Sinesio López Jiménez
A veces los políticos de derecha también dicen la verdad. García, por ejemplo, ha tenido la sinceridad de reconocer que es un caserito de RPP desde hace 40 años y ha proclamado a su amigo Raúl Vargas “la voz emblemática del Perú”. Sólo faltó que saludara y agradeciera a los chistosos que todos los días lo entrevistan para que haga reír a la gente con sus solemnidades. Algo parecido se podría decir hogaño de Los Comercios como decían los canillitas de antaño de los diversos diarios que anunciaban y vendían. Ahora Los Comercios ya no tienen el sentido figurado de antes sino que aluden a la realidad maciza de un casi monopolio. Entrevistas complacientes, declaraciones periodísticamente levantadas, acusaciones silenciadas, columnistas defensores a granel se pueden encontrar en todos los diarios y medios que controla El Comercio. Es la libertad de expresión de los dueños de los medios casi-monopólicos de derecha que muchas veces choca con la libertad de información de los lectores, los oyentes y los televidentes.
En el mundo moderno los políticos necesitan de los medios para difundir sus ideas, propuestas y políticas. En el siglo XIX, cuando en el Perú no existían medios de alcance nacional, ni debate público ni opinión pública significativa, la propaganda en las campañas electorales se hacía por correspondencia. Los candidatos escribían cartas a los grandes propietarios de las haciendas para que les hicieran propaganda personal entre su gente en una relación cara a cara. Los políticos no podían desplazarse mucho en el territorio porque no existían ni aviones ni carreteras. La carretera panamericana funciona desde 1945.
Cada época tiene su medio privilegiado. En la primera mitad del siglo XX la prensa escrita ha sido fundamental para la política en el Perú, además de la plaza pública. Un editorial de El Comercio se echaba abajo un gabinete. Los políticos de los 30 que buscaban el cambio–Mariátegui y Haya- sintieron la necesitad de organizar periódicos partidarios o revistas de mayor alcance intelectual y nacional, ante la hostilidad de los diarios de derecha. Ahora García no tiene la preocupación de revivir La Tribuna porque ya tiene Los Comercios. En este nuevo escenario la pregunta por un millón de soles es quien cooptó a quien. La repuesta me parece obvia: García defiende hoy los intereses supérstites de la vieja oligarquía y de los nuevos ricos.
En la segunda mitad del siglo XX con el desarrollo del mercado interno, con la relativa integración del territorio por la construcción de vías terrestres y aéreas de comunicación y con la emergencia de una esfera pública y una opinión pública nacionales todos los medios entraron a tallar en la política (la prensa escrita, la radio y la TV) y las campañas y los desplazamientos de los políticos tuvieron un alcance nacional. La plaza pública siguió siendo el escenario de las grandes manifestaciones políticas. La Prensa de los 60 inventó el manisfetómetro para medir la densidad de cada manifestación partidaria. Hasta 1989 los medios acompañaron, sin embargo, a los partidos que eran el eje central de la política.
Desde ese año en que se produce la crisis y el colapso de los partidos, estos y los electores han comenzado a girar en torno a los medios (sobre todo a la TV) y los caudillos que han devenido hoy el eje central de la política. Fernando Henrique Cardoso sostuvo en una ocasión que si Lenin viviera hoy no fundaría un partido sino que compraría una estación de TV. Bernard Manin sostiene que los medios han producido una metamorfosis del gobierno representativo y han generado una democracia de audiencia. ¿Son todopoderosos los medios de derecha?. Felizmente no. Varias veces han sido derrotados en las elecciones de las últimas décadas. Las que vienen no serán la excepción. El caserito de Los Comercios está advertido.
La opinion publica es manipulable, la derecha se esta asegurando el control de la prensa. Los candidatos presidenciales de siempre ya estan definidos , debe ganar la derecha ante tanta frustracion.
No es extraño que el tromercio, al tratar de convertir a sus lectores en objetos de consumo y entretenimiento, esté aplicando un objetivo geopolítico de su propietario chileno: alienar a la sociedad peruana y manejarla conforme a sus intereses.