Sinesio López Jiménez
La corrupción no es lo peor de la política sino su impunidad. Esta desmoraliza a la sociedad, la induce al rechazo de la política o la hace éticamente permisiva. Y lo peor de lo peor es que los corruptos se sienten limpios de polvo y paja y pretenden ser reelegidos para algún cargo público para volver a las andadas. (Esto es lo que buscan los que mueven los hilos de la revocatoria de Susana Villarán). La corrupción existió siempre en todas las formas de gobierno, incluso en los gobiernos republicanos clásicos que fueron las formas más éticas de gobierno porque ellos tenían como valor central el bien común. Atribuían la corrupción a la falta de participación y de control del gobierno representativo por parte de los ciudadanos. En ellos el control vertical (ciudadano) era más fuerte que el control horizontal (institucional).
En los gobiernos liberales, en cambio, los controles institucionales pesan más que el control vertical. Cuando estos controles son autónomos funcionan bien y cumplen eficazmente su rol de fiscalización, pero cuando pierden su autonomía la corrupción puede operar a sus anchas. Eso explica el interés de los gobiernos corruptos y de sus partidos de gobierno por capturar a las instituciones de control horizontal. El objetivo de la captura es blindar a los funcionarios del gobierno para evitar los controles y la sanción por corrupción. En el Perú de estas últimas décadas hemos tenido dos formas de captura de estas instituciones. La primera, la del fujimontesinismo, compró a los principales funcionarios de las instituciones de control (casi todos fueron a la salita del SIN o recibieron una asignación económica especial).
La segunda, la del alanismo principalmente, colocó a sus cuadros partidarios o simpatizantes en los cargos directivos de las diversas instituciones de control con la finalidad expresa de blindar a García y a los funcionarios de su gobierno. El fujimorismo actual hace uso también de esta forma de captura. Fujimoristas y apristas ocupan los cargos directivos de algunas instituciones de control. La Contraloría parece ser el modelo de este tipo de captura. Sería interesante que el Congreso haga una investigación al respecto.
Las maneras de blindar son múltiples y cada institución tiene un propio modus operandi. Enumero un listado de formas de blindaje que aparecen todos los días en los medios de comunicación: Hacerse de la vista gorda frente a evidentes delitos; dejar de investigar lo importante, dedicarse a la chuchilla para que puedan operar los peces gordos; eludir la acusación fiscal; emitir fallos exculpatorios de evidentes delitos; otorgar sanciones benignas; demorar la sanción hasta que los delitos de corrupción prescriban.
El blindaje de los políticos corruptos no sólo genera impunidad sino también legitimidad. Muy sueltos de huesos, ellos afirman que todas las instituciones los han investigado y han salido limpios de todo tipo de acusación. Algunos políticos corruptos han encontrado otra forma de legitimarse: la construcción de obra faraónica si los recursos lo permiten. Entonces entra a tallar la cultura política permisiva según la cual el corrupto “roba, pero hace obra”.
CAPTURAR PARA BLINDAR
[Visto: 1142 veces]
La corrupcion se da todo nivel, pero esto tiene que cambiar, si queremos un Peru nuevo. Lo malo que la corrupcion va con la impunidad.otra perla mas, a muchos periodistas por defender la verdad,los enjuician, o se van presos, pierden su trabajo.
Apreciado Sr. Sinesio lopez:
Resulta dificil de creer que casi el 70% de los vecinos de Lima que han mostrado su intención de votar por el SI a la revocatoria puedan ser corruptos o movidos por hilos de corrupción.