Sinesio López Jiménez
Con todo su dramatismo, las recientes elecciones regionales y locales tienen poco o nada que ver con las elecciones generales del 2016 que se rigen por otras reglas, operan en el espacio nacional y cuentan con otros liderazgos. Es difícil predecir, sin embargo, los escenarios políticos del 2016 cuando no existen instituciones que funcionan ni partidos organizados con proyectos claramente definidos. En su defecto, existen diferenciados espacios sociopolíticos (detectados por las encuestas), liderazgos (más o menos reconocidos) que cuentan con franquicias electorales (compradas en el mercado y validadas por el JNE) y poderes fácticos (CONFIEP y medios concentrados) a partir de los cuales es posible imaginar algunos escenarios posibles.
El espacio de la derecha está sobrepoblado por muchos líderes ambiciosos y cubierto por el manto protector de los poderes fácticos que pueden ayudar a forjar algunas coaliciones y a moderar las ambiciones para reducir la tugurización política y la fricción espacial. Salvo Keiko Fujimori (debido al fuerte antifujimorismo existente), todos los otros líderes de derecha tienen una cierta capacidad de organizar coaliciones sociopolíticas. Es probable que surjan dos o tres coaliciones en este espacio. De hecho, tanto los líderes del Apra como los del PPC han anunciado la posibilidad de forjar una coalición entre ellos. Otra posible coalición de derecha sería la conformada por Kuczynski, Acuña, Castañeda, Flores Araoz, bajo el liderazgo probable del primero. De ese modo, la derecha tendría tres candidatos importantes: García, Fujimori y Kuczynski. Otros que surjan en ese espacio serán meros adornos.
El centro, conformado por Perú Posible, AP y Somos Perú, puede dar pie a una coalición propia, pero de poco arrastre y sin respaldo de los poderes fácticos. Si no logran formar una coalición, el centro puede ser fagocitado por las coaliciones de derecha, a no ser que la izquierda consiga organizar una coalición creíble, viable y capaz de atraerlo a su propio campo. El espacio de la izquierda está habitado por pequeños líderes de alcance regional, pero carece de líderes reconocidos en el nivel nacional y tiene los poderes fácticos en contra. De este espacio pueden surgir tres posibles escenarios alternativos: una fragmentación política en tres o más candidaturas, un frente de las izquierdas unificadas o una coalición de centro izquierda. Este último sólo es posible si la izquierda marcha unida al proceso electoral.
Contrariamente a lo que los analistas de derecha creen (y desean), el menos posible (y el menos deseable para los izquierdistas) es el de la fragmentación, el más posible es el del frente de las izquierdas unificadas y el más difícil (pero el más deseable si se quiere tener éxito) es el de una coalición de centro-izquierda. Estos dos últimos escenarios tienen los siguientes requisitos para concretarse: una voluntad política unificadora, una definición clara de las relaciones de enemistad socio-política, la invención de un liderazgo nacional (surgido probablemente de sus propias filas), la disponibilidad de más de una franquicia electoral para evitar los chantajes y la prioridad de las propuestas programáticas.
La apuesta de Gana Perú para 2016 es un misterio, pero sus bases, independientemente de lo que ahora piensan y hacen Humala y Nadine, están ubicadas en el campo de la izquierda.