DOS ESTRATEGIAS

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                                   Sinesio López Jiménez

Ante el fracaso derechista de la desaparición de la izquierda del escenario electoral, la prensa concentrada comienza a bosquejar la estrategia alternativa de mantenerla dividida. La primera es a la mala, propia de la DBA, y la segunda es más sutil e inteligente, envuelta en el manto de un tendencioso análisis político. Ella estimula a los divisionistas a mantenerse en esa apuesta porque rinde buenos dividendos políticos y los invita maliciosamente a mantener o profundizar el radicalismo en el campo, alejados de los izquierdistas intelectuales limeños de café que han fracasado.

La verdad es que a la izquierda le ha ido bien cuando ha marchado unida en los procesos electorales y en las luchas sociales y ha perdido cuando se ha presentado dividida. En 1980 presentó varias candidaturas a la presidencia de la República y los resultados fueron catastróficos si se toma en cuenta el auge de las luchas sociales y políticas de entonces. Lo mismo sucedió en las elecciones generales de 1990 en la que se presentaron 2 candidaturas de izquierda a las que le fue muy mal. La división y el fracaso se volvieron a repetir en el 2006 y se han reeditado en las elecciones recientes.

La unidad, en cambio, le dio excelentes resultados en toda la década del 80. En 1983 obtuvo la alcaldía de Lima, las alcaldías de casi todos los distritos de los conos limeños, de varias ciudades capitales de departamentos, de muchas provincias y de centenares de distritos. En 1985 la IU perdió las elecciones generales, pero mantuvo una presencia gravitante en la vida política del país hasta 1989, el año de la división. En las primeras elecciones regionales de fines de los 80, la IU obtuvo algunas presidencias y muchos consejeros en varias regiones.

Es una tontería decir que la división favorece a algunos y perjudica a otros. Se destaca el triunfo regional de Cajamarca y el éxito en pocas provincias en contraste con la derrota de Lima, pero se oculta la aplastante derrota de los partidos de izquierda que impulsaron la división en muchas provincias y distritos en donde presentaron candidatos. La verdad es que todas las izquierdas perdieron. Que unos pierdan menos que otros no los convierte en ganadores. Esta estrategia alternativa de la derecha puede tener un éxito temporal porque coincide con la autocomplacencia de Patria Roja y de T y L con los magros resultados obtenidos (salvo el caso de Cajamarca cuya victoria es importante).

¿A la izquierda le hubiera ido mejor en las recientes elecciones si hubiera ido unificada?. Sin duda que sí, de acuerdo a las experiencias pasadas. Hubiera disputado con más posibilidades de éxito en todas las regiones y hubiera obtenido mejores resultados en Lima, si, además de la unidad, hubiera sido capaz de articular una amplia coalición de centro izquierda. Hubiera encausado la radicalidad de varias regiones por los canales y las reglas de juego de la democracia quitándoles oxígeno  a los anarquistas y a los filosenderistas.

¿Es posible la unidad?. Es difícil, pero no imposible si se define con claridad los términos de la enemistad política (el pueblo que no sabe quién es su enemigo es un pueblo sin destino), se privilegian los aspectos programáticos, se controlan las pequeñas ambiciones disfrazadas de ideología, se aceptan tendencias dentro de la izquierda y se cultiva la tolerancia entre las cercanas diferencias.

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