LA DEMOCRACIA TRABADA

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Sinesio López Jiménez

Los estados se construyen desde arriba, desde las élites (civiles, militares,  tecnocráticas) que buscan extender su dominio institucionalizado (y sus intereses) a toda la sociedad y a todo el territorio apelando al uso monopólico de la fuerza.

Las democratizaciones (que se desarrollan por olas), en cambio, vienen generalmente de abajo, de las clases medias y populares que luchan contra las desigualdades, los privilegios y las discriminaciones. Ellas son la fuente de legitimidad de los liderazgos políticos y de los partidos que las representan. La democracia es el producto de la negociación entre las élites que construyen o controlan el Estado y las élites (algunos partidos políticos) que representan a las olas democratizadoras.

Algunos partidos no provienen de las democratizaciones sino de gobiernos autoritarios que propician organizaciones políticas que se someten a las reglas del juego democrático. Este es el caso de la Unión Revolucionaria (UR) en los 30, del odriismo en los 50 y del fujimorismo, en particular de FP entre 2011 y 2016 bajo la dirección de Keiko Fujimori.

Apelando a la experiencia peruana se puede sostener las siguientes tesis:

1.Cuando los partidos políticos que representan una ola democratizadora forman coaliciones con las élites estatales o económicas (Apra en 1956 y en 1963) o llegan a ser gobierno (AP, PPC) se incapacitan para representar las nuevas olas democratizadoras. En ese caso otros partidos nuevos toman la posta de la representación, salvo en las olas anti-dictatoriales y anti-autoritarias en las que participan (casi) todos los partidos que buscan darle su propio sentido a las transiciones democráticas.

  1. Cuando las élites estatales son más poderosos que las élites de la democratización, la democracia es bloqueada o es muy limitada y defectuosa tanto en su dimensión liberal como en su dimensión inclusiva.
  2. Cuando los partidos que representan una ola democratizadora son más fuertes que las élites estatales, entonces emerge una democracia fuerte y consistente tanto en el lado liberal como en el inclusivo.
  3. Cuando se produce un equilibrio entre las élites estatales y las élites democratizadoras la democracia se traba o emerge una democracia forzada.
  4. En la coyuntura peruana actual, la ola democratizadora y de lucha contra la corrupción es combatida por los viejos partidos (Apra, AP, PPC) y por el fujimorismo (FP) y por APP y es representada por los partidos nuevos (los morados, Nuevo Perú y Frente Amplio) y es asumida también por el Ejecutivo (y los pequeños grupos parlamentarios que lo apoyan). Esta correlación de fuerzas traba la reforma política en el Congreso, pese al impulso mayoritario de la ola democratizadora.
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