LOS LIMITES ESTRUCTURALES DE LOS MARTILLAZOS

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Sinesio López Jiménez

Algunos tecnócratas neoliberales critican la supuesta ineficacia de los martillazos de Viscarra comparándola con la eficacia de las políticas de Suiza, Austria, Australia y Nueva Zelanda (La República, 19/04/20). Olvidan señalar los límites estructurales de los martillazos que ellos, en su momento, ayudaron a construir. Por ahora solo me voy a referir a las incapacidades del Estado.

El gobierno aconseja lavarse las manos con jabón para prevenir el contagio, pero amplios sectores de la población carecen de agua y desagüe. Ordena quedarse en casa, pero mucha gente sigue saliendo a la calle porque la policía y los militares no tienen la fuerza suficiente para hacer cumplir la ley. Busca medir el contagio probable de la gente, pero los hospitales carecen de las pruebas indispensables para hacerlo.

Trata de atender a todos los contagiados, pero el Estado carece de número necesario de hospitales para atenderlos. Se esfuerza por salvar la vida de los contagiados más graves, pero los hospitales no tienen las camas UCI ni los necesarios respiradores artificiales para lograrlo. Tenemos médicos excelentes y un esforzado personal de salud, pero no se abastecen. Son desbordados por la masiva demanda. Ellos buscan protegerse, pero sus centros de trabajo no les ofrecen los medios necesarios para evitar el contagio. El colmo de la crítica ahora es acusar al gobierno de no saber contar los muertos por coronavirus.

Todas las incapacidades del Estado tienen, por supuesto, una explicación. Las élites gobernantes, todas de derecha (salvo Velazco) y en connivencia con las élites económicas, han construido un estado sin dientes, sin garras, sin fuerza, enclenque en los doscientos años de República. No lo diseñaron bien, no lo dotaron de una organización eficiente, no entrenaron bien a su burocracia ni le dieron recursos necesarios para que desarrolle sus capacidades y desempeñe bien las funciones que tiene.

El caso de construcción del Estado mínimo y subsidiario (neoliberal) en los tiempos del boom exportador tiene ribetes de escándalo. Los tecnócratas y sus socios empresariales construyeron un Estado en el que sus aparatos económicos (MEF,BCR, SBS, etc), al servicio del capital, recibieron todo el apoyo, mientras los aparatos sociales (educación, salud, justicia, seguridad, vivienda, transporte) al servicio de los ciudadanos, fueron abandonados a su suerte. Pero el escándalo mayor es la bajísima presión tributaria (14%), un poco más de la media de AL. Se hizo perversamente que la salud pública y educación pública fueran un desastre para convertirlas en un negocio privado. Hoy los bancos y sus aseguradoras tienen redes de clínicas privadas y el monopolio de las farmacias.

 

 

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