Sinesio López Jiménez
Los criollos conquistaron la independencia del Perú sin abjurar de la colonia (Pablo Macera, John Lynch). Uno de los pilares del orden colonial fue la hacienda feudal que nació con la encomienda (apropiación forzada de las tierras de los indígenas y conversión de estos en siervos), se multiplicó con la emergencia de otras haciendas en siglo XIX debido a la política de Bolívar y perduró hasta la reforma agraria velasquista.
El señor feudal o gamonal no sólo era propietario de grandes extensiones de tierras sino que controlaba también a la población de la que extraía una renta en productos (aparceros) o en trabajo (arrendires, habilitados, allegados, pongos, etc). Ejercía a la vez un dominio económico y político sobre la población. Era un pequeño estado dentro del estado peruano. A diferencia de Chile independiente en donde la mano de obra en la agricultura y en las minas era libre, en el Perú fue servil. Chile construyó un estado nacional en forma, mientras que el Perú abortó un estado atrofiado (Kurtz).
El Perú republicano estuvo infestado de haciendas feudales en todo el territorio con variantes regionales (Flores Galindo y Burga). Su poder se vio reforzado con el proyecto liberal (1845-1895) y con el proyecto oligárquico (1895-1968) de construcción del estado. A diferencia de Méjico y Chile en donde las élites construyeron el estado en sus diversas regiones con funcionarios extraños a estas (deployed), las elites peruanas tanto liberales como oligárquicas encargaron a los gamonales que lo construyeran en las regiones en donde estaban asentados (Soifer). Los gamonales no construyeron un estado para todos sino que lo privatizaron en su beneficio. Mientras las diversas regiones chilenas acceden casi por igual a salud, educación, seguridad, justicia, etc, las regiones peruanas tienen “hondos y mortales desencuentros” (Degregori).
El proyecto nacional popular de construcción del estado, enarbolado por el Apra en los 30 y por AP, DC, SP en los 50 y 60, se frustró debido a los coaliciones de los populismos con la oligarquía y al sometimiento a sus intereses. Velasco rescató ese proyecto, hizo una reforma agraria radical y acabó con el gamonalismo y la oligarquía que impedían no sólo la centralidad estatal de la autoridad y el desarrollo sino también la democracia y la ciudadanía.
La revolución liberal de 1854 de Castilla y los hermanos Gálvez y los masivos movimientos campesinos de los 50 y los 60 del siglo XX fueron también hitos de avanzada de ruptura con el pasado colonial.