GOBERNAR POR SORPRESA

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Sinesio López Jiménez
Decidir rápido, cultivar el secreto, evitar el debate público, sorprender a las oposiciones y a los ciudadanos, tomarlos desprevenidos, ese parece ser el estilo de Humala y su gobierno en estos últimos meses. Este estilo contrasta con el de los primeros meses de gestión, caracterizado más bien por la lentitud y el inmovilismo que a muchos ( de los que participábamos en el gobierno entonces) nos llamaba la atención y nos irritaba porque chocaba con los postulados y la dinámica de lo que debía ser un gobierno de la gran transformación. En realidad, la marcha de tortuga de esos primeros meses se debía a la inexperiencia de gobierno, a la desconfianza de Humala, a la concentración de las decisiones en la pareja presidencial, a las necesidades del aprendizaje gubernamental y a los compromisos del viraje hacia derecha.
Las medidas más importantes del gobierno de estos últimos meses sorprenden por la rapidez con la que se deciden. La reforma de las AFP fue fulminante. Se festinaron trámites, los interesados no tuvimos tiempo de enterarnos de qué se trataba, los gestores no tuvieron derecho al pataleo, las oposiciones del congreso y la misma prensa de derecha fueron sorprendidas por la rapidez de la decisión de la reforma. Sorprende sobretodo porque el más apurado para que salga esta reforma lo más pronto posible era el ministro Castilla, el representante del gran capital en el gobierno. La delegación de facultades al Ejecutivo para que proponga una reforma tributaria y la rapidez con la que esa supuesta reforma (que es sólo administrativa, pero que no cambia ni la presión ni la estructura tributaria regresiva) ha sido realizada también sorprende.
Lo mismo sucede con las reformas de las FF.AA y la Policía cuyas propuestas serán tratadas en secreto, sin debate público como si a los ciudadanos no nos interesaran la Defensa Nacional y la seguridad interna. Sometidas a la lógica del secreto esas reformas se limitarán a cambios en las escalas salariales (a cargo de los neoliberales del MEF) y a un endurecimiento de las fuerzas armadas y policiales con los ciudadanos descontentos y contestatarios del injusto orden neoliberal vigente. Felizmente la propuesta de una nueva ley del magisterio, diseñada entre gallos y medianoche sin participación de los padres de familia y de los mismos maestros, no siguió la misma suerte y ahora está abierta al debate público con la oposición feroz de las derechas a una propuesta que, al parecer, es mejor que las leyes vigentes, razón por la cual no tiene sentido la intención del gobierno de mantenerla casi en secreto y de evitar un amplio debate sobre la misma.
Sospecho que este nuevo estilo de gestión gubernamental basado en el secreto y la sorpresa tiene que ver con el predominio creciente del grupo neoliberal en el manejo del gobierno. Ese es el estilo de gestión típico del neoliberalismo en América Latina. El diagnóstico neoliberal sobre la gobernabilidad en AL es que ella choca con la democracia en la medida que esta, al abrir las puertas a las demandas de la gente, potenciar la presión social y favorecer el escrutinio público y la transparencia, impide la eficacia decisional. Todo eso genera, según los neoliberales, una parálisis decisoria de los gobiernos que es necesario evitar. Para ello proponen concentrar el poder en la cúpula presidencial y tecnocrática, defender su centralidad en las decisiones, aislar y autonomizar el estado de la sociedad para evitar la presión social y el escrutinio público, decidir en secreto y con sorpresa, apurar las decisiones, gobernar con decretos de urgencia, desplegar un hiperactivismo legislativo del Ejecutivo en desmedro del parlamento y aplicar las políticas neoliberales desde arriba sin participación y contra la voluntad de los ciudadanos.
El estilo neoliberal empata bien con un estilo militar y autoritario, propio de los cuarteles, que ve la sorpresa, no como una traición, sino como una virtud en la lucha contra el enemigo y que cree que el diálogo y el debate público son una pérdida de tiempo. El gobierno por sorpresa no sólo vulnera la democracia sino que impide la rendición de cuentas (accountability) y potencia la corrupción. Es más: el gobierno por sorpresa presenta como reformas lo que apenas es un conjunto de ajustes neoliberales que allanan el dominio pleno del capital (los grandes grupos empresariales) en todos los campos de la vida social.
Mi hipótesis es que el gobierno por sorpresa se va acentuar en el futuro a medida que el grupo neoliberal en el gobierno incremente su poder en todos los ministerios y que la oposición democrática, las izquierdas y los movimientos sociales se lo permitan. Mientras tanto casi todos los días los que perdieron las elecciones pero gobiernan despiden a los que las ganaron y que legítimamente ocupan sus puestas de mando en el gobierno. Todo eso con el visto bueno de la pareja presidencial. Si esta es la relación de fuerza en el gobierno, la pregunta que surge de inmediato es: ¿Cuál es el rol y la propuesta del Primer Ministro en este juego?. Lo sabremos cuando se presente en el Congreso para obtener el voto de confianza.

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