LA GOBERNABILIDAD EN SUSPENSO

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Sinesio López Jiménez

Las encuestas muestran que la política de confrontación lo debilita, pero el fujimorismo insiste en mantenerla. Es probable que su actitud frente a PPK en la toma de mando del 28 de julio le cueste unos puntos más de desaprobación ciudadana. Lo veremos en las próximas encuestas. Si la confrontación continúa no le va a otorgar el voto de confianza al gabinete Zavala, votando en contra o absteniéndose. El encuentro entre el titular de la PCM y la presidenta del Congreso es una pequeña tregua que no acaba con la política de confrontación.

Es probable que el fujimorismo se abstenga como hizo frente a los gabinetes del gobierno de Humala con el que mantuvo una permanente política de confrontación. Ellos no obstante, esos gabinetes obtuvieron el voto de confianza gracias al apoyo de Perú Posible y de otras bancadas menores. Un caso excepcional fue el del gabinete Jara al que una coalición del fujimorismo con otras pequeñas bancadas no fujimoristas no le dio el voto de confianza absteniéndose y lo mantuvo en suspenso durante varios días. El humalismo había perdido la mayoría en el Congreso debido al fraccionamiento de Gana Perú y de Perú Posible. Finalmente el Gabinete Jara obtuvo el voto de confianza rozando gracias al voto dirimente de la Presidenta del Congreso de entonces.

El problema ahora es que, debido a la aplastante mayoría fujimorista, ni con los votos de todas las bancadas no fujimoristas el gabinete Zavala alcanza el voto de confianza. Con la abstención, el fujimorismo muestra su poder en el Congreso manteniendo en suspenso la aprobación del gabinete Zavala. Pero no puede mantenerlo colgando indefinidamente y va a terminar cediendo. La política de confrontación lo está llevando a un callejón sin salida y sus costos políticos son demasiado altos.

Uno de los costos es el aumento de la desaprobación de KF y del desprestigio del Congreso. El otro es el riesgo de la fragmentación del fujimorismo por desacuerdo dentro de sus propias filas con la política confrontacional o por compra de un sector del mismo como hicieron el Apra y García (2006-2011) con el nacionalismo al que dividieron dando lugar a una bancada de UPP que, con una veintena de congresistas, terminó apoyando a su gobierno. Es una ironía de la política que el fujimorismo, promotor del transfuguismo desde los tiempos de Vladimiro Montesinos, y que los campeones del transfuguismo (a los que acoge) acusen a PPK de promoverlo.

El problema del voto de confianza y sus secuelas se agravan en un gobierno dividido (en el que el Presidente de la República es de un partido y el control del Congreso lo tiene otro partido) dentro de un presidencialismo parlamentarizado. Si no se puede cambiar la forma de gobierno, hay que aligerar, por lo menos, los controles parlamentarios eliminando el voto de confianza a los gabinetes y transformando el débil veto presidencial en un veto suspensivo. Si las fuerzas políticas no se enrumban en esa dirección, el país va a vivir una frecuente inestabilidad política. La gobernabilidad estará permanentemente en suspenso.

 

 

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