha y que la sociedad está en el centro, mostrando tendencias hacia una lenta conservadorización.

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