Archivo por meses: agosto 2013

EL DIALOGO Y LA IZQUIERDA

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                                   Sinesio López Jiménez

El diálogo es un componente central de la política. En la democracia clásica (Atenas) la palabra (lexis) y la acción (praxis) eran momentos indisolubles de la política. En Roma republicana y en las ciudades-repúblicas italianas del Medioevo las comunidades de ciudadanos discutían y  al mismo tiempo actuaban políticamente. A diferencia del mundo clásico (democrático y republicano) en donde los ciudadanos desplegaban el debate (y la acción) en el espacio público (la polís, la civitas), el diálogo en el mundo moderno surge del espacio privado en donde los individuos discuten sobre los asuntos de interés general y critican al espacio público estatal (la monarquía absoluta) dando origen a lo que Habermas llama la esfera pública.

La esfera pública (la crítica de los ciudadanos y de la ilustración) y la acción de las logias contribuyeron decisivamente a la transformación de las monarquías absolutas en monarquías constitucionales. Las democracias liberales, ayudadas por la complejidad y extensión del mundo moderno, han institucionalizado y en la práctica han expropiado el debate  público enclaustrándolo en sus recintos parlamentarios que devinieron foros públicos. Esta función parlamentaria, sin embargo, hoy ha sido francamente devaluada y ha sido asumida, de manera deficiente, por los medios que están claramente limitados por los las ideas y los intereses de sus propietarios y de las élites.  De esa manera el debate y la acción de los ciudadanos han quedado prácticamente fuera de la política. Los ciudadanos que deliberaban y actuaban políticamente han sido transformados en electores y en votos. Eso explica, en gran medida, la emergencia y los reclamos de la democracia deliberativa y de la democracia participativa.

El diálogo parte de dos grandes supuestos. El primero sostiene que la verdad y el error están democráticamente repartidos y nadie puede reivindicar su monopolio. El segundo afirma que nadie posee tampoco el monopolio de las soluciones de los problemas y que todos, incluidos los pobres, pueden contribuir a resolverlos. El diálogo importa, además, más que por la calidad de los argumentos que se esgrimen, por la consideración de los otros que intervienen en él. El diálogo expresa una racionalidad comunicativa que toma en cuenta los deseos, las creencias, las preferencias y demandas de la gente.

La racionalidad comunicativa no elimina, pero sí controla los efectos destructivos de la racionalidad instrumental (propia del mundo moderno) que considera a las personas como cosas y las trata como tales. Un claro ejemplo de esta es el empresario capitalista que se propone como objetivo la rentabilidad y que convoca a los trabajadores (medios) para este fin y que los despide cuando ya no le son útiles. En la política pasa lo mismo. Las políticas públicas, sobre todo las políticas sociales, tratan a los peruanos y a los pobres como cosas. Los gobernantes pretenden dirigir la educación sin los maestros y contra los maestros, organizar eficientemente el estado sin y contra la burocracia, reformar la salud sin y contra los médicos. Es una locura.

Lo peculiar del dialogo de la izquierda es que ella llevará como agenda, además de algunos puntos consensuales con otros partidos (corrupción, seguridad, reforma política) otros temas que ni la derecha ni el gobierno quieren discutir: crisis y desarrollo sostenible, consulta previa, defensa de los derechos de los trabajadores, etc.

 

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EL PERU NO ES UNA ISLA

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Sinesio López Jiménez

¿El Perú vive una crisis económica? No como la del 2009 en la que el crecimiento económico bajó de 9% a 0.9%, la inversiones se retrajeron, los capitales fugaron, la exportaciones disminuyeron, los ingresos fiscales se redujeron, el nivel empleo descendió. El Perú actual no sufre una crisis de recesión de la economía como entonces, pero experimenta una desaceleración que puede culminar en una recesión. Ese es un escenario que los neoliberales se niegan a ver como posible.

¿Por qué se produjo la crisis en el 2009? El crecimiento económico del Perú del 2001 en adelante, como el de muchos países de AL, reposa en la demanda de materias primas y en los altos precios de las commodities. Este el secreto del llamado milagro económico peruano. No es obra del modelo neoliberal como creen nuestros neoliberales criollos. Con una demanda sostenida y con precios por las nubes de las materias primas cualquier modelo económico tiene “éxito”. El desempeño neoliberal en la década 1990-2000 fue mediocre, menor que el de AL entre 1945-70 (cuando existía otro modelo económico) que, en promedio, estuvo por encima del 5%.

La economía peruana no tiene motor propio para funcionar. Los principales motores que la ponen en movimiento están fuera: USA, Europa, China. Si uno de los motores se apaga, como sucedió con la crisis del capitalismo norteamericano en el 2008, la economía peruana sufre sus efectos. El Perú pudo salir rápido del escollo porque Europa y China siguieron funcionando como motores y porque tenía y tiene recursos suficientes (acumulación de divisas, deuda externa manejable, ingresos fiscales más o menos suficientes, etc) para enfrentarla.

La larga crisis europea no nos ha afectado tanto como la norteamericana. ¿Pero qué va a pasar en el Perú ahora que la crisis del capitalismo ha llegado a China?. A Krugman le “preocupa que China no sepa cómo aminorar el paso, que sea una economía bicicleta que se caerá si deja de moverse. Y, por supuesto, he sostenido –dice- que quedarse sin campesinos dispuestos a aceptar sueldos bajos crea una pared” contra la cual choca la bicicleta.  China ha decidido bajar su crecimiento a 7.5% y eso trae algunas consecuencias en las exportaciones y en los precios de las commodities.

Krugman hace algunos cálculos: “Supongamos –dice- que la economía de China experimenta una desaceleración de 5% respecto a su tendencia. Las importaciones caerían más que esto; las estimaciones típicas de la “elasticidad de ingreso” de las importaciones (el cambio porcentual generado por un cambio de 1% en el PIB, manteniendo todo lo demás constante) son de alrededor de 2. Entonces, podríamos estar viendo una caída de 10% en las importaciones chinas; un impacto adverso para el resto del mundo de una décima parte de 3%, o 0,3% del PIB. No es nulo, pero tampoco catastrófico”.

El impacto en los precios de los commodities es más importante: “China es un consumidor importante de materia prima (por ejemplo, aproximadamente 11% del consumo de petróleo del mundo). Una caída drástica en la demanda china podría llevar a disminuciones importantes en el precio de las ‘commodities.’ Entonces, el impacto sobre la bicicleta (china) podría ser más importante para los países que venden materia prima, ya sea a China o no, que para los exportadores de China” (LR, 05-08-13).  Si esto es así, ¿Porqué los políticos neoliberales se niegan a ver la inminencia de la crisis de la economía peruana?.

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EL MITO DE LA CLASE SALVADORA

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Sinesio López Jiménez

Previendo el fin del ciclo exportador de minerales, nuestros liberales criollos se han echado a buscar a los salvadores del posible naufragio y creen haberlos encontrado en la clase media que es consumidora y al mismo tiempo un semillero de emprendedores. Esta búsqueda forma parte del mito de la clase salvadora. Hernando de Soto creyó encontrarla en los informales; el marxismo, en el proletariado; los liberales de los países avanzados, en la burguesía. A esta  nueva clase media se le atribuye una función económica, diferente a la de la clase media tradicional (compuesta de profesionales liberales y de burócratas) cuya función ha sido principalmente política. Como sostuvo Carlos Franco, la clase media tradicional distribuye conciencias, ideologías y cuadros políticos a las otras clases sociales. Era y es una clase media ilustrada mientras la nueva clase media (que nace del comercio y los servicios) está constituida por cachueleros exitosos, pero iletrados.

Más allá de los mitos, las sociedades modernas (de individuos y clases sociales) más o menos integradas han tenido y tienen élites dirigentes que han construido un orden social (económico, político, cultural) a través de un proyecto nacional que toda la sociedad comparte y hace suyo. Ellas son las clases dirigentes de las que hablaba Gramsci. Esta es justamente la carencia peruana (y de otros países de América Latina) que es la fuente permanente de inestabilidad. Montesquieu sostenía que los equilibrios políticos no se basan sólo en las instituciones sino también en los equilibrios sociales. Este es otro tema de  la agenda posneoliberal.

Otro tema de agenda con incidencia política es el cambio cultural. Dos problemas han surgido en este campo en las últimas décadas: el individualismo y el carácter pluricultural del país. Por un lado, el avance en la sociedad de mercado implica un avance en la sociedad de individuos y, en menor medida, del individualismo posesivo, pero este no es tan importante como creen los neoliberales. La demanda de Estado y de comunidad (estatismo-comunitarismo: 38%) y la de estado y mercado y  libertades individuales (estatismo-liberalismo: 43%) siguen siendo de lejos las más importantes en una encuesta del 2005. Por otro lado, lo que caracteriza al Perú es una multiculturalidad compleja (plural en el caso de la selva y semi-plural en el caso de  los quechuas y los aymaras usando los términos del politólogo Lijphart).

El terrorismo sigue siendo un problema que marca la agenda y ha traído una serie de consecuencias que hasta hoy perduran. Por un lado, produjo lo que Schmitt llamó una situación excepcional (caos legal, político, militar) y de ella nacieron la dictadura y el fujimorismo. Por otro, el miedo al terror generó más conservadurismo (y más anti-izquierdismo) en la sociedad, la desmovilización de los sectores populares y la desdemocratización del país.

Finalmente, el neoliberalismo no ha resuelto ninguna de las grandes divisiones estructurales o clivajes (étnico-racial, centralismo-descentralización, nación-imperio, social o de desigualdad, la brecha estado-territorio,  etc) que ponen en tensión a las diversas fuerzas sociales del país. Ellas seguirán motorizando los diversos conflictos sociopolíticos en los próximos años.

 

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LA AGENDA POST-NEOLIBERAL

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Sinesio López Jiménez

El fin del largo ciclo exportador de materias primas que dio alas al neoliberalismo obliga a los académicos, a los políticos, a los actores sociales y empresariales a plantear una nueva agenda de debate. Los puntos más importantes son los siguientes:

  1. Los cambios en el modelo de acumulación y de desarrollo. Es probable que la crisis actual induzca a la definición de políticas anti-cíclicas y al cambio del equipo económico y la búsqueda del desarrollo sostenible impulse un modelo basado en la demanda (más empleo, más distribución del ingreso y un rol más activo del Estado)  que sustituya al que se basa en la oferta (menos empleo, menos inflación y menos regulación del mercado).
  2. La re-evaluación de la política y del Estado que el neoliberalismo ha devaluado desde 1990 en adelante para imponer la primacía del mercado. Esta re-evaluación, aparte de liberarnos de los sacerdotes del mercado que agreden la inteligencia en casi todos los medios, puede contribuir a que las propuestas de nuevos diseños institucionales (en el sistema electoral, en el sistema de partidos, en los aparatos del Estado, etc) se puedan concretar.
  3. Los cambios en la estructura social. Los más importantes son los siguientes: Reducción, desarticulación y ruptura de la base material de la acción colectiva de los obreros; descampesinización acelerada en las diversas regiones del país; informalidad creciente (cerca del 70% de la PEA); crecimiento significativo de una nueva clase media  basada, ya no en el Estado, sino en el comercio y los servicios. Es necesario investigar sobre los nuevos dueños del Perú. Estos cambios implican grandes problemas en la representabilidad (posibilidad de los grupos sociales de ser representados en la política) y en la representatividad (capacidad de los actores  políticos para recoger, agregar y canalizar demandas, intereses y apoyos).
  4. Los cambios en las relaciones entre las ciudades y el campo. Pese a que hay un déficit de más de 80 mil Km. de caminos rurales se ha producido un mayor acercamiento entre la ciudad y el campo. El mercado y el Estado han llegado un poco más al campo. En algunas aldeas rurales existen los celulares y en menor medida el internet. Estos cambios tienen fuerte incidencia en el mercado y en la política.
  5. La presencia de nuevos movimientos sociales (el feminismo, los movimientos juveniles, las asociaciones culturales, el movimiento gay, etc.) y el debilitamiento de los antiguos (movimiento obrero, campesino y de pobladores). El más importarte de los nuevos movimientos es el socio-ambiental que se bifurca, por un lado, en un movimiento antiminero (el caso de Cajamarca) que no quiere extractivismo sino otra forma de desarrollo y,  por otro, el movimiento (mayoritario) que negocia con la minería las condiciones de exploración, explotación y distribución.
  6. El colapso de los partidos que ha traído varias consecuencias políticas (volatilidad electoral, fragmentación política, caudillismo, disminución de la calidad de la representación, sobrepresencia de los medios y los poderes fácticos, democracia sin partidos) y replantea nuevas formas de pensar, diseñar y hacer la política.
  7. En otra ocasión volveré sobre otros puntos de la agenda como los cambios culturales, el nefasto legado político del terrorismo, la crisis del Estado-nación y la globalización.

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DESENCUENTROS Y ENCONTRONAZOS

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Sinesio López Jiménez

El choque entre la complacencia del discurso presidencial del 28 de Julio y el disgusto de la gente en las encuestas y en las calles caracteriza la situación política actual. Se puede resumir el discurso de Humala en tres tesis centrales.

  1. El crecimiento por la demanda de los recursos naturales parece estar llegando a su fin, pero el Perú puede defenderse porque ha acumulado recursos suficientes para seguir creciendo y diversificándose.
  2. Ahora “ya no se trata sólo de crecer para incluir sino también de incluir para seguir creciendo”.
  3. El crecimiento y la inclusión requieren “reorientar el Estado, priorizar los gastos, gastar bien y rendir cuentas”. La presencia del Estado en todo el territorio requiere una serie de reformas (tributaria, servicio civil, educación, salud, políticas sociales).

El problema de estas tesis es que todas ellas chocan con las exigencias de la situación internacional y nacional.

  1. La crisis internacional requiere un cambio del equipo económico y de las políticas económicas: impulsar la demanda interna con más empleo y mejor distribución del ingreso y con un rol más activo del Estado. El gobierno de Humala sigue con el mismo equipo y las mismas políticas neoliberales (siete medidas de confianza para estimular la inversión minera en desmedro de los trabajadores y del interés público).
  2. Incluir para seguir creciendo requiere no sólo el despliegue de políticas asistencialistas (para los sectores más pobres) sino también el impulso de un modelo sostenible de desarrollo que diversifique la economía, empuje el crecimiento de los mercados internos y añada valor agregado a las exportaciones.
  3. La reforma del Estado no consiste en adecuar el Estado a las exigencias del neoliberalismo sino a las necesidades del desarrollo sostenible, de la soberanía y de la democracia. Uno de los problemas principales del Estado es su captura por la CONFIEP  y el neoliberalismo que impide la realización de una reforma que permita organizar un Estado autónomo, democrático, eficaz y efectivo. Castilla ha prostituido el lenguaje cuando llama reformas a los  ajustes administrativos que viene haciendo.  Además de las reformas del Estado,  la crisis de las instituciones exige, un conjunto de reformas políticas sobre la representación, los partidos, la forma de gobierno, la constitución y la designación de las autoridades en las instituciones estatales.

El peligro que encierran estos desencuentros y encontronazos entre el poder político y los ciudadanos es que Humala puede terminar abruptamente su gobierno como Lucio Gutiérrez de Ecuador, quien terminó expulsado por la izquierda y los indigenistas que lo eligieron.

 

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