Archivo por meses: mayo 2020

ESTADO Y DEMOCRACIA

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Sinesio López Jiménez

El Estado incide en la configuración, la calidad y la marcha de la democracia de dos maneras: como actor y como estructura. Los actores estatales son las élites (civiles, militares, tecnocráticas) que administran la maquinaria estatal y que negocian con los partidos (que representan las olas democratizadoras de la sociedad) para configurar la democracia a través del sistema electoral, del sistema de partidos y de la forma de gobierno.

La peculiaridad de la coyuntura actual radica en lo siguiente: las élites estatales que resisten generalmente las exigencias democráticas de las olas democratizadoras y de los partidos que las representan, ahora, junto con los partidos nuevos (los morados, FA y Nuevo Perú), las hacen suyas y las defienden mientras que los viejos partidos (Apra, PPC, AP) y el fujimorismo (FP) las resisten y traban la democracia.

La estructura estatal es el conjunto de capacidades (coercitivas, legales, burocráticas, impositivas, de penetración en la población y en el territorio) que el estado tiene (para desempeñar sus funciones) y que determinan  el funcionamiento de la democracia.

Esto significa que no basta proponer una buena reforma política para tener una buena democracia. Es necesario también hacer una buena reforma del Estado que lo dote de las capacidades estatales que ayuden a un buen funcionamiento de la democracia. Se puede tener un buen diseño institucional de la democracia y al mismo tiempo una democracia defectuosa y de baja calidad debido al déficit de capacidades del estado.

¿De qué modo las capacidades del Estado inciden en la calidad y en el funcionamiento de la democracia?. De varias formas. Señalo sólo algunas. La capacidad estatal de hacer efectiva la ley igual para todos en todo el territorio incide en la dimensión liberal de la democracia. En las regiones y provincias de la sierra y de la selva el lado liberal de la democracia es más deficitario que en la costa.

La falta de eficacia burocrática en la distribución de bienes públicos (sobre todo salud y educación) en todo el territorio impide que la democracia pueda desarrollar sus aspectos sustantivos (reducción de la desigualdad y la igualdad de oportunidades). La bajísima capacidad impositiva del Estado impide el desarrollo de la democracia en todos sus aspectos. La baja capacidad de penetración estatal en la población y en el territorio disminuye incluso la participación política.

LA DEMOCRACIA TRABADA

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Sinesio López Jiménez

Los estados se construyen desde arriba, desde las élites (civiles, militares,  tecnocráticas) que buscan extender su dominio institucionalizado (y sus intereses) a toda la sociedad y a todo el territorio apelando al uso monopólico de la fuerza.

Las democratizaciones (que se desarrollan por olas), en cambio, vienen generalmente de abajo, de las clases medias y populares que luchan contra las desigualdades, los privilegios y las discriminaciones. Ellas son la fuente de legitimidad de los liderazgos políticos y de los partidos que las representan. La democracia es el producto de la negociación entre las élites que construyen o controlan el Estado y las élites (algunos partidos políticos) que representan a las olas democratizadoras.

Algunos partidos no provienen de las democratizaciones sino de gobiernos autoritarios que propician organizaciones políticas que se someten a las reglas del juego democrático. Este es el caso de la Unión Revolucionaria (UR) en los 30, del odriismo en los 50 y del fujimorismo, en particular de FP entre 2011 y 2016 bajo la dirección de Keiko Fujimori.

Apelando a la experiencia peruana se puede sostener las siguientes tesis:

1.Cuando los partidos políticos que representan una ola democratizadora forman coaliciones con las élites estatales o económicas (Apra en 1956 y en 1963) o llegan a ser gobierno (AP, PPC) se incapacitan para representar las nuevas olas democratizadoras. En ese caso otros partidos nuevos toman la posta de la representación, salvo en las olas anti-dictatoriales y anti-autoritarias en las que participan (casi) todos los partidos que buscan darle su propio sentido a las transiciones democráticas.

  1. Cuando las élites estatales son más poderosos que las élites de la democratización, la democracia es bloqueada o es muy limitada y defectuosa tanto en su dimensión liberal como en su dimensión inclusiva.
  2. Cuando los partidos que representan una ola democratizadora son más fuertes que las élites estatales, entonces emerge una democracia fuerte y consistente tanto en el lado liberal como en el inclusivo.
  3. Cuando se produce un equilibrio entre las élites estatales y las élites democratizadoras la democracia se traba o emerge una democracia forzada.
  4. En la coyuntura peruana actual, la ola democratizadora y de lucha contra la corrupción es combatida por los viejos partidos (Apra, AP, PPC) y por el fujimorismo (FP) y por APP y es representada por los partidos nuevos (los morados, Nuevo Perú y Frente Amplio) y es asumida también por el Ejecutivo (y los pequeños grupos parlamentarios que lo apoyan). Esta correlación de fuerzas traba la reforma política en el Congreso, pese al impulso mayoritario de la ola democratizadora.

UNA RUPTURA CON EL PASADO COLONIAL

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Sinesio López Jiménez

Los criollos conquistaron la independencia del Perú sin abjurar de la colonia (Pablo Macera, John Lynch). Uno de los pilares del orden colonial fue la hacienda feudal que nació con la encomienda (apropiación forzada de las tierras de los indígenas y conversión de estos en siervos), se multiplicó con la emergencia de otras haciendas en siglo XIX debido a la política de Bolívar y perduró hasta la reforma agraria velasquista.

El señor feudal o gamonal no sólo era propietario de grandes extensiones de tierras sino que controlaba también a la población de la que extraía una renta en productos (aparceros) o en trabajo (arrendires, habilitados, allegados, pongos, etc). Ejercía a la vez un dominio económico y político sobre la población. Era un pequeño estado dentro del estado peruano. A diferencia de Chile independiente en donde la mano de obra en la agricultura y en las minas era libre, en el Perú fue servil. Chile construyó un estado nacional en forma, mientras que el Perú abortó un estado atrofiado (Kurtz).

El Perú republicano estuvo infestado de haciendas feudales en todo el territorio con variantes regionales (Flores Galindo y Burga). Su poder se vio reforzado con el proyecto liberal (1845-1895) y con el proyecto oligárquico (1895-1968) de construcción del estado. A diferencia de Méjico y Chile en donde las élites construyeron el estado en sus diversas regiones con funcionarios extraños a estas (deployed), las elites peruanas tanto liberales como oligárquicas encargaron a los gamonales que lo construyeran en las regiones en donde estaban asentados (Soifer). Los gamonales no construyeron un estado para todos sino que lo privatizaron en su beneficio. Mientras las diversas regiones chilenas acceden casi por igual a salud, educación, seguridad, justicia, etc, las regiones peruanas tienen “hondos y mortales desencuentros” (Degregori).

El proyecto nacional popular de construcción del estado, enarbolado por el Apra en los 30 y por AP, DC, SP en los 50 y 60, se frustró debido a los coaliciones de los populismos con la oligarquía y al sometimiento a sus intereses. Velasco rescató ese proyecto, hizo una reforma agraria radical y acabó con el gamonalismo y la oligarquía que impedían no sólo la centralidad estatal de la autoridad y el desarrollo sino también la democracia y la ciudadanía.

La revolución liberal de 1854 de Castilla y los hermanos Gálvez y los masivos movimientos campesinos de los 50 y los 60 del siglo XX fueron también hitos de avanzada de ruptura con el pasado colonial.

 

 

VOTO DE CONFIANZA BAMBA

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Sinesio López Jiménez

Pese a las evidencias irrefutables, el fujiaprismo sigue blindando al fiscal Chávarry. Este ha agradecido el gesto ratificando al fiscal Rodríguez Monteza para que vea el recurso de casación interpuesto por KF. Pero el juez Supremo Aldo Figueroa, ante el escándalo de nuevos audios que lo comprometen,  se ha inhibido de participar en la casación, poniendo en riesgo el tinglado armado por el fujimorismo.

La Comisión de Constitución del Congreso ha acelerado el cronograma de discusión de la reforma, pero la sigue resistiéndola. La mayoría fujiaprista que decide en esa comisión votó en contra del voto de confianza que otorgó la mayoría del Congreso al Ejecutivo, pero ella decide el destino de la reforma política.

La composición de la  Comisión de Constitución y de la Comisión permanente del Congreso obedece a la correlación de fuerzas pre-referéndum en la que la que el fujiaprismo tenía mayoría. Ahora ya no tiene la mayoría, pero sigue actuando como si la tuviera.  En ese sentido, sus decisiones no son democráticas y carecen, por eso mismo, de legitimidad.

Antes de debate de voto de confianza, Salaverry, el presidente del Congreso, quiso sincerar las correlación actual de fuerzas en el Congreso cambiando la composición de las Comisiones, pero el fujiaprismo se opuso con el apoyo de AP, APP y otras bancadas menores que son topos de FP. Sin embargo, la mayoría de los Congresistas dieron el voto de confianza a la propuesta de reforma política del Ejecutivo, pero la minoría fujiaprista que votó en contra sigue teniendo la sartén por el mango.

Si la mayoría congresal que respaldó la reforma política del Ejecutivo no  la defiende y permite más bien que una minoría la tergiverse, entonces su voto de confianza era bamba, una engañifa. Que lo que realmente quería era seguir cobrando y teniendo inmunidad e impunidad.

Ante esta maniobra del fujiaprismo, el Ejecutivo puede considerar legítimamente que el Congreso no ha otorgado el voto de confianza a la reforma política y está, por eso mismo,  autorizado constitucionalmente a disolver el congreso y a convocar a elecciones para elegir uno nuevo.

EL VOTO DE CONFIANZA

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Sinesio López Jiménez

La arbitrariedad y la corrupción imperan en  el país. Una minoría social, como lo mostró el referéndum, blinda a los corruptos y bloquea la reforma de la justicia y la reforma política. El referéndum dio origen a una nueva correlación social y política de fuerzas que no se ha expresado fielmente en el Congreso. En este la mayoría fujiaprista  es meramente formal, pero sigue teniendo la sartén por el mango.

El Ejecutivo creía ingenuamente que, habiendo ganado el referéndum y presentando un diseño institucional de las reformas, estas salían como un tubo en el Congreso sin convertir al fujiaprismo en minoría y sin cambiar la composición de las comisiones congresales. No son los diseñadores de las instituciones los que hacen las reformas sino los congresistas que, en su mayoría, poco o nada saben de diseño institucional.

Pero también es cierto que no se puede hacer una buena reforma sin un buen diseño institucional. Esto requiere un cierto compromiso entre los diseñadores (o el Ejecutivo que ha hecho suyo los diseños) y el Congreso. Pero estamos viendo que el fujiaprismo no quiere seriamente un compromiso que conduzca a una verdadera reforma. El compromiso formal del fujiaprismo es una emboscada para distorsionar las reformas. El resultado puede ser que, teniendo buenos diseños institucionales, sale un mamarracho de reformas, repudiado por todos.

El fujiaprismo corrupto y el Ejecutivo vacilante están llevando al país a una crisis de grandes proporciones en el corto y en el mediano plazo. En el corto plazo es una crisis de gobernabilidad que se expresa en una aguda pugna de poderes cuya salida es la destitución del Presidente de la  República o la disolución del Congreso. En el mediano plazo se está incubando una crisis constitucional y una crisis estatal cuya salida es la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

Si Vizcarra quiere seguir como Presidente y hacer algunas reformas que valgan la pena debe exigir el voto de confianza al Congreso que, si se lo niega, no le otra cosa que disolverlo constitucionalmente y  convocar a la elección de uno nuevo que, pese a que será elegido con las mismas reglas, no será peor que el que tenemos ahora. Ojalá que la experiencia traumática del fujiaprismo corrupto nos haya enseñado a elegir mejor.

 

 

PROBLEMAS DE AGENCIA POLITICA

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Sinesio López Jiménez

Los triunfadores no supieron sacarle todo el provecho a la victoria. Si lo hubieran sabido y logrado, ahora sería otro cantar. El referéndum exitoso y las propuestas de reforma judicial y de reforma política, pese a sus limitaciones, podrían haber ayudado a resolver la aguda crisis del sistema político (sistema electoral, sistema de partidos, forma de gobierno)  que venía creciendo desde la elección de PPK, pero luego todo se pasmó. ¿Qué pasó?.

El Ejecutivo y los grupos parlamentarios victoriosos, especialmente el oficialismo, no supieron transformar la nueva correlación social de fuerzas (nacida del referéndum) en nueva correlación política de fuerzas en el Congreso que hubiera cambiado la composición de las comisiones. Se necesitaba hábiles operadores políticos que se encargaran de la tarea. Daniel Salaverry, presidente del Congreso, trató de superar este déficit oficialista y lo logró parcialmente, pero ese puente se ha roto por responsabilidad del Ejecutivo.

Ahora estamos asistiendo al debilitamiento político de Vizcarra y a una recomposición de fuerza del fujimorismo en el Congreso. Este nuevo escenario hace difícil, sino imposible, la realización de una seria  reforma política y judicial y exacerba la crisis del sistema político. El Ejecutivo busca el compromiso con el fujimorismo para llevarla a cabo. ¿Qué reforma seria puede salir de ese compromiso?.

Todo esto obliga a preguntarse sobre los actores (problemas de agencia) de las reformas profundas del sistema político (y del Estado). ¿Pueden el sistema político y sus diversos componentes autorregularse?. ¿Pueden las organizaciones e instituciones del Estado autorregularse? Mi hipótesis es que sólo pueden realizar pequeños cambios. Los intereses de grupos, las lógicas organizativas e institucionales, las inercias los inducen a mantener la rutina, el statu quo.

Las grandes reformas vienen de afuera. De la movilización masiva y sostenida de la esfera pública, de la sociedad civil y de la ciudadanía en general. Es el motor de los grandes cambios, pero no basta. El triunfo del referéndum lo demuestra. Necesita el acompañamiento de algunos actores que operen en los componentes del sistema político y de la estatalidad. Ellos son la gasolina que hace funcionar al motor.

Algunos fiscales y algunos jueces  son la gasolina del motor ciudadano en la Fiscalía y en la Judicatura que se han transformado en un laboratorio de profundos cambios.

 

 

 

MARTIROLOGIO Y SUICIDIO

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Sinesio López Jiménez

El contraste entre el martirologio del Apra auroral por sus ideales y el suicidio de García, acusado de corrupción, está cargado de simbolismo. Las primeras generaciones del Apra apelaban con orgullo al martirologio para recordar las persecuciones, los encarcelamientos, los asesinatos de sus líderes en defensa de sus ideales. Eran las épocas heroicas de lucha contra las dictaduras oligárquicas. El Apra cultivaba entonces una ideología cerrada, apasionadamente vivida.

La alianza con la oligarquía en 1956 transformó al Apra y cambió el escenario político. La volvió pragmática y acomodaticia. Renunció a las reformas en nombre de la democracia. Abrió las puertas a nuevas fuerzas reformistas (DC,AP, SP), favoreció el tránsito de las FFAA del campo oligárquico al de las reformas y permitió una mayor influencia de la izquierda en los movimientos sociales. Es la época de la convivencia (alianza entre el Apra y la oligarquía) y de la súper convivencia (alianza de todas las fuerzas reformistas con la oligarquía).

La incapacidad de las fuerzas reformistas para realizar los cambios postulados desde los 30 en adelante llevó a las FF.AA a asumirlos con radicalidad. Las profundas reformas del velasquismo, especialmente la reforma agraria, redefinió otra vez el escenario político: El Apra se limitó a reivindicarlas en democracia, AP y el PPC asumieron un liberalismo conservador y la izquierda se dividió (algunos apoyaron las reformas y otras se opusieron).

En 1982 una nueva generación de jóvenes audaces, encabezados por AG, asumió la dirección del Apra y la llevó al gobierno con sueños populistas que acabaron en la pesadilla de una hiperinflación galopante y de una escandalosa corrupción. Pese al desastre del primer gobierno, el temor de los ricos y de las clases medias acomodadas a Humala lo colocó otra vez en el gobierno. El boom exportador le permitió manejar el gobierno en piloto automático sin mayores contratiempos, pero con una enorme corrupción. Es la época de oro de los decretos de urgencia y de las addendas para sobrevalorar la obra pública.

AG aprendió, no a ser honrado, sino a ocultar su propia corrupción hasta que, gracias a las confesiones de Barata y de testigos protegidos, ya no tuvo escapatoria. Su ego colosal lo llevó al suicidio. No aceptó el juicio de los hombres sino el suyo propio. Entre la cárcel y la muerte, optó por esta con mano propia, que es la negación del martirologio aprista de la primera hora.

 

JULIO COTLER (1932-2019)

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                                   Sinesio López Jiménez

Las ciencias sociales han sufrido duros y crueles remezones en los últimos meses. Tres personajes centrales de las ciencias sociales, Aníbal Quijano, Julio Cotler y Gonzalo Portocarrero, nos han abandonado dejando una valla muy alta en el desarrollo del pensamiento social y político.

Julio Cotler fue uno de los más destacados intelectuales del Perú del siglo XX y XXI. Pertenece a la generación de los 50 cuyos integrantes brillan con luz propia en las diversas disciplinas intelectuales que cultivan.  Estudió y se graduó como antropólogo en la UNMSM. Pero la profesión que ha ejercido con mayor dedicación y con brillantes resultados es la de sociólogo graduado en la Universidad de Burdeos bajo la dirección del destacado peruanista Francois Bourricaud. Y han sido la sociología política y la política comparada las disciplinas que mejor cultivó y con la que produjo las contribuciones más importantes en el campo de las ciencias sociales.

Clases, Estado y nación, su libro paradigmático, no sólo nos ofreció una nueva y consistente visión del Perú y una gran contribución a la historia de las ideas sino que también ha incidido en la historia social. El libro no sólo es estudiado y discutido en las aulas universitarias sino también en los colegios de secundaria. Es un éxito editorial.

Además de investigador, Julio Cotler fue un destacado profesor Universitario. Fue profesor de Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Cotler nos enseñó a los jóvenes impetuosos y propensos con frecuencia al dogmatismo que el blanco y el negro no son los únicos colores de las cosas, que los matices existen y que la teoría, como decía el Fausto de Goethe, es gris, pero el árbol de la vida es verde.

Julio Cotler no fue un académico puro e incontaminado. Como ciudadano e intelectual participó en las luchas por la democracia en el Perú, contra la dominación oligárquica y la dictadura de Odría desde las posiciones de la izquierda,  contra la dictadura reformista y populista del general Velasco Alvarado a la que combatió desde las trincheras de la Revista Sociedad y Política, lo que le valió la deportación a Méjico, en los ochenta contra el terrorismo y contra la violación de los derechos humanos y en los 90 contra el gobierno autoritario de Alberto Fujimori desde las trincheras del Foro Democrático.

LOS DESAFIOS DEL NUEVO GABINETE

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Sinesio López Jiménez

El nuevo gabinete tiene algunos desafíos centrales que debe enfrentar y resolver. Cuatro de estos desafíos son políticos y dos son económicos-sociales.

1.El nuevo gabinete tiene que convertir la nueva correlación social de fuerzas que expresó el referéndum en una nueva correlación política de fuerzas en el Congreso. Sin esta traducción política es difícil, sino imposible, continuar la lucha contra la corrupción e impulsar las reformas política y judicial y la reforma tributaria.

  1. Un segundo desafío político es la continuidad de la lucha contra la corrupción. Ante el lento avance de esta lucha, las fuerzas corruptas, encabezadas por AG según Gorriti, han organizada una contra-ofensiva para frenarla. Lo que buscan es echarse abajo el acuerdo con Odrebecht que permite tener información sobre los políticos y funcionarios corruptos, amilanar a los fiscales y jueces anti-corrupción y silenciar a algunos medios (como el IDL) que han acompañado con valentía esa lucha.
  2. La reforma política es el tercer desafío político. La reforma del sistema electoral, la restauración de la bicameralidad y la reforma de los partidos son medidas claves que permiten una reestructuración del sistema político. A esas reformas habría que añadir el cambio del presidencialismo parlamentarizado para lograr la gobernabilidad democrática.
  3. El cuarto desafío político es el impulso de algunas reformas estatales urgentes: la reforma judicial, la reforma tributaria y la seguridad ciudadana. Este es quizá el desafío más difícil, porque la propuesta de reforma judicial es muy limitada y porque ni el gobierno ni los poderes fácticos están interesados en una indispensable reforma tributaria.
  4. La aceleración de la reconstrucción con cambios es un primer desafío económico social. Si se mira el mapa estatal, el norte es una zona donde las capacidades del Estado están poco desarrolladas. Es difícil impulsar agresivas políticas públicas cuando no se tienen capacidades estatales.
  5. Reactivar la economía y el empleo es el segundo desafío económico-social. El gobierno, la CONFIEP y la derecha parecieran esperar un nuevo boom que ayude a atender algunos problemas de empleo indirecto y el incremento fácil del monto de los ingresos fiscales.

Para enfrentar estos desafíos el gobierno aún cuenta con vientos a favor: apoyo de los poderes fácticos, salvo la Confiep, y de la mayoría ciudadana.

 

VENEZUELA EN SU LABERINTO

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Sinesio López Jiménez

Venezuela está al borde del colapso como país. Está asfixiado por un nudo de problemas difíciles de resolver. La economía está paralizada. Cuando el barril de petróleo estaba por encima de 150 dólares marchaba viento en popa, pero cuando cae a 40 dólares colapsa. En los tiempos de boom el gobierno pudo desplegar tanto una agresiva política social como una política económica relativamente equilibrada, logrando una alta legitimidad que se evapora cuando los precios del petróleo caen.  Esas mismas políticas en épocas de vacas flacas han generado una hiperinflación sideral. La derecha habla entonces de crisis humanitaria sin considerar que la penuria  se ha visto agravada por el bloqueo económico  (inducido por USA) que impide la libre circulación de medicinas y alimentos.

La política entró en un agudo proceso de polarización  desde el primer triunfo de Chávez que la derecha no aceptó respondiendo con el golpe de Carmona. Desde entonces chavistas y anti-chavistas se tratan como enemigos y hacen política como si fuera una guerra sin balas. Los múltiples procesos electorales no son escenarios de competencia política sino campos de batalla para aplastar el enemigo. Vienen entonces los golpes y contragolpes.

Los regímenes políticos han sido muy cambiantes durante el chavismo. Ellos han evolucionado desde una democracia defectuosas hasta una dictadura pasando por regímenes autoritarios. La aguda polarización política ha impedido construir un régimen democrático estable que sea el  producto de un pacto duradero entre el Estado, la sociedad y los ciudadanos. Produjo más bien una gran fluidez de los regímenes políticos que fueron cambiando al ritmo de los cambios en las correlaciones de fuerzas y en las reglas que los vencedores eventuales lograban imponer. El régimen actual que parecía desembocar en una dictadura cerrada es un régimen autoritario semi-abierto que permite la dualidad de poderes y que alguien se autoproclame presidente sin ser encarcelado ni fusilado, que haya protestas y ciertas libertades, etc.

Venezuela se ha convertido también en un escenario de conflicto internacional en donde las grandes potencias (USA, Rusia y China) buscan imponer sus intereses económicos y políticos disfrazados de democracia o de respeto a la soberanía. ¿Como salir del laberinto? Es deseable que la política  triunfe sobre la guerra, que se respete la soberanía y la libre determinación de los pueblos y que la democracia, producto del diálogo, derrote al autoritarismo y a la dictadura.