Sinesio López Jimenez
Los resultados de la encuestas sobre las elecciones del 2016 son muy prematuros, pero útiles para conocer el actual estado de ánimo de los electores frente a determinados políticos que quieren ser candidatos. Las preguntas que se refieren a la primera vuelta son incluso muy pertinentes y plausibles porque pueden (o debieran) servir para que algunos candidatos persistan en sus aspiraciones y otros anuncien su retiro y dejen de hacer el ridículo, además de perder plata y tiempo.
Las preguntas que se refieren a la segunda vuelta en elecciones generales, en cambio, no tienen sentido porque esta es otro partido hablando en términos futbolísticos. No es el segundo tiempo del mismo partido. Tras el rostro de los que pasan a la segunda vuelta se esconden otros jugadores, otra lógica de juego político, otro tiempo y otras circunstancias. Hay que replantear la campaña electoral, redefinir con más precisión el perfil de los adversarios, adecuar los programas y las estrategias, organizar nuevas coaliciones y expresar todos estos cambios en un nuevo discurso sin abandonar el contenido del anterior.
Eso requiere un trabajo político muy fino porque se trata de ganar nuevos votantes sin perder los anteriores. Cuando no se toma en cuenta que la segunda vuelta es otro partido, se puede caer en el ridículo en el que cayó Castañeda en el 2011: Estaba feliz porque ganaba a todos en la segunda vuelta, pero … perdía en la primera. Los datos de la encuestas referidos a la primera vuelta no son, sin embargo, inamovibles porque hay un 40% de los electores que no quieren saber nada con los candidatos favoritos pese a que, como bien anota Santiago Pedraglio, ellos han avanzado un poco en las preferencias y porque todos navegan en aguas movedizas que pueden tornarse turbulentas.
Keiko Fujimori, sin embargo, parece resistir todas las acusaciones y turbulencias casi sin pestañar. Gracias a las campañas mediáticas contra el gobierno, Toledo y García, la ex-primera dama del gobierno más corrupto de la historia aparece como la política menos corrupta, casi impoluta. ¡Cosas veredes, Sancho!. En cambio, a García, a PPK y a Toledo, cualquier vendaval político puede dejarlos como palo de gallinero.
Mención especial merece el rubro otros que parece ser una especie de cementerio para liliputienses en el que se van a enterrar las ilusiones pasajeras, las ambiciones persistentes y los sueños infundados de políticos que han decidido suicidarse. Este es el caso de los supuestos candidatos de las izquierdas que persisten en mantener la fragmentación política y en destruir las esperanzas de cambio de vastos sectores sociales descontentos con el modelo neoliberal, impuesto y defendido por las derechas. Es una vergüenza que hasta Brad Pizza les gane.
Los resultados de las encuestas (Yehude Simon con 0.5%, Marco Arana con 0.4 y Gregorio Santos con 0.3) debiera impulsarlos a convocar a una conferencia de prensa en que los tres renuncian a sus candidaturas y anuncian que se van a realizar muchos focus groups y encuestas en el nivel nacional y regional para escoger a la mejor candidata o al mejor candidato de la izquierda que sea capaz de atraer no sólo a las fuerzas populares descontentas sino también a las clases medias progresistas que buscan el cambio en democracia.