Sinesio López Jiménez
El Comercio y sus satélites quieren no sólo la libertad total para ellos (sin límites ni regulaciones como existen en los países desarrollados) sino también el poder total que, en realidad, ya lo tienen y pretenden consolidar. ¿Qué es el poder total?. Es la capacidad que ellos tienen no sólo de influir en el comportamiento de otros (sus lectores), sino también de poner la agenda pública y de bloquear las decisiones de los actores sociales y políticos y del Estado y, sobre todo, de hacer que otros quieran lo que ellos quieren. Ejercen un control individual, sociopolítico y mental de la gente (Steven Lukes, 1974, 2007).
La influencia del grupo empresarial de El Comercio en diversos sectores del país es indiscutible, pero esa influencia no se ejerce dentro de un esquema pluralista y competitivo como ellos quieren hacer creer a la gente con falacias y sofismas. No es la libertad de elección de los lectores la que explica el 80% de lectoría sino el capital con el que compraron Epensa. Tampoco es la calidad del “producto”. A mí, al menos, cualquiera de sus diarios se me cae de las manos a los 5 minutos porque ya no encuentro nada interesante que leer. En esa situación cuasi-monopólica ya no se puede competir en igualdad de condiciones ni en la formación de nuevas empresas periodísticas, ni en publicidad, ni en la comunicación socio-política, ni en la lucha democrática por el poder político.
En esa situación ya no hay libertad de elección ni de expresión de todos. Sólo hay libertad de expresión de la familia Miró Quesada y sus amigos. Pero el poder de El Comercio y sus satélites no se limita a la influencia monopólica sobre el comportamiento de los ciudadanos sino que avanza hasta el control de la agenda pública. Sugiere y ordena muchas veces lo que los actores sociales y políticos y los poderes del Estado tienen o no que discutir. Imponen una agenda de acuerdo a sus intereses. Basta ver los titulares de sus diarios: “Líderes del Congreso están en contra de legislar sobre medios”-dicen- olvidando que el Congreso, independientemente de su calidad, es el representante de todos los ciudadanos y es soberano para discutir la agenda que libremente decida.
El cuasi-monopolio mediático está empeñado también en romper el acuerdo entre Gana Perú y Perú Posible para maniatar al Parlamento, aislar al Ejecutivo, generar ingobernabilidad e imponer su concentración. Su poder culmina con el secuestro de la voluntad y de la mente de algunos ciudadanos y de algunos políticos. Sorprenden sobre todo las declaraciones de total sumisión de algunos políticos de derecha, en particular del Apra y del PPC y de sus líderes. La caricatura de Carlín ha mostrado a García y a los dirigentes del Apra como guachimanes de El Comercio, ante la sorpresa de Haya de la Torre.
Más sorprendente aún es la penosa entrevista en El Comercio (13/01/14) de Lourdes Flores en la que expresa, además de pobreza en el análisis de la situación política, la voluntad de ser la humilde y sumisa servidora de la concentración mediática. El control de la mente y de las ideas (por parte de El Comercio) llega también hasta sus contrincantes (incluido Mario Vargas Llosa) que coinciden en circunscribir todo el conflicto al poco edificante poder judicial. Nadie parece escapar a las garras de El Comercio. Yo mismo me veo obligado a comprar algunos diarios del cuasi-monopolio mediático por oficio: Tengo que saber lo que piensa (!!!) la caverna.
Una opinión adicional http://ao2011actividadesdee…
Saludos Cordiales
Y es que el poder total es una dictadura que se viste con cintillas democráticas, pero aunque la mona se vista de seda, mona siempre será. O pensais que porque votamos cada cierto tiempo, obligados y legalizando una dictadura invisible que gobierna, podemos creer que somos una democracia.