Sinesio López Jiménez
La derecha peruana no se hace problemas en definir la política como una relación intensa entre amigos y enemigos con todo lo que eso implica: el combate a muerte y la desaparición del enemigo. Ella sabe con seguridad quien es el enemigo al que tiene que derrotar y aniquilar: la izquierda. Para ella el Perú sería un paraíso si no existiera la izquierda que la cuestione, la enfrente y la combata. Quiere engordar y hacer la siesta tranquila. La misma apuesta hizo el 2011, pero perdió en la cancha electoral.
¿Y quien es la izquierda para la derecha peruana?. Susana Villarán en Lima, Gregorio Santos en Cajamarca y todos los candidatos a los gobiernos regionales y locales que expresan y representan el descontento y la protesta de vastos sectores sociales con el establisment. El ensañamiento derechista con Susana Villarán sale de los marcos de toda política democrática. Al día siguiente de haber sido elegida, la derecha ya la estaba calificando de incapaz y pidiendo su revocatoria. Los insultos, las calumnias y las difamaciones eran el menú de todos los días de la prensa derechista.
Gracias al activismo de las mafias de todo tipo, la derecha logró imponer la revocatoria, pero fue derrotada nuevamente en la cancha electoral. Susana logró organizar una vasta coalición antirevocatoria y triunfó, pero el costo fue muy alto: perdió sus mejores cuadros en la batalla electoral y el gobierno y la gestión municipal quedaron muy debilitados. En las elecciones de Noviembre del año pasado, los bellacos revocadores (como los llamó Bedoya) no se presentaron y la coalición antirevocatoria se fragmentó, obteniendo los mejores resultados el PPC y Somos Perú.
Ahora los revocadores y sus mafias se han envalentonado y, aunque también se han fragmentado, parecen reinar casi solas en la cancha si nos guiamos por lo que dicen las encuestas. El objetivo de la derecha es desaparecer a Susana Villarán del escenario y convertir la lucha electoral en una pichanguita de los candidatos de derecha. García, el más político de todos los revocadores, no parece estar convencido de este juego y quiere más bien poner todos los huevos en la canasta de Luis Castañeda, sacrificando a su propio candidato.
A diferencia de la derecha, las izquierdas fragmentadas no saben quién es su enemigo. No saben a quién enfrentar en este proceso electoral. Algunos despistados disparan incluso contra Susana y contra el centro acusado de corrupción. Han perdido la brújula política que les ayudó a enfrentar con éxito la revocatoria. Esa brújula les señalaba que los enemigos a combatir eran los revocadores derechistas y sus mafias y para ello era necesario organizar la unidad de las izquierdas (el Frente Amplio) y una vasta coalición de centro-izquierda que les garantice el éxito.
En combate con la derecha que quiere eliminarlas, las izquierdas tienen que reivindicar su derecho a existir, a representar a los sectores contestatarios y a gobernar. Tienen 15 días para recuperar la brújula, entrar al combate contra la derecha y sus mafias y respaldar a Susana (pese a sus errores) y a todos los candidatos de izquierda en las diversas regiones del país. No todo está dicho: Ni las encuestas son la biblia en una situación de alta volatilidad política ni la prensa concentrada y sus candidatos son imbatibles.
Dr. Sinesio.
Una lectura bastante precisa de la coyuntura capitalina; no obstante, aún observo algunas dudas: ¿Es coherente hablar de izquierda y derecha, así, en singular? ¿En un mundo globalizado, es pertinente el discurso de izquierda y derecha, como en el siglo pasado?, en fin.
Tiene que haber una convocatoria a nivel nacional de la izquierda, con personalidades que tengan una trayectoria
transparente. Debe haber un programa, proyecto nacional, de un cambio de la economia, politica, a las mayorias. Se necesita inversion nacional, extranjera, pero tambien hay que industrializar al Pais.
Creo que la perspectiva anticuada de "la izquierda", encasillada en la guerra fría, le han hecho perder perspectiva y consistencia política. El mundo cambia dìa a dìa y si un colectivo no se adecua al nuevo escenario, simplemente desaparece.