Sinesio López Jiménez
Hasta ahora García no tenía quien le responda. Era el gallito que cantaba solo en el corral. A partir de ahora ya tiene una adversaria de polendas: Nadine. Esporádicamente, el ministro de Defensa, el más político de todos los ministros, contestaba sus ataques al gobierno. Ultimamente se atrevió a recordarle a Sergio Siragusa Mule, asesor de Tralima, cuyo solo nombre debe saberles a chicarrón de sebo a García y al Apra. Siragusa dijo “que en los primeros días de octubre de 1989, en Palacio de Gobierno, le entregó a Alan García Pérez, en efectivo, $ 200,000 que luego se efectuaron tres remesas con fechas 11 de octubre de 1989 de $ 300,000 en la cuenta cifrada Nº 285762361-2952735 del Barclays Bank del Gran Caimán; con fecha l4 de enero de 1990 se efectúa una remesa de $ 300,000 a la misma cuenta y el 14 de agosto de 1990, otra por $240,000 a la misma” (Diario16, 12/07/11). Este hecho fue probado por una comisión investigadora del Parlamento, el juez Dereck Schofield de Gran Caimán, la Fiscal de la Nación Nelly Calderón y el Vocal de la Corte Suprema Hugo Sivina, quien actuó como juez instructor del caso.
García sostiene que sus ataques a Humala responden al maltrato que este le da como expresidente: “Si hubiera ocurrido que se trata con respeto al exgobernante, como hice yo con Belaúnde, dándole su lugar y mencionando sus obras, todo hubiera ido bien…Pero ha venido una gentuza de bajo nivel a canibalizar de nuevo la política” (Caretas, N. 2331). La declaración es poco afortunada. ¿Busca acaso que no investiguen las acusaciones de corrupción de su segundo gobierno?. García parece creer que las obras limpian cualquier acusación de corrupción en concordancia con un dicho muy popular en AL: No importa que robe con tal que haga obra. El dicho revela la permisividad con la corrupción de la cultura política latinoamericana. En este sentido, García no debiera proclamarse discípulo de Belaúnde, un republicano que no se enriqueció con la política, sino de Odría. García es un odriísta tardío.
Llama la atención que un dirigente del Apra, de origen popular, asuma una pose aristocrática y llame al Presidente, a la primera dama y a los representantes nacionalistas “gentuza de bajo nivel”. En la extensa y exigente entrevista de Caretas, García revela su estrategia de ataque a Humala y a Nadine: “Después de año y medio en el que no hice declaraciones contra el gobierno, me doy cuenta que había en marcha un proyecto inocultablemente reeleccionista y comencé a criticarlo seriamente. Es una historia que ya viví: la única manera de eliminar a un político es trajinarlo judicialmente en lugar de criticar su modelo social y económico”. García confunde, adrede, la investigación de supuestos actos de corrupción con la persecución política y sostiene que esta obedece a la voluntad de excluirlo de la competencia electoral en el 2016.
García demanda que, en lugar de acusarlo de corrupción, critiquen “su modelo social y económico”. ¿Cuál?. Desde 1990 el modelo es el mismo: el neoliberalismo extremo. Fujimori, Toledo, García y Humala lo han hecho suyo. ¿De qué van a discutir?. La discusión sobre ese tema será con la izquierda, la única corriente política que lo critica.
En una extensa entrevista a la revista Cosas, reseñada por los diarios, Nadine responde a García: “A mí me acusan vanamente de querer manejar las instituciones para poder elegirme en 2016. Dijeron que iba a presentar no sé qué recursos al JNE, que iba a proponer alguna medida legislativa. Toda una cortina de humo para que al final él (AG) lo haga. Para que moviera sus tentáculos en el Poder Judicial y saque su recurso para quedar limpio de polvo y paja ante la Megacomisión”. El debate recién comienza. A medida que la coyuntura electoral de este año entre en calor, el debate será más intenso y agresivo con la intervención de otros protagonistas. La corrupción, la seguridad ciudadana, la desaceleración económica, el problema del transporte en las ciudades y el mismo modelo de desarrollo serán los temas de la agenda política.