Sinesio López Jiménez
García ha recordado estos días que es aprista y que no cree mucho en el mercado al que, sin embargo, rindió pleitesía en su segundo gobierno. PPK ha dicho que ojalá la gente lo identifique con la izquierda y que él no es de derecha sino un hombre progresista. Keiko (en declaraciones anteriores) ha reivindicado su pertenencia al centro. Un sector importante de la izquierda busca ubicarse también en la centro-izquierda. ¿Qué magia tiene el centro para atraer a fuerzas políticas y candidatos de polos opuestos?. Hay varias razones que convierte al centro en una especie de imán político.
Primero, el centro (según las encuestas) es el espacio sociopolítico y electoral más amplio comparado con los espacios de la derecha y de la izquierda. Esta distribución puede cambiar por regiones. Lima tiene, sin duda, el centro más abultado. Es probable que el norte más moderno tienda a reproducir los espacios sociopolíticos de Lima, pero que el centro y el sur (más rezagados y discriminados) tengan un espacio nacional popular más amplio. Segundo, la clase media, que alimenta generalmente al centro político, ha crecido gracias al boom exportador y a la movilidad social que lo acompaña.
Tercero, el Perú tiene probablemente una de las sociedades más conservadoras de AL gracias al efecto combinado de cuatro factores: el terrorismo y el miedo que generó en los 80 y 90 del siglo pasado, la sensación de bonanza que produjo el boom exportador en este siglo, la imposición de un modelo neoliberal extremo al que el boom exportador le dio una cierta legitimidad y el poder enorme de la prensa de derecha, acentuado hoy gracias a la prensa concentrada.
A estos datos estructurales hay que añadir otros de coyuntura para explicar el deslizamiento hacia el centro de las fuerzas políticas. Primero, la mitad del país rechaza a los candidatos más mimados de la derecha (García, Keiko y PPK), pese a los grandes esfuerzos de la prensa concentrada por imponerlos a la opinión pública. Segundo, el centro y la izquierda aún no tienen candidatos atractivos que los representen. La prensa concentrada primero intentó destruir toda posibilidad de una representación política propia y ahora trata de coparlos.
Tercero, los polos opuestos de la política tienen una clara consciencia de la necesidad de su desplazamiento hacia el centro para pasar a la segunda vuelta y para alzarse finalmente con el triunfo. Uno de la derecha (Keiko probablemente) tiene más o menos garantizado su pase a la segunda vuelta, pero ni García ni PPK pueden cantar victoria. Necesitan el centro para pasar a la segunda vuelta. El caso de la izquierda es más dramático. Necesita la unidad para existir políticamente y combatir contra el enemigo común: las fuerzas neoliberales. Si va unida y representada por una candidata o un candidato de jale puede conseguir (optimistamente) entre el 10 y el 15%, pero si quiere pasar a la segunda vuelta tiene que formar una coalición sociopolítica con el centro.
Los desplazamientos de la derecha al centro pueden ser muy resistidos y poco creíbles en unos casos más que en otros. El anti-aprismo (y el antialanismo) hoy parecen ser más fuertes que el anti-fujimorismo. PPK tiene problemas no resueltos de identidad nacional y, por eso mismo, puede encontrar una fuerte resistencia del Perú profundo.