TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA

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Sinesio López Jiménez

Nuestros políticos vuelven a tropezar con la misma piedra. ¿De qué está hecha?. Del congelamiento estructural de instituciones mal diseñadas y de una historia repetida. Por la historia sabemos que cada vez que hay un gobierno dividido en un presidencialismo parlamentarizado la cosa acaba mal. A esto hay que añadir otra piedra institucional (la incapacidad moral del presidente) que viene del siglo XIX y otra, puesta por la crisis de los partidos de 1990 en adelante, que consiste en la inexistencia de partido de gobierno. El caso de Vizcarra es extremo: no tiene partido de gobierno ni en el ejecutivo ni en el congreso.

¿Qué es un gobierno dividido?  En un tipo de gobierno en el que el Ejecutivo es ocupado por un partido y el Congreso está en mano de otro u otros partidos. Es propio del presidencialismo. En el semi-presidencialismo hay una figura parecida, la cohabitación, pero no es lo mismo. La cohabitación se produce cuando el Jefe de Estado, elegido por el pueblo, es de un partido y el jefe de gobierno o primer ministro, elegido por el congreso, es de otro partido. La cohabitación es una división en el poder ejecutivo.

¿En qué consiste el presidencialismo parlamentarizado? Es un híbrido que combina el presidencialismo con algunas formas del parlamentarismo (voto de investidura, censura, etc) generando problemas de gobernabilidad. En el presidencialismo puro el gobierno dividido es inocuo. Es lo que ha sucedido y sucede en USA.

El gobierno dividido (sin partido de gobierno y con la espada de Damocles de la incapacidad moral) es lo permanente, lo estructural. Lo que cambia es la coyuntura con un libreto específico, los actores,  la indumentaria y el coro. En el caso de PPK el libreto fue la corrupción, cometida hacía 10 años atrás, rebelada por el Lava Jato. Los personajes eran un PPK políticamente débil, confiado e indolente que se negó a apelar a los mecanismos de equilibrio de poderes que la Constitución le ofrecía, y una KF, dolida por la derrota y agresiva, dispuesta a desbarrancarlo.

El actual libreto es pobre y de mal gusto. Es la contratación irregular de un cantante casi desconocido que existe gracias al escándalo levantado por los medios. Los personajes son, por lado,  un Vizcarra, decidido pero levitante, casi solitario, con un pequeño entorno, por lo visto estos días, bastante mediocre y desleal y, por otro, un personaje, intelectual y políticamente pequeño pero con grandes ambiciones, que funge de presidente de un congreso fragmentado, y otro congresista que, por las acusaciones de corrupción que se le han hecho y por las amenazas de prisión que penden sobre él, no tiene CV sino prontuario.

La cruel exhibición de esta comedia de mal gusto en el escenario de una pandemia feroz que nos amenaza a todos y que ya ha segado la vida de miles de compatriotas linda con el sadismo. Estos días hemos visto también la invocación de los civiles a los uniformados. Ellos han estado siempre en todas las coyunturas críticas del Perú republicano. Esto se debe, no tanto a las ambiciones de los militares, como a la debilidad de los políticos civiles, incapaces de construir partidos sólidos.

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