Sinesio López Jiménez
Un nuevo protagonista decisivo ha surgido en el escenario político de AL: la calle. Su emergencia masiva, pluriclasista y despartidizada es el cuestionamiento radical del establishment, del orden social y económico injusto y de la política oficial, la representación política, los partidos y del estado mismo. Es el surgimiento del soberano que protesta contra su situación injusta y contra el orden establecido y que demanda un nuevo orden social, económico y político, unas nuevas reglas de juego y una nueva constitución que sea realmente un nuevo contrato social que trate a todos por igual.
La calle presenta particularidades en cada país, pero comparte también algunos rasgos comunes: Su masividad, su carácter pacífico con algunos desbordes anarquistas, su composición plural. Define al estado y al gobierno como los enemigos a los que hay que enfrentar. Sus principales formas de acción son los mítines y las marchas de protesta, combina la ira social con el canto y con la imaginación cultural y política. Coordina esas formas de acción, pese a carecer de una dirección política visible a la que reemplaza con las redes sociales.
La calle presenta también diferencias entre los países. Mientras en Ecuador y Chile se muestra unificada, en Bolivia está polarizada entre los que luchan por la caída de Evo Morales y los que lo defienden. La reelección de Evo por tercera vez (violando la constitución y el referéndum que rechazó su re-reelección) desató las iras de algunas fuerzas democráticas y de grupos fascistas y fundamentalistas mientras los sectores populares y e indígenas respaldaban su re-reelección y los logros económicos y sociales y de reconocimiento de su identidad indígena. Evo cometió un fraude en el proceso electoral e irregulares en el acto electoral que desembocaron en un golpe cívico-militar, pese a que Evo ya había convocada a nuevas elecciones generales aceptando las exigencias de la OEA.
Mientras en Ecuador y Chile la cuestión de fondo es el modelo neoliberal, en Bolivia es la democracia detrás de la cual acecha el modelo neoliberal. En Ecuador y Bolivia la calle es plural con un fuerte componente indígena, mientras en Chile es básicamente urbana y de clases medias. Las demandas en Ecuador y Chile coinciden con las demandas de la izquierda latinoamericana, las de Bolivia enfrentan a la izquierda con la derecha. En Ecuador y Chile están ausentes los partidos, mientras en Bolivia dirigen la confrontación. La calle soberana y democratizadora va ganando hasta ahora la batalla.