Sinesio López Jiménez
El reposo del guerrero, el excelente titular de La Republica, no sólo anunciaba la muerte de JDC sino que resumía también toda su vida. Javier fue, en efecto, un guerrero y un decisionista en la política como lo fue Lenin en el lado revolucionario y Carl Schmitt en el lado reaccionario. Para el decisionismo la política es la forma de definir a los enemigos contra los hay que luchar y derrotar y de los aliados a los hay ganar para obtener la victoria. Las situaciones de injusticia se resuelven a través de una decisión revolucionaria.
Javier tenía un sentido heroico de la política. Fue una actitud heroica, sin duda, renunciar a las comodidades de la clase alta en la que había nacido y asumir los ideales de justicia y de solidaridad con los de debajo de la escala social. Igualmente lo fue su ingreso a la militancia en Vanguardia Revolucionaria (VR) a fines de los 60 guiado por la aureola de la revolución cubana. Fue heroico también el abandono de las aulas universitarias para partir a organizar a los mineros en la sierra central. Hicieron lo mismo varios jóvenes de su generación.
De ese modo ayudó a la formación del clasismo, el vigoroso y combativo movimiento sindical igualitarista que, gracias a su capacidad de negociación centralizada, conquistó una distribución más justa del ingreso en los 70 del siglo pasado. Combatió a la dictadura velasquista porque a través de las reformas anti-oligárquicas quería evitar la revolución democrática y socialista. La lucha contra la dictadura conservadora de Morales Bermúdez acercó a la izquierda y al velasquismo radical y los colocó en la misma trinchera en el momento de la transición democrática (1978-1980).
Desde la UDP, un frente que articulaba a VR y al MIR, bregó por la formación de la Alianza revolucionaria de izquierda (ARI) pero fracasó. Pese a ello, la izquierda alcanzó más de un tercio en las elecciones para la Asamblea Constituyente. Desde entonces Javier se convirtió en uno de los más brillantes parlamentarios de las últimas décadas. En esa etapa vivió seguramente las tensiones entre la democracia y la revolución. Fracasado el ARI, la izquierda se presentó dividida en siete candidaturas a las elecciones generales de 1980 y sufrió, desde luego, una derrota aplastante. Javier, sin embargo, fue elegido diputado (1980-1985) y senador (1985-1990). Fue un brillante orador y un polemista de fuste. Odiado y temido por los gobernantes de turno, los ricos y los corruptos. Javier diferenció y a la vez unió la política con la ética.
En los 80 Javier impulsó la formación del PUM y también de la IU que articulaba a casi todos los partidos de izquierda para enfrentar a los intentos neoliberales de Belaúnde, el populismo demagógico de García y el terrorismo. En ambas agrupaciones Javier ocupó las posiciones más radicales. Fue el jefe de los libios contra los zorros en el PUM y lideró a las corrientes intransigentes contra la moderación de Barrantes en la IU. El terrorismo y el populismo produjeron tensiones y disensos en la izquierda de entonces y terminaron dividiéndola en el Congreso de 1989.
Enfrentó y sufrió los embates del terror de SL y del Estado en los 80 y los 90. Participó activamente en la lucha por la democracia y por la defensa de los derechos humanos y contra la corrupción y los crímenes del fujimorismo en esas décadas y después. Javier, hombre honesto y adalid de las causas justas, descansa en paz.
El reconocimiento, a Javier Diez canseco el de un politico comprometido con su pueblo, toda su vida dedicada a la politica, su ultima lucha contra el cancer. Lo malo es que los homenajes, reconocimientos es cuando esta muerto.