Sinesio López Jiménez
De los múltiples debates políticos y periodísticos sobre el terrorismo, el Movadef y las distintas formas de combatirlos se han ido configurado con cierta claridad tres estrategias básicas: la réplica de la estrategia del terror de Fujimori y Montesinos, la estrategia de la ilegalización y de la ilegalidad y la estrategia de la derrota total. La primera es defendida, aparte del fujimorismo, por la DBA y sus voceros periodísticos y políticos que están regados en las distintas agrupaciones de derecha. Esta estrategia confunde todo, otorga la misma identidad y el mismo peligro al terrorismo del VRAEM, a Sendero Luminoso, al Movadef y pretende meter en el mismo saco a la izquierda legal.
Esta confusión proviene de la desinformación, de la pereza mental, del interés, de la ideología recalcitrante o, simplemente, de la falta de inteligencia estratégica. Su versión extrema pretende negar la calidad de peruanos y de ciudadanos a los integrantes de estas diferentes organizaciones, negarles sus derechos humanos y acabar con ellos a como dé lugar, incluido desde luego el terror. Coloca por delante el componente militar de la estrategia sobre los componentes políticos y de inteligencia y no se haría problemas si pudiera organizar comandos del tipo Grupo Colina o Rodrigo Franco.
La estrategia de la ilegalización y de la ilegalidad es sostenida por el gobierno de Ollanta, por algunos sectores del nacionalismo y por los partidos de centro derecha. En este campo hay precisiones y confusiones. Me parece que, a estas alturas, el gobierno ya tiene claro contra quienes está combatiendo en el VRAEM aunque, hasta ahora, no logre avances importantes ni en el campo político ni en el militar ni en el de inteligencia. Existe una confusión, sin embargo, en la identificación de Sendero Luminoso con el Movadef. La negación de la inscripción electoral –correcta mientras no renuncie a la violencia ni a la ideología senderista del terror- y la peligrosa propuesta del negacionismo se inscriben en esta estrategia. Esta es ineficaz porque, por un lado, no ofrece salidas sino sólo represión y victimiza al Movadef y, por otro, saca el problema del campo político para desplazarlo a otros campos (movimientos sociales, vuelta a la violencia y al terrorismo).
La estrategia de la derrota total es defendida por la izquierda legal que sostiene que en el VRAEM opera una banda armada (rechazada por SL pero con rezagos senderistas) al servicio del narcotráfico que es necesario derrotar tanto en el campo político como en el militar. Afirma asimismo que SL y el Movadef tienen elementos comunes de identidad (la cúpula y la ideología del Movadef son senderistas), pero presentan también diferencias (el Movadef no hace terrorismo, la mayor parte de sus integrantes -en especial los jóvenes- no son ni han sido senderistas).
Esta estrategia se basa también en un dato fundamental: SL ha sido derrotado en el campo militar, pero no en el político. Su derrota es, en este sentido, parcial y es necesario transformarla en total. Una derrota es total cuando el enemigo asume las reglas y el comportamiento que le impone el vencedor. La democracia habrá derrotado totalmente a SL y al Movadef cuando estos renuncien a la violencia como forma de acceder al gobierno, pidan públicamente perdón por los miles de asesinatos que cometieron y asuman las reglas de juego de la democracia.
DE LA DERROTA PARCIAL A LA DERROTA TOTAL
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