Sinesio López Jiménez
Bedoya dice lo que piensa en forma clara y directa. Sin remilgos ni alambicamientos. Ha llamado a los promotores de la revocatoria de Susana Villarán bellacos que no tuvieron éxito en sus propósitos, pero que nos impusieron unas elecciones a las que hemos acudido arrastrando los pies. Y lo que es peor: los bellacos no se presentaron a competir. Para decirlo en castizo lenguaje criollo: Nos hicieron una pendejada. Ha pedido, además, una sanción para ellos. Debieran pagar los más de 200 millones de soles que han costado los dos procesos electorales perjudiciales para la ciudad de Lima. Eso no va a pasar, pero es probable que los bellacos paguen la sanción que demanda el viejo líder del PPC en las elecciones del 2014.
¿Qué buscaban los promotores de la revocatoria jalados de la nariz por la DBA?. Varias cosas a la vez. Primera, mostrar que la gestión de Susana era un fracaso. No había cumplido ni medio año, tiempo en el que generalmente los gestores estatales calientan el asiento, y ya la DBA y la mafia hablaban de mal desempeño o fracaso. Segunda, tratar de convencer a la opinión pública que la izquierda no sirve para gobernar ni siquiera una ciudad como Lima, menos al país. Tercera, desaparecer a la izquierda del escenario político. Para la DBA, el Perú será un paraíso cuando ya no exista la izquierda, esto es, cuando los de abajo acepten pasivamente la opresión de los de arriba. La DBA es facistoide. Cuarta, hacer sentir culpables a los electores que eligieron a Susana y a la izquierda. Escarmentarlos.
¿Han logrado los objetivos buscados? Sólo parcialmente. En las elecciones revocatorias la DBA y las mafias no lograron convencer a toda la derecha (el PPC se resistió) ni al centro para que las acompañaran en su aventura, tampoco pudieron desbarrancar a Susana, pero le arrebataron sus mejores cuadros. En estas últimas elecciones, su triunfo es también parcial. La izquierda ha perdido, pero ha obtenido mejores resultados de los que muchos (analistas, izquierdistas y derechistas) esperaban. La izquierda existe y seguirá existiendo mientras existan la derecha y las injusticias contra las cuales está llamada a luchar. Su crecimiento dependerá de su inteligencia política y de su capacidad estratégica para responder creativamente a los desafíos del Perú globalizado.
La derecha democrática, el PPC, y el centro derecha, Somos Perú, han triunfado sin duda. Para mí la sorpresa es Somos Perú. Alberto Andrade gana o casi gana batallas después de muerto. Los votos obtenidos constituyen un homenaje de los limeños a uno de sus mejores acaldes. Sumados los votos de los otros grupos políticos suman una posición de centro nada desdeñable, políticamente relevante. ¿Qué viene ahora en la MLM? Hay varios escenarios posibles. Por lo que se lee en la prensa cuasi-monopólica, comenzando por el papelote del decano, la derecha reaccionaria está empujando al PPC a que haga la tarea sucia que ella no puede hacer: convertir al municipio de LM en una olla de grillos al costo de producir la ingobernabilidad democrática y de sumergirla en el caos.
El mejor escenario es, desde luego, el gobierno de Susana Villarán dentro de un plan concertado con la participación de todas las fuerzas que en ella operan para dar a los limeños la gobernabilidad democrática que esperan. Suerte y prudencia aristotélica para todos. Las necesitan.
A mí lo que me parece contradictorio de estas elecciones es la participación del movimiento político del padre Arana apoyando a la alcaldesa Susana Villarán, pues no se puede despotricar del denominado neoliberalismo a nivel nacional y al mismo tiempo abogar por él a nivel municipal. Eso es oportunismo. Si el neoliberalismo funciona para la capital, ¿por qué el padre Arana duda de su éxito en todo el país? Si las inversiones son bienvenidas para Lima, ¿Por qué son rechazadas en Cajamarca? Si las mañas del neoliberalismo son aceptadas por el padre Arana en el ámbito municipal de Villarán, ¿por qué las rechaza cuando esas mismas mañas las aplica el gobierno con las demás inversiones extranjeras?
La incipiente democracia peruana es un experimento amorfo que, mientras no existan instituciones serias y conciencia polìtica en la poblaciòn, seguiràn legalizando el poder de unos pocos titiriteros.