Sinesio López Jiménez
Estamos perdiendo la batalla en la lucha contra la pandemia del coronavirus. La casi-derrota no se debe sólo a las deficiencias del gobierno que las tiene y muchas. Es ya una cuestión de Estado. No basta solo tener una eficiente política sanitaria para acabar con la pandemia. Es ya también insuficiente una agresiva reforma del sistema de salud. Las reformas parciales han sido superadas por la crisis. Esta ha desbordado a las FFAA, a la policía, a la burocracia, a todos los ministerios y ha puesto en cuestión al Estado en su conjunto.
Incluso una reforma del Estado neoliberal es ya insuficiente e imposible. El Estado neoliberal ha sido hecho para servir los intereses particulares de los que tienen el sartén de la economía por el mango abandonando a la sociedad y a los ciudadanos. ¿Para qué sirve una economía boyante que solo satisface la voracidad de los ricos si la sociedad se cae a pedazos y la ciudadanía se evapora? La pandemia ha desnudado esta irracionalidad. A esta “normalidad” quiere volver la derecha. Es de locos.
La reforma del Estado implicaría dotarlo de capacidades (coercitiva, efectividad legal, eficacia burocrática en la provisión de bienes públicos [salud, educación, justicia, seguridad], penetración en la sociedad y en territorio y, sobre todo, capacidad impositiva) para que pueda desarrollar bien las funciones que tiene. ¿Se pueden desarrollar estas capacidades en el Estado neoliberal? No se puede. Lo hemos sentido en el alma y en la piel durante 30 años.
El desarrollo de capacidades estatales requiere dos cosas fundamentales: un eficiente diseño institucional y organizativo del Estado y una nueva relación democrática de este con la sociedad, la economía y los ciudadanos. Esto nos lleva a otro formato de Estado o, para decirlo con más precisión, a reconstruirlo generando otra forma de Estado y otra constitución. ¿Cuál?.
Es necesario superar las pendulaciones históricas entre populismo y neoliberalismo que están destruyendo a los países de AL. Es la hora de construir un estado social, democrático y autónomo con fundamentos y diseños innovadores con respecto al pasado. Este el debate de fondo que debiera estar en la agenda política actual. Volvemos.